Lali.
Si Gastón se disculpaba una vez
más, le metería un palito de pan en la garganta. Así por lo menos se callaría.
Traté de cambiar el tema muchas veces, y cuando eso no funcionó, comencé a unirme a la conversación de
Euge y Tacho. Lo cual funcionó bastante bien por un tiempo, pero ahora estaban apretujados,
susurrándose al oído y dejándonos a Gastón y a mí a un lado, con el bolso entre
nosotros como una barrera.
—¿Vas a perdonarme? —preguntó Gastón.
—No estoy
enojada, Gas. No hay nada que perdonar. Vine a esta cita por Euge. Nunca accedí
a venir para pasar tiempo contigo. Así que, por favor, hablemos de otra cosa.
—Era un disco rayado.
—¿Así
que este desinterés que recibo de tu parte no es porque fuera un imbécil, sino porque realmente
no te importaba verme para empezar? —preguntó con un poco de
sorpresa en su voz.
—Exactamente. Eres un viejo amigo.
Fue agradable verte la otra noche, pero eso es todo. Estoy aquí por Euge.
Gastón
se echó hacia atrás en su asiento y jugueteó con la servilleta sobre el plato.
—Tuve una oportunidad para hacerte cambiar
de opinión y metí la pata. —Hizo un mohín. Fantástico.
—Tuvimos
nuestro momento. Es un buen recuerdo, pero ahora somos más maduros. Las cosas
cambian.
—Tú
dejándome sin aliento cuando entras en una habitación no ha cambiado —respondió
cuando levantó sus ojos para mirarme.
Eso
podría ser lo suficientemente dulce como para halagarme si yo estuviera
interesada. No era más que un buen amigo. Estiré la mano y le apreté la suya.
—Gracias. Fue agradable oír eso. Pero podemos concordar en ser solo amigos. De
esta forma, cuando tu hábito de invitar a salir a otras chicas se interponga
en el camino, nos reiremos de ello —bromeé.
Gastón me dio una sonrisa torcida.
—Dios, te he
extrañado.
—Bueno,
yo realmente no te he echado tanto de menos —le respondí, luego me eche a reír
al ver la expresión lastimada de su rostro.
—Bromeo.
También te extrañé. —Tal vez. Cuando pensaba en él. Lo cual no era mucho en el
último año.
—¿Acabaron por allí? Porque si escucho a Gas disculparse una vez más lo
lanzaré en el tráfico —dijo Tacho desde el otro lado de la mesa.
—Sí,
todo está bien. Somos amigos y Gas puede invitar a salir a quien quiera, cuando
quiera. —contesté. Tacho estudió a Gastón por un momento con una mirada de
preocupación en su rostro, y luego forzó una sonrisa.
—Si llegaron a ese arreglo, entonces nosotros
también.
Euge
asintió.
—Sí. Suena como un buen plan. Además, Lali tiene una cita con Peter
Lanzani el viernes por la noche. Él le dio pases de backstage para su
concierto. Y también me dejará entrar.
—¿Cómo sabes eso? —No le había dicho
nada al respecto todavía.
Ella se encogió de hombros.
—Rochi me lo dijo.
Imagínate.
Rochi se aseguraba de que yo fuera. Ya había descubierto que Euge me hacía
hacer cosas que yo no quería. Después de esta noche, sin embargo, realmente
quería ir. Peter Lanzani no parecía ser una mala decisión después de tener una
cita con un chico "normal y agradable". Por lo menos, cuando estaba
con Peter, actuaba como si yo fuera la única persona para él.
—¿Acabas
de conocerlo ayer por la noche en el club? —preguntó Gastón con el ceño
fruncido en su rostro.
—No. Él recogió sus zapatos cuando
llegamos aquí ayer. Ella dejó caer una caja entera de zapatos en la calle. Se
bajó de su gran y diabólica motocicleta y los recogió, llevándolos a nuestro
dormitorio. Creo que la está
acosando. —Euge subió y bajo las cejas.
—Su
banda no es conocida por su buena reputación. Son ruidosos y se meten en problemas.
Andar con él no es seguro, Lali. —Gastón no sonó convincente.
—Hasta ahora
ha sido de lo más agradable, educado
y muy atento — respondí
mientras me deslizaba fuera de mi asiento. No me pondría a defender a Peter de
Gastón. Eso sería ridículo.
—Lo
importante es que mi mejor amiga está saliendo con el cantante de Cold Soul y tengo pases backstage. No nos salgamos del tema — intervino Euge. Tacho
no parecía realmente entusiasmado con esto, tampoco. Ahora los dos fruncían el ceño.
Un poco de celos sería bueno para Tacho. Euge estaba haciéndolo
parecer demasiado fácil.
—¿Por
qué te dio boletos backstage? —preguntó Tacho mientras tomaba la mano de Euge.
—Porque sabía que Lali no iría sin mí —respondió ella. También tenía razón.
Yo no era lo suficientemente valiente como para aparecer en escena si ella no
estaba a mi lado.
—Umm
—Fue la única respuesta de Tacho. Pobre chico. Quería protestar, y sabía que no
tenía derecho porque acababa de conocerla.
—Así que, ¿qué película vamos a ver? —pregunté
cambiando de tema.
—Bueno, iba a sugerir una película de acción, ya
que hay varias que me gustaría ver, pero
después de escuchar que ustedes saldrán con una banda de rock a finales de esta
semana, siento la necesidad de intensificar mi juego. Así que cualquiera de
romance que quieran ver, yo estoy dispuesto. —respondió Tacho.
Euge se rió.
—Oh, estás de
suerte. Ya vi la única película de romance que está en cartelera. Y fue
bastante mala.
—Gracias a Dios —suspiró dramáticamente Gastón.
—Película de acción, entonces —anunció Tacho.
Peter.
Me senté en el borde de la cama de Lali y miré el reloj por enésima vez en un lapso de diez minutos.
—¿Cuánto tiempo ha estado fuera? —le pregunté a Rochi mientras ella entraba en
la habitación.
—Yo estaba contigo, ¿recuerdas?
Estaba, pero Rochi volvió a casa antes que yo.
Había empezado a preocuparme por Lali,
porque no tenía a ninguno
de los dos cuidándola.
—Antes de señalar que llegué una hora antes que tú, también podría decir
que hice una breve parada en el camino. Le eché un vistazo a la madre
de Lali e hice un chequeo, para ver si sentía a ese jodido príncipe vudú por
aquí cerca. Se ha ido. Y su mamá está bien.
No podía enfadarme con ella por eso.
—Ella está con él.
Rochi se
limitó a asentir. Ella y yo sabíamos que esto tenía que suceder. No podía evitarlo. Su corazón tenía
que elegir. Pero, maldita
sea, era difícil. Hoy
ella se había derretido contra mí de la forma en que solía hacerlo. No me había
alejado, me quería. Sé que parte de ella recuerda. Su cuerpo respondía a mí. Tenía que creer que su corazón era lo
suficientemente fuerte como para recuperar su memoria. La calidez de la presencia de su alma se apoderó de mí.
—Está de
vuelta —le dije, levantándome. Había entrado en el edificio.
—Voy a
ver qué puedo averiguar. Pero pórtate bien en la esquina — dijo Rochi,
mandándome lejos. No era visible a los seres humanos en esta forma. Me aparté
de pie en un rincón de su habitación y esperé.
La puerta se abrió y ella entró
con Euge charlando alegremente. No podía
entender lo que decían, porque en lo único que podía centrarme era en las botas
de tacón alto y la falda corta que Lali llevaba. Infiernos. Los quemaría tan
pronto como los sacara de su cuerpo. Podría provocar guerras por la forma en que
estaba vestida. Lo perseguiría y mataría
si él la tocaba. Tomaría su triste alma así fuera o no
su momento.
Rochi se
aclaró la garganta y aparté la mirada del cuerpo deliciosamente vestido de Lali para mirarla.
Debió de haber leído la intención en mi cara, porque me dio una mirada de advertencia. Esas
botas desaparecerían. La falda, también.
—Eso no
fue tan malo, ¿verdad? —preguntó Euge, sonriéndole a Lali.
Lali puso los ojos en blanco y abrió la cremallera de las botas. Tal
vez no las quemaría después de todo. En cambio, las escondería. A ver si podría
conseguir que se las quitara para mí alguna vez.
—Sacudes
el mundo de Gas. ¿Cuándo llegó a ser tan arrogante? Caray. Me encanta el hecho
de que le dijeras que no te importa que invitara a salir a alguna vagabunda. ¿Y
qué pasa con eso? Quiero decir estaba aquí para recogerte y ella parecía una
larva. ¿Muy desesperada?
Lali se
sacó la bota lentamente y si yo pudiera babear, estoy bastante seguro de que lo
haría. Maldición, esto era sexy. Cogió la otra bota e hizo lo mismo.
—No me importa. Se puede quedar con él. ¿Por qué salí con el chico tres
años? Ya ni lo recuerdo.
Sus
palabras interrumpieron mi imaginación lasciva y levanté de golpe mi cabeza
para mirarla a la cara. ¿A ella no le gusta? ¿Qué? Pero él era su alma gemela.
—Es diferente de lo que recuerdo. Es aburrido.
Rochi sonrió en mi dirección. Lali cogió el botón
de su camisa. Oh, sí.
Luego, la puerta del baño se abrió y salió una Rochi
muy visible.
—¿Así que, ustedes, perras se
fueron a divertir sin mí? —preguntó, interrumpiendo a Lali cuando ella iba a
desabrochar su camisa. Maldita sea, Rochi.
—Euge se
la pasó increíble. Yo sufrí por ella y me la debe a lo grande.
Realmente
no le había gustado... y comenzaba a desabrocharse la camisa de nuevo.
—Gas no
estuvo tan mal. Simplemente comenzó su noche invitando a otra chica a salir mientras esperaba por Lali.
Llegamos en esa parte. Lali lo manejó brillante y cómicamente, pero él es un idiota.
¿Gastón invitó a alguien más?
¿Acaso el chico no vio lo que Lali vestía? Maldita sea. Puede que no tenga que
preocuparme de esto en absoluto. Él era un idiota. El último botón de la camisa
de Lali se vino abajo y la dejó caer
al suelo. Me moví para poder hundirme en la cama y mirar.
—Está
emocionada por la noche del viernes. No lo quiere admitir, pero yo lo sé —dijo Euge, recogiendo la
camisa desechada de Lali y tirándola hacia ella.
—¿Cambiaste
de opinión acerca de chicos de la banda? —Preguntó Rochi. No estaba seguro de
lo que quería decir, pero me gustaría preguntárselo en cuanto ella saliera de
aquí.
Lali
levantó un hombro y yo oré por todo lo que era sagrado, que se quitara ese
sujetador rosa. Esto podría ser considerado una invasión a su privacidad, pero
yo era la Muerte, maldita sea. Debería tener algunos privilegios.
—He decidido
no juzgar un libro por su cubierta. No puede lastimarme darle a Peter Lanzani
una oportunidad.
—Él
puede querer más que una oportunidad —murmuró Rochi para mis oídos solamente.
Lali comenzó a desabrocharse la falda. Sí, por
favor.
—Voy a ir a ducharme. Ustedes siéntanse libres para hablar de mí, porque
sé que lo harán —Les informó Lali y se dirigió
al baño justo antes de que su
falda se deslizara por sus piernas y cayera al suelo. Tuve la tentación de
seguirla allí, pero eso sería un error. Ella se pondría furiosa si lo supiera. Miré a Rochi, quien parecía a punto de echarse
a reír de mí.
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