viernes, 5 de julio de 2019

Existence #3: Capítulo 9

Lali.

Encontrar la copiadora fue más fácil de lo  que  pensé.  Encontrar Ethan Frome también fue fácil. Siete minutos más tarde me dirigía al piso de arriba, al pequeño escondite aislado con Peter. Había utilizado la búsqueda de la copiadora y el libro como una excusa para alejarme de él, para poder tomar una respiración profunda y reunir mis pensamientos. Estaba muy interesado en mí. No podía negar eso ahora. Me alegraba que él eligiera este lugar por más propósitos que el estudio, y eso me emociona y asusta al mismo tiempo.


Peter estaba recostado en su silla con los pies sobre la mesa y sus tobillos cruzados. Algo en esa pose era extrañamente familiar. Esta fue la segunda vez que me sentí como si lo hubiera visto haciendo algo similar antes. ¿Soñé con él? ¿Era eso?

—Eso fue rápido —dijo Peter arrastrando las palabras cuando volvió la cabeza y sus ojos azules se encontraron con los míos. Puse el libro delante de él, dirigiéndome de nuevo a la silla vacía.

—Aquí tienes —Le entrego el plan de estudios—, está todo listo.¿Has revisado mis notas?—Le pregunté para hacer una pequeña charla.

Peter dejó sus piernas caer de nuevo al suelo y se inclinó sobre la mesa. 

—Sí. Tengo lo que necesito. Gracias por ayudarme a ponerme al día. No deberías de haber perdido esta mañana.

Cuando bajó la voz así, quise abanicarme. Él era letalmente sexy. Él no tenía que hacer su voz toda ronca y profunda. Eso lo hizo peormente sexy.

—Me alegro de que vengas el viernes en la noche —dijo acercándose más a mí. Sentí que me inclinaba hacia él, incapaz de detener la atracción.

—Gracias por haberme invitado —contesté. Mi voz sonó sin aliento.

Simplemente genial.

Sonaba tan afectada como me sentía.

Peter empujó su silla hacia atrás y se levantó. Vi como él se acercó y extendió su mano hacia mí. Sabía lo que quería y yo lo quería demasiado. Si quería una repetición de lo que pasó ayer en el árbol, entonces yo estaba muy de acuerdo con eso. Peter me acercó hacia él y envolvió mi mano detrás de su cuello. Enrosqué mis dedos en su cabello, él cerró los ojos y respiró profundo. Me gustó como mi toque le afectó de esa manera. Deslicé la otra mano por su brazo alrededor de su cuello y vi su rostro, fascinada por el afán evidente en la forma que tenía apretada la boca y el brillo en sus ojos.

Decidí no esperar por él en esta ocasión. Lo atraje hacia mí y capturé su boca con la mía, y me tomé la libertad de lamer su  labio  inferior. Parecía tan lleno y suave que quise probarlo desde la primera vez que lo vi.

Las manos de Peter se deslizaron por mis costillas hasta que descansaron justo debajo de la parte inferior de mi sujetador. En cuanto a saber a cerca de chicos, yo era muy inocente. Gastón y yo habíamos tenido algunos besos y roces, pero nada tan excitante. Ya estaba más que segura de que si Peter tocaba mis pechos, yo estallaría en llamas. No había manera de que él no se diera cuenta de mi rápida respiración. Casi me daba vergüenza mi reacción ante su tacto, pero los suaves y agradecidos gruñidos procedentes de su pecho mientras probaba mis labios y mi piel, me aseguraron que él disfrutaba esto tanto como yo.

—Por favor, ven conmigo el viernes en la noche —suplicó Peter mientas seguía besando mi cuello y a lo largo de mi clavícula. Esta fue una petición injusta. Él me puso toda caliente y mojada y luego me rogó.

¿Cómo se supone que una chica piense con claridad?

—No puedo. Euge me necesita —le contesté, mi corazón golpeando contra mi pecho. Su boca se cernió sobre el escote de mi camisa y su cálido aliento hizo cosquillas en esa sensible parte de piel. Yo estaba casi en el punto de la mendicidad cuando sus manos se deslizaron hacia abajo y tomó mi trasero, me levantó y me sentó en la mesa detrás de mí. Peter se colocó entre mis piernas y llevó sus manos a mi espalda.

—Probablemente es lo mejor —dijo finalmente mientras su boca bajaba para cubrir la mía de nuevo.

Quería saber que quería decir con eso, pero tenía su lengua dentro de mi boca haciéndome cosas que nunca antes me habían hecho. Tiré de su cuerpo más cerca del mío y le devolví el beso con toda la emoción y la necesidad que provocaba en mí. —Si vienes, no seré capaz de ensayar. Voy a querer estar a solas contigo. Escucharte hablar, verte sonreír, encontrando razones para besar tu cuerpo.

Guau. Tal vez debería ir…

Su mano se deslizó lentamente hasta mi estómago, hasta que sus manos suaves cubrieron cada uno de mis pechos. Cuando las yemas de sus pulgares rozaron mis pezones, me liberé del beso y jadeé en busca de aire.

La sensación que vino de su toque se disparó a través de mi cuerpo directamente a mi corazón.

Peter se detuvo y me miró. Él no movió de nuevo sus pulgares, pero tampoco los alejó. Lo miré, haciéndole saber que lo estaba esperando. Me sorprendió, pero yo quería más de eso.

Sus pulgares se movieron de nuevo y esta vez  movió  sus manos hasta que sus dedos se deslizaron dentro de mi sujetador, tirando de él hacia abajo.

Fue entonces cuando escuchamos los pasos y voces en las escaleras. Las manos de Peter desaparecieron al instante y estuvo acomodando mi camisa mientras se alejaba de mí. Me deslicé fuera de la mesa y me senté en la silla, porque no estaba segura de que mis piernas estuvieran dispuestas a caminar todavía.

Le di un vistazo a Peter, quien se encontraba sentado en su silla con mis notas en sus manos.

Su boca se fijó en una sonrisa torcida y pude ver los rastros de mi brillo labial en sus labios. Pasé mi pulgar sobre sus labios para borrar las huellas que mi labial le dejó. Peter agarró mi muñeca y la besó antes de dejarla ir y levantarse.

—No puedo quedarme aquí y mirarte sin tocarte. Necesito algo de aire fresco —admitió.

Me gustó eso. Me gustó mucho.



Peter.

Mi concentración se fue al infierno. Todo lo que puedo pensar es la manera en la que Lali se sentía en mis manos, toda suave y dulce. Si no hubiéramos sido interrumpidos, no estaba seguro de cuanto lejos ella me hubiera dejado seguir, habría sido capaz de seguir si ella no me hubiera detenido.

Me iría a recoger almas pronto, pero primero tenía un ensayo con la banda. No me presentaba a todas las prácticas, pero afortunadamente los miembros de la banda nunca recordaban eso. A veces, ellos estaban muy drogados; otras veces tenía que ayudarlos a olvidarlo.

—¿Practicas esta noche? —preguntó Rochi, apareció delante de mi Harley después de haber aparcado.

—Sí, ¿por qué? ¿Lali está bien? —le pregunté sin bajarme, en caso de que fuera necesario arrancar.

Rochi puso los ojos en blanco y negó con la cabeza. 

—Lali está bien. Está encerrada en su cuarto, estudiando. Me prohibió la entrada. Al  parecer, la interrumpo.

Sonriendo, me bajé de la moto y me dirigí a la entrada del club que utilizamos para ensayar. Tenía una habitación trasera con  un  escenario más pequeño que era un buen escondite. El baterista, Rama, estaba relacionado con el dueño.

Rochi se puso a caminar a mi lado.

—¿Qué estás haciendo? —le pregunté, mirando por encima de ella.

—Estoy aburrida. Y Rama es sexy como el infierno.

Genial. No era lo que yo necesitaba. Rochi interesada en un ser  humano.

 —No puedes hacer nada con él, Rochi. Es un humano.

—No es como si me fuera a casar con él y tener a sus malditos  bebés, Peter. Estos chicos no quieren nada serio.  Un chico sucio y sexy que me atrae. Solo una noche de diversión, es todo lo que quiero.

Me detuve frente a la entrada y puse mi mano en la puerta para evitar que ella la abriera. —No puedes entrar y coquetear con él. Tengo a la Deidad justo sobre mí ahora, no quiero cabrearlo más. Si se rompe la misma regla, seré yo quien sufra.

Rochi puso los ojos en blanco. 

—¿Mucho drama? Solo quiero divertirme un poco con él. Eso nunca ha sido una infracción. Es el enamorarse de humanos lo que está prohibido. Follar traviesamente no es un gran problema. Se ha hecho antes.

No podía discutir porque ella tenía razón. Mientras no se enamorara de Rama, entonces todos estaríamos a salvo. Y yo sabía que Rama no se encontraba en peligro de enamorarse de alguna mujer, ya que él las amaba  a todas.

Rochi caminó delante de mí dentro del cuarto de prácticas y noté que había hecho un rápido cambio de ropa. Los jeans y su camiseta de “Jódete” que había estado usando desaparecieron y ahora vestía un ajustado vestido corto y rojo, con botas negras que tenían cráneos carmesí a los lados. Sacudiendo la cabeza, me dirigí a la nevera y saqué una botella de agua.

—Mírate. Gracias a ti eso es sagrado por esas tetas a punto de salirse de ese vestido —gritó Rama desde atrás de la batería.

—¡Quieto, muchacho! Tenemos que practicar las canciones del viernes antes de que la arrastres hacia el baño y hagas uso de tu posición favorita —Simón, el otro cantante y bajista, le advirtió.

—Peter acaba de llegar. ¿Por qué no hacen su calentamiento mientras yo le hago compañía a la amiga? ¿La estás compartiendo no Peter? —preguntó Rama.

Maldije en silencio a Rochi y me di la vuelta para ver a la banda. 

—Ella es toda tuya —contesté.

Rama brincó fuera de su taburete en segundos. 

—Ya regreso —gritó mientras deslizaba una mano por el trasero de Rochi. Cuando bajó su cabeza para susurrarle algo al oído, los ignoré. No quería oír eso. El chico había encontrado a su igual.

—¿No te molesta que se lleve a tu chica? Porque no quiero ninguna pelea antes de un concierto—dijo Simón mientras se acercaba a buscar una botella de agua.

—Ella no es mi novia, solo una vieja amiga. Si fuera mi chica, él no saldría de aquí con vida.

Simón asintió con la cabeza y tomó un trago 

—Anotado. ¿Quieres adelantarte y probar los cables mientras Rama se entretiene y esperamos que los otros dos lleguen?

—Sí, hagamos eso.

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