Lali.
Encontrar la copiadora fue
más fácil de lo que pensé.
Encontrar Ethan Frome también fue fácil. Siete minutos más
tarde me dirigía al piso de arriba,
al pequeño escondite aislado con Peter. Había
utilizado la búsqueda de la copiadora y el libro como una excusa para alejarme
de él, para poder tomar una respiración profunda y reunir mis pensamientos.
Estaba muy interesado en mí. No podía negar eso ahora. Me alegraba que él
eligiera este lugar por más propósitos que el estudio, y eso me emociona y
asusta al mismo tiempo.
Peter
estaba recostado en su silla con los pies sobre la mesa y sus tobillos
cruzados. Algo en esa pose era extrañamente familiar. Esta fue la segunda vez
que me sentí como si lo hubiera visto haciendo algo similar antes. ¿Soñé con
él? ¿Era eso?
—Eso fue rápido —dijo Peter
arrastrando las palabras cuando volvió la cabeza y sus ojos azules se
encontraron con los míos. Puse el libro delante
de él, dirigiéndome de nuevo a la silla vacía.
—Aquí tienes —Le entrego el plan de estudios—, está
todo listo.¿Has revisado mis notas?—Le pregunté para hacer
una pequeña charla.
Peter
dejó sus piernas caer de nuevo al suelo y se inclinó sobre la mesa.
—Sí. Tengo
lo que necesito. Gracias por ayudarme a ponerme al día. No deberías de haber
perdido esta mañana.
Cuando
bajó la voz así, quise abanicarme. Él era letalmente sexy. Él no tenía que
hacer su voz toda ronca y profunda. Eso lo hizo peormente sexy.
—Me alegro
de que vengas el viernes
en la noche —dijo acercándose más a mí. Sentí que me
inclinaba hacia él, incapaz de detener la atracción.
—Gracias por haberme invitado —contesté. Mi voz
sonó sin aliento.
Simplemente genial.
Sonaba tan afectada como me sentía.
Peter empujó su silla hacia atrás y se levantó.
Vi como él se acercó y
extendió su mano hacia mí. Sabía lo que quería y yo lo quería demasiado. Si quería una repetición de lo
que pasó ayer en el árbol, entonces yo estaba
muy de acuerdo con eso. Peter me acercó hacia él y envolvió mi mano detrás de
su cuello. Enrosqué mis dedos en su cabello, él cerró los ojos y respiró profundo. Me gustó como mi toque le afectó
de esa manera. Deslicé la otra mano por su brazo alrededor de su
cuello y vi su rostro, fascinada por el afán evidente en la forma que tenía
apretada la boca y el brillo en sus ojos.
Decidí
no esperar por él en esta ocasión. Lo atraje hacia mí y capturé su boca con la
mía, y me tomé la libertad de lamer su
labio inferior. Parecía tan lleno
y suave que quise probarlo desde la
primera vez que lo vi.
Las
manos de Peter se deslizaron por mis costillas hasta que descansaron justo
debajo de la parte inferior de mi sujetador. En cuanto a saber a cerca de
chicos, yo era muy inocente. Gastón y yo habíamos tenido algunos besos y roces,
pero nada tan excitante. Ya estaba más que segura de que si Peter tocaba mis
pechos, yo estallaría en llamas. No había manera de que él no se diera cuenta
de mi rápida respiración. Casi me daba vergüenza mi reacción ante su tacto,
pero los suaves y agradecidos gruñidos procedentes de su pecho mientras probaba
mis labios y mi piel, me aseguraron que él disfrutaba esto tanto como yo.
—Por favor, ven conmigo el viernes
en la noche —suplicó Peter mientas seguía besando mi cuello y a lo largo de mi
clavícula. Esta fue una petición injusta. Él me puso toda caliente y mojada y
luego me rogó.
¿Cómo se supone que una chica piense con claridad?
—No
puedo. Euge me necesita —le contesté, mi corazón golpeando contra mi pecho. Su
boca se cernió sobre el escote de mi camisa y su cálido aliento hizo cosquillas
en esa sensible parte de piel. Yo estaba casi en el punto de la mendicidad
cuando sus manos se deslizaron hacia abajo y tomó mi trasero, me levantó y me
sentó en la mesa detrás de mí. Peter
se colocó entre mis piernas y llevó sus manos a mi espalda.
—Probablemente
es lo mejor —dijo finalmente mientras su boca bajaba para cubrir la mía de
nuevo.
Quería
saber que quería decir con eso, pero tenía su lengua dentro de mi boca
haciéndome cosas que nunca antes me habían hecho. Tiré de su cuerpo más cerca
del mío y le devolví el beso con toda la emoción y la necesidad que
provocaba en mí. —Si vienes,
no seré capaz
de ensayar. Voy a querer estar a solas contigo.
Escucharte hablar, verte sonreír,
encontrando razones para besar tu cuerpo.
Guau. Tal vez debería ir…
Su mano se deslizó lentamente hasta mi estómago, hasta que sus manos
suaves cubrieron cada uno de mis pechos. Cuando las yemas de sus pulgares
rozaron mis pezones, me liberé del beso y jadeé en busca de aire.
La
sensación que vino de su toque se disparó a través de mi cuerpo directamente a
mi corazón.
Peter se detuvo y me miró.
Él no movió de nuevo
sus pulgares, pero tampoco los alejó. Lo miré,
haciéndole saber que lo estaba esperando. Me
sorprendió, pero yo quería más de eso.
Sus
pulgares se movieron de nuevo y esta vez
movió sus manos hasta que sus dedos se deslizaron dentro de mi sujetador,
tirando de él hacia
abajo.
Fue entonces
cuando escuchamos los pasos y voces en las escaleras. Las manos de Peter
desaparecieron al instante y estuvo acomodando mi camisa mientras se alejaba de
mí. Me deslicé fuera de la mesa y me senté en la silla, porque no estaba segura
de que mis piernas estuvieran dispuestas a caminar todavía.
Le di un
vistazo a Peter, quien se encontraba sentado en su silla con mis notas en sus manos.
Su boca
se fijó en una sonrisa torcida y pude ver los rastros de mi brillo labial en
sus labios. Pasé mi pulgar sobre sus labios
para borrar las huellas que mi labial le dejó. Peter agarró mi muñeca y la besó
antes de dejarla ir y levantarse.
—No puedo quedarme aquí y mirarte sin
tocarte. Necesito algo de aire fresco —admitió.
Me gustó eso. Me gustó mucho.
Peter.
Mi
concentración se fue al infierno. Todo lo que puedo pensar es la manera en la
que Lali se sentía en mis manos, toda suave y dulce. Si no hubiéramos sido
interrumpidos, no estaba seguro de cuanto lejos ella me hubiera dejado seguir,
habría sido capaz de seguir si ella no me hubiera detenido.
Me iría
a recoger almas pronto, pero primero tenía un ensayo con la banda. No me
presentaba a todas las prácticas, pero afortunadamente los miembros de la banda nunca recordaban eso.
A veces, ellos estaban muy drogados; otras veces tenía que ayudarlos a
olvidarlo.
—¿Practicas esta noche? —preguntó Rochi, apareció delante de mi Harley
después de haber aparcado.
—Sí, ¿por
qué? ¿Lali está bien? —le pregunté sin bajarme, en caso de que fuera necesario
arrancar.
Rochi
puso los ojos en blanco y negó con la cabeza.
—Lali está bien. Está encerrada en
su cuarto, estudiando. Me prohibió la entrada. Al parecer, la
interrumpo.
Sonriendo,
me bajé de la moto y me dirigí a la entrada del club que utilizamos para ensayar.
Tenía una habitación trasera con un escenario más pequeño que era un buen escondite.
El baterista, Rama, estaba relacionado con el
dueño.
Rochi se puso a caminar a mi lado.
—¿Qué estás haciendo? —le pregunté, mirando por
encima de ella.
—Estoy aburrida. Y Rama es sexy como el infierno.
Genial.
No era lo que yo necesitaba. Rochi interesada en un ser humano.
—No puedes hacer nada con él, Rochi.
Es un humano.
—No es
como si me fuera a casar con él y tener a sus malditos bebés, Peter. Estos chicos
no quieren nada serio. Un chico sucio y
sexy que me atrae. Solo una noche de
diversión, es todo lo que quiero.
Me detuve frente a la entrada y
puse mi mano en la puerta para evitar que ella la abriera.
—No puedes entrar
y coquetear con él. Tengo a la Deidad justo sobre mí ahora, no quiero
cabrearlo más. Si se rompe la misma regla, seré yo quien sufra.
Rochi
puso los ojos en blanco.
—¿Mucho drama? Solo quiero divertirme un poco con él.
Eso nunca ha sido una infracción. Es el enamorarse de humanos lo que está
prohibido. Follar traviesamente no es un gran problema. Se ha hecho antes.
No podía
discutir porque ella tenía razón. Mientras no se enamorara de Rama, entonces
todos estaríamos a salvo. Y yo sabía que Rama no se encontraba en peligro de
enamorarse de alguna mujer, ya que él las amaba a todas.
Rochi
caminó delante de mí dentro del cuarto de prácticas y noté que había hecho un
rápido cambio de ropa. Los jeans y su camiseta de “Jódete” que había estado
usando desaparecieron y ahora vestía un ajustado vestido corto y rojo, con botas negras que tenían cráneos carmesí a los lados. Sacudiendo la cabeza, me dirigí a la nevera
y saqué una botella de agua.
—Mírate. Gracias a ti eso es sagrado por esas tetas a punto de salirse de
ese vestido —gritó Rama desde atrás de la batería.
—¡Quieto,
muchacho! Tenemos que practicar las canciones del viernes antes de que la
arrastres hacia el baño y hagas uso de tu posición favorita —Simón, el otro cantante y bajista, le advirtió.
—Peter
acaba de llegar. ¿Por qué no hacen su calentamiento mientras yo le hago
compañía a la amiga? ¿La estás compartiendo no Peter? —preguntó Rama.
Maldije
en silencio a Rochi y me di la vuelta para ver a la banda.
—Ella es toda tuya
—contesté.
Rama brincó
fuera de su taburete en segundos.
—Ya regreso —gritó mientras deslizaba una mano por el
trasero de Rochi. Cuando bajó su cabeza para susurrarle algo al oído, los ignoré.
No quería oír eso. El chico había
encontrado a su igual.
—¿No te molesta que se lleve a tu chica? Porque
no quiero ninguna pelea antes de un concierto—dijo Simón
mientras se acercaba a buscar una botella de agua.
—Ella no
es mi novia, solo una vieja amiga. Si fuera mi chica, él no saldría de aquí con
vida.
Simón asintió con la cabeza y tomó
un trago
—Anotado. ¿Quieres adelantarte y probar los cables mientras Rama se
entretiene y esperamos que los otros dos lleguen?
—Sí, hagamos eso.
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