jueves, 4 de julio de 2019

Existence #3: Capítulo 3

Lali.

A pesar de que era un club para mayores de dieciocho años, Rochi consiguió meternos sin problemas. Yo había comenzado a rehusarme a entrar pero Euge estaba toda emocionada cuando el portero nos hizo una seña con la mano hacia adentro. Tenía que entrar para mantener a Euge lejos de los problemas.



—Deja de fruncir el ceño, Petisa. No está tan mal. Relájate —dijo Rochi mientras nos abríamos camino hacia una de las mesas vacías.

—Mi nombre es Lali —le informé.

—Solías ser más divertida —murmuró. ¿Qué diablos quería decir con eso? Nos conocimos hace seis horas máximo. Estaba a punto de preguntarle sobre su comentario cuando un chico dio un paso frente a mí.

—Hola, preciosa. Eres nueva aquí. Recordaría ojos como esos si los hubiera visto antes.

Dejé escapar un suspiro cansado y levanté la mirada hacia él. 

—¿En serio? ¿Eso es lo mejor que tienes? —Pregunté arqueando una ceja.

Su ceño confuso me molestó, así que caminé a un lado de él.

—¡Cruel! Me gusta. —Rió Rochi entre dientes mientras tomábamos nuestros asientos en la barra.

Euge me agarró del brazo y tiró de mí cerca de ella. 

—No mires ahora, pero Gastón está aquí —susurró con entusiasmo en mi oído.

Sabía que Gastón iba a la Universidad de Tennessee, una ciudad  cercana a nosotras, pero no esperé encontrarme con él tan pronto, especialmente no en mi primera noche en la universidad. Comencé a mirar hacia atrás, pero Euge me apretó el brazo con fuerza. 

—Te dije que no mires. Está con una chica. Están bailando muy cerca y bueno, creo que podría estar follándose a su pierna.

—¿Qué quieres beber, Petisa? —Preguntó Rochi con voz burlona al decir mi nombre ya que la había corregido antes.

—Una Coca-Cola estaría bien —dije, volviendo mi atención del agarre mortal de Euge en mi brazo hacia Rochi, quien se encontraba sentada en un taburete, como si ella fuera en realidad lo suficientemente mayor para ordenar algo más que un refresco.

—¿Quieres una Coca-Cola? ¿Por qué no estoy sorprendida? — Respondió poniendo los ojos en blanco. Su mirada se movió de mí hacia algo sobre mi hombro—. Bueno, mierda. —Murmuró.

Curiosa, me di la vuelta y mis ojos se encontraron con los de Gastón. Él de verdad bailaba con una chica que podría estar follando su pierna. Sus manos tocaban el trasero de ella y le susurraba algo en el oído, o al menos eso hacía hasta que me vio. Su expresión de sorpresa me hizo sonreír. Estoy segura de que él no tenía idea de que yo estaba en Boone. No había hablado con él desde el funeral de Nico. Sonreí y lo saludé con la mano y me di la vuelta para ver a Rochi. Ella me miraba de cerca, como si necesitara tirarme al suelo en cualquier momento. ¿Cuál era su problema? Ella era tan extraña como para hacerme sentir nerviosa.

—¿Lo conoces? —Me preguntó, cambiando la mirada de hacia Gas.

Me encogí de hombros, tomé mi Coca que el camarero colocó delante de mí. 

—Sí, él solía ir a mi instituto —le expliqué. No quise explicarle que fue mi novio durante tres años. Probablemente me avergonzaría de alguna forma con esa información.

—Él fue su novio por tres años. Eran inseparables. —Intervino Euge con su jugoso momento de cotilleo. Tendré que agradecerle después por eso.

—Hmmm... Bueno Petisa, necesitas decidir qué harás porque aquí viene —dijo Rochi. Parecía molesta. 

Genial.

—¿Lali? —El tono de sorpresa de Gas me hizo desear haberme quedado en el dormitorio esta noche. No me encontraba de ánimos para esto ahora. Especialmente con Rochi vigilando todos mis movimientos.

Tomé una respiración profunda, forcé una sonrisa en mi rostro, y me di la vuelta para mirar a Gastón

—Hola, Gas. 

—Hola, Gas. Un gusto encontrarte aquí —dijo Euge con una risita.

—No puedo creer que estén aquí —dijo Gas, con una enorme sonrisa en su rostro—. ¿Qué están haciendo aquí?

—Estamos en Boone —le expliqué.

—¿Boone? ¿En serio? ¿O sea que viven a sólo treinta minutos de mí? —La emoción en su voz me sorprendió. Habíamos terminado hace casi un año y medio. No era como si tuviéramos muchísimo tiempo sin vernos.

—Sip. Nos mudamos hoy —dijo Euge antes de darle otro trago a su coctel Shirley Temple. Al menos, yo creía que era un Shirley Temple. Seguramente Rochi no le había ordenado algo con alcohol.

—¿Ibas a llamarme? ¿Decirme que estás justo a la vuelta de la esquina? —La atención de Gastón estaba puesta en mí, pero yo observaba a la rubia que había estado follándose a su pierna. La expresión en su rostro no parecía muy feliz. La miré acercándose a nosotros y envolver sus brazos alrededor del brazo de Gastón. Volví mis ojos de su mirada enojada hacia la repentina mirada tensa de Gastón.

—¿Y quiénes son tus amigas, Gasti? —Preguntó la chica, presionándose más cerca de él.

Tuve que morder mi labio para evitar reírme con lo de “Gasti”. Euge me pateó y escuché su risa ahogada. A ella también le divirtió lo del apodo.

—Uh, ella es uh… —tartamudeó.

Decidí salvarlo de su momento de pánico y le sonreí a su nueva novia. 

—Hola. Soy Lali y esta es Euge. Estuvimos en el instituto con Gas. —Quería tanto decir Gasti, pero me contuve porque sabía que si lo decía estallaría en carcajadas.

Levantó su mano y la pasó a través del cabello rubio enmarañado de Gastón mientras mantenía sus ojos en mí. Al parecer, yo era con quien menos  se encariñó. 

—¿En serio? Él nunca las mencionó.

Eso era un poco sorprendente. Dado que terminamos el verano en que él se fue a la universidad. Me imaginé que me habría extrañado al menos un poco. Supongo que imaginé mal. Me encogí de hombros. 

—No debe estar tan alto en su radar de importancia —contesté.

Miré a Gastón y le sonreí. Me cansé de esta divertida conversación. Pude ver el ceño fruncido en su frente y decidí alejarme mientras podía. Lo último que quería era que él o Euge ahondaran en nuestro pasado.

—Fue lindo verte de nuevo, tal vez volvamos a vernos otra vez en los próximos tres años. —Me di la vuelta en mi taburete y dejé que mi sonrisa falsa se disolviera. Ahora, era su turno de irse. Habíamos tenido nuestro momento extraño. Es hora de continuar.

—¿Tu número celular sigue siendo el mismo? —Preguntó Gas. Diablos. ¿Este chico no entendió la indirecta? No estaba interesada en él. Él había seguido adelante. Por Dios.

—Sip. Su número no ha cambiado —dijo Euge cuando fue obvio que yo no le iba a decir.

Esta vez pateé a Euge.

—¡Ay! —Gritó ella.

—Deshazte de ellos —le susurré a Rochi, quien estaba sentada allí, sorprendentemente callada viendo todo el asunto.

Ella me guiñó un ojo y puso su atención de nuevo en Gastón. 

—Al parecer Lali no tiene ganas de seguir con la charlita, Gasti. Así que tú y tu novia pueden regresar a la pista de baile a follar. Estaban entreteniéndonos antes.

Cubrí mi rostro con mis manos. ¿Por qué confié en ella para manejar esto?

Euge estalló en un ataque de risa y se dio la vuelta en su taburete también lejos de ellos. Mantuve mis ojos cerrados con fuerza con la esperanza de que ellos ya se hubieran ido. No quería que Gas pensara que había estado viendo su sucio baile.

—Se han ido. No hay de qué. —Anunció Rochi y levantó su vaso vacío en el aire, agitando el hielo en él—. Es un poco lindo, pero creo que esa chica tiene uñas listas para cortar a cualquiera que se acerque.

—Eso pude ver —le respondí y bebí lo que quedaba de refresco en mi vaso.

—Aún está enamorado de ti —dijo Euge, dándome un suave codazo. ¿Estaba ciega? Gastón ya salía con alguien más. Él siempre ha sido educado y amable con todos. Por supuesto que lo sería con nosotras. Hicimos juntos todo desde el momento en que estuvimos en el primer año hasta el año en que él se graduó antes que nosotros.

—No, no lo está. Además, no me interesa.

Euge suspiró e hizo un puchero.  

—Nunca estás interesada. Hoy ni siquiera fuiste consciente de lo sexy que es Peter Lanzani.

En eso se equivocaba. Fui muy consciente de lo sexy que era Peter Lanzani. Se necesitaría ser ciega para pasar por alto ese hecho e incluso   así, yo podría verlo. Su voz era hipnótica. Pero hablábamos del cantante de una banda de rock. No es mi tipo. Su tipo sería una chica con el suficiente tiempo libre para tenerla desnuda y en una cama. Luego la olvidaría. 

—Lo noté. Sólo que no me importó. No me gustan los rockeros. Eso es lo tuyo.

Rochi se aclaró la garganta y puse mi atención en ella. 

—¿Qué tienes en contra de los músicos?

—El hecho de que tienen una chica diferente cada noche. Sexo, drogas y rock and roll —le contesté.

Rochi me estudió por un momento, luego asintió lentamente como si estuviera de acuerdo. 

—Quizás, pero Peter no es el típico cantante.

—Claro que no —respondí, dejando que el sarcasmo se asomará en mi voz—. No estoy de humor para hablar de eso. ¿Cuánto tiempo tenemos que quedarnos aquí?

—Acabamos de llegar, Lali. Ningún chico lindo me ha invitado a bailar aún —se quejó Euge, mirando por encima de sus hombros por si alguien estuviera mirándola.

—Bueno, está bien. Esperaremos hasta que puedas bailar, ¿luego podemos irnos?

—Te has vuelto aburrida, Petisa —murmuró Rochi.

¿Qué le pasa? ¿Por qué sigue llamándome Petisa? Sabía que mi nombre es Lali. ¿Y por qué sigue refiriéndose a mí como si ya nos hubiéramos conocido desde hace tanto tiempo? ¿Usa drogas? Ella había estado en la parte trasera de la motocicleta de Peter Lanzani hoy. Tal vez era una fan. ¿No es cierto que las fans toman drogas y se acuestan con los chicos de la banda?

—¡Oh, chicos! —Gritó Euge tranquilamente y tiró de mi brazo. Dos chicos estaban de pie detrás de nosotras. Uno de ellos me resultaba familiar; debo haberlo visto en alguna parte antes.

—Mucho gusto en conocerte, Tacho —dijo Euge con su dulce voz. La que ella creía que era sexy y que sólo usaba cuando un chico atractivo hablaba con ella. El chico que me parecía familiar estaba muy enfocado en ella. Pasó una mano a través de su cabello rubio que se rizaba en las puntas, dándole un aspecto desordenado. Me gustaba. No estaba segura de por qué exactamente, pero lo aprobaba.

—Esta es mi amiga, Lali —le anunció Euge a los chicos—. Lali, ellos son Tacho y Luca. Los dos van a la UT.

Luca dio un paso hacia mí. 

—Si bailas conmigo, pienso que tu amiga bailaría con Tacho, y si lo has notado, él prácticamente está babeando. No le ha quitado los ojos de encima desde que entraron aquí. —La sonrisa burlona en su rostro mientras miraba a Tacho alivió cualquier preocupación que tenía. No coqueteaba conmigo. Él estaba aquí para ayudar a Tacho. Me puse de pie y tomé la mano que Luca me había ofrecido.

—Me encantaría bailar —le sonreí a Euge—, dale al chico un poco de crédito. —Le dije haciéndola reír mientras se ponía de pie y deslizaba su mano en la de Tacho. Él la miraba fijamente, como si le hubieran obsequiado una rara joya. Eso me gustó. Mucho. Hasta ahora, Tacho tenía mi aprobación.

—Por supuesto, ustedes vayan y bailen. Yo me quedaré sentada aquí, bebiendo —dijo Rochi, recordándome que estaba allí. La miré sintiéndome culpable, pero ella tenía una sonrisa divertida en su rostro, así que supe que sólo bromeaba. Además, Rochi es una fan de bandas de rock. No le interesan los chicos universitarios.

—Volveremos pronto —aseguré.

Ella levantó su nueva bebida. 

—Estoy bien y de maravilla aquí. Por favor, vayan y entreténganse. Tal vez te alegres más, Petisa.

Puse mis ojos en blanco ante el continuo uso de su apodo. Acepté que siempre sería Petisa para ella. No dejaría de llamarme así.

—Vamos a bailar —dije volviéndome hacia Luca.

Me llevó a la pista de baile llena de gente. Los cuerpos se movían por todas partes. Muchos bailaban tan intensamente como Gas y su novia. En serio, esperaba que Luca no creyera que me frotaría contra él. Ese no era el tipo de baile que yo quería.

—Te vi hablando con Dalmau antes. ¿Lo conoces?

¿Conocía a Gastón? La Universidad de Tennessee era un lugar enorme. Qué extraño. 

—Uh, sí. Gas y yo fuimos juntos al instituto.

Luca nos empujó dentro de lo más denso de la pista y deslizó una mano alrededor de mi cintura. No estaba segura de si eso me agradaba. 

¿En serio? Qué bien. Gas y yo somos hermanos ATO. Ah. Un chico de la fraternidad. Genial.

—¿Estás en la UT? —Preguntó con interés.

—Nop. Estoy en Boone.

Luca deslizó su mano por mi cadera y me tiró contra él mientras la música se desaceleró a un ritmo sexy. No me gustaba esto. Busqué en la multitud hasta que encontré a EUGE, vi cómo les iba a ella y Tacho. Ella estaba envuelta en los brazos de Tacho y lo miraba como si él fuera el chico más hermoso que hubiera visto. Quería que ella tuviera su momento. Necesitaba divertirse y comenzar a salir con otros chicos. ¿Pero podría lidiar con Luca frotándose sobre mí para darle su momento?

Justo entonces, dos grandes manos se deslizaron alrededor de mi cintura y me sostuvieron con firmeza. Cálido aliento me hacía cosquillas  en el cuello y en vez de estar sorprendida, me excitaba. 

—Se acabó el tiempo —dijo una voz profunda y sexy detrás de mí. Los ojos de Luca se agrandaron.

—Eres… eres… ¡Mierda! Eres Peter Lanzani. Peter Lanzani de Cold Soul. —Los brazos de Luca inmediatamente me soltaron y dio un paso hacia atrás. Sus ojos  centrados en el chico detrás de mí. No estaba segura  de por qué Peter Lanzani se encontraba de pie detrás de  mí,  reclamándome, pero le agradecía que Luca ya no presionara su pelvis contra mí.

—Sí. Ahora vete —contestó Peter. Luca asintió y se apartó entre los cuerpos en movimiento.

Dándome la vuelta, fruncí el ceño. La mirada aliviada en su rostro me sorprendió. 

—¿Qué fue todo eso? —Le pregunté.

Los ojos de Peter cambiaron de ser un remolino de fuego mientras veía a Luca alejarse, a un resplandor suave cuando me miró. 

—Parecías incómoda.

¿Cómo sabía eso? 

—Tal vez. Pero, ¿por qué te importa?

Peter soltó un suspiro de frustración y sacudió la cabeza. 

—No lo sé. Pero me importa.

Bueno… eso fue inesperado.

—¿Bailarías conmigo, Lali?

Estudié a Peter mientras él me observaba cuidadosamente, esperando mi respuesta. No confiaba en chicos como él. Ninguna mujer debería. Pero no podía despreciarlo. Deslicé una mano sobre su brazo. Sus manos aún estaban en mi cintura.

La música se desaceleró inmediatamente. El ritmo sensual de la música se convirtió en un ritmo más fácil y fluido. Me acomodé en sus brazos y la confianza vino hacia mí fácilmente. Las manos de Peter no vagaron. Ni hizo movimientos vulgares con su cuerpo. En lugar de eso, me sostuvo cerca mientras nos movíamos con la música.

El aroma de su camisa era algo oscuro y exótico. Quería enterrar mi nariz en ella y oler su esencia. Este chico podía ser peligroso. Cada parte de él era irresistible. Girando un poco la cabeza para poder olerlo mejor, me sorprendí cuando un suave gruñido vibró contra su pecho. ¿Qué fue eso?

Lo miré y vi que sus ojos ahora eran fríos y severos, y se centraban  en algo detrás de mí. Miré sobre mi hombro y vi a Gastón allí. Sus manos en  sus bolsillos y su novia pareció haber desaparecido de su brazo. Él me observaba. Me aparté de los brazos de Peter y me volví hacia Gastón.¿Necesitaba algo?

—Hola, Gas —dije, tratando de aliviar la tensión repentina. ¿Ellos se conocían?

—Lali. Quería ver si bailarías conmigo por los viejos tiempos. No sabía que tú estabas, uh, con Peter Lanzani. Guau, tú moviste al mundo.

Me reí. A estos chicos de verdad les interesaba la banda de Peter.

—No estoy con Peter. Nos conocimos hoy. Me encantaría bailar contigo, mientras que a tu novia no le importe. Déjame terminar este baile primero.

Gas cambió su mirada de mí hacia Peter y luego volvió a mí rápidamente. 

—Sí, claro. Estaré esperando.

Le di una sonrisa tranquilizadora porque de pronto parecía muy nervioso. Raro, Gas no era del tipo nervioso. Me di la vuelta para colocar mis manos de nuevo en los brazos de Peter. Los músculos se flexionaron bajo mis manos y mi imaginación se disparó. Se vería increíble sin camisa. No tenía que verlo para saberlo.

—Lo conoces —dijo Peter en un tono lento.

—Sí. Fuimos al instituto juntos —le expliqué, pasando por alto el hecho de que él fue mi primer y único novio. Peter se veía enojado con Gas. Probablemente me lo estaba imaginando, pero protegería a Gas por si acaso. Para ser un músico, Peter realmente tenía músculos.

—¿Te gusta? —Me preguntó Peter.

Bueno, eso fue muy directo. Dejé de bailar y lo miré fijamente. 

—No creo que eso sea de tu importancia. Nos acabamos de conocer hoy.

Peter se mordió su labio inferior y maldición, ¡eso era increíblemente sexy! Realmente quería morder ese labio y chuparlo. Yo estaba tan obsesionada como cualquier otra fan. Acababa de conocer al chico y ya tenía malos pensamientos de él.

—Está bien. Tienes razón. Lo siento. —Me respondió.

Su expresión de tristeza hizo que me doliera el corazón. Ignoré el deseo de acercarme y tocar su rostro. No quería que estuviera triste. ¿Soné cruel? No quise hacerlo.

—Vamos a bailar —dije mientras la música comenzó otro ritmo sexy.

Peter asintió y sus manos se deslizaron hacia mis caderas mientras me traía más cerca. La forma suave y fácil en que su cuerpo se movía con el mío hizo que mi corazón se acelerara con entusiasmo. Sus manos dejaron mi cintura y me rodearon las muñecas. Levanté la mirada hacia él mientras tomaba mis manos y las subía para rodear su cuello, presionando mi cuerpo más cerca de él. El apasionante y oscuro destello en sus ojos hizo que mi respiración se dificultara. Yo no era lo suficientemente experimentada como para jugar en su mundo. Pero no importaba qué tan peligroso pudiera ser para mi corazón, parecía que no podía liberarme del encanto hipnótico bajo el que él me tenía.

—Muy bien, Don Juan, por qué no dejas a Lali aquí. Tienes lugares a los que ir y gente que ver. —La voz de Rochi me trajo de vuelta a la realidad. Dejé que mis manos cayeran de su cuello y di un paso hacia atrás.

—Rochi —su tono de advertencia me hizo temblar.

—No te pongas irritable. Sólo te estoy recordando tus planes —le respondió, dándole énfasis a la última palabra. ¿Qué era Rochi exactamente para Peter Lanzani?

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