viernes, 5 de julio de 2019

Existence #3: Capítulo 7

Lali.

Si Gastón se disculpaba una vez más, le metería un palito de pan en la garganta. Así por lo menos se callaría. Traté de cambiar el tema muchas veces, y cuando eso no funcionó, comencé a unirme a la conversación de Euge y Tacho. Lo cual funcionó bastante bien por un tiempo, pero ahora estaban apretujados, susurrándose al oído y dejándonos a Gastón y a mí a un lado, con el bolso entre nosotros como una barrera.


—¿Vas a perdonarme? —preguntó Gastón.

—No estoy enojada, Gas. No hay nada que perdonar. Vine a esta cita por Euge. Nunca accedí a venir para pasar tiempo contigo. Así que, por favor, hablemos de otra cosa. —Era un disco rayado.

—¿Así que este desinterés que recibo de tu parte no es porque fuera un imbécil, sino porque realmente no te importaba verme para empezar? —preguntó con un poco de sorpresa en su voz.

—Exactamente. Eres un viejo amigo. Fue agradable verte la otra noche, pero eso es todo. Estoy aquí por Euge.

Gastón se echó hacia atrás en su asiento y jugueteó con la servilleta sobre el plato.

—Tuve una oportunidad para hacerte cambiar de opinión y metí la pata. —Hizo un mohín. Fantástico.

—Tuvimos nuestro momento. Es un buen recuerdo, pero ahora somos más maduros. Las cosas cambian.

—Tú dejándome sin aliento cuando entras en una habitación no ha cambiado —respondió cuando levantó sus ojos para mirarme.

Eso podría ser lo suficientemente dulce como para halagarme si yo estuviera interesada. No era más que un buen amigo. Estiré la mano y le apreté la suya. 

—Gracias. Fue agradable oír eso. Pero podemos concordar en ser solo amigos. De esta forma, cuando tu hábito de invitar a salir a otras chicas se interponga en el camino, nos reiremos de ello —bromeé.

Gastón me dio una sonrisa torcida. 

—Dios, te he extrañado.

—Bueno, yo realmente no te he echado tanto de menos —le respondí, luego me eche a reír al ver la expresión lastimada de su rostro.

—Bromeo. También te extrañé. —Tal vez. Cuando pensaba en él. Lo cual no era mucho en el último año.

—¿Acabaron por allí? Porque si escucho a Gas disculparse una vez más lo lanzaré en el tráfico —dijo Tacho desde el otro lado de la mesa.

—Sí, todo está bien. Somos amigos y Gas puede invitar a salir a quien quiera, cuando quiera. —contesté. Tacho estudió a Gastón por un momento con una mirada de preocupación en su rostro, y luego forzó una sonrisa.

—Si llegaron a ese arreglo, entonces nosotros también.

Euge asintió.

—Sí. Suena como un buen plan. Además, Lali tiene una cita con Peter Lanzani el viernes por la noche. Él le dio pases de backstage para su concierto. Y también me dejará entrar.

—¿Cómo sabes eso? —No le había dicho nada al respecto todavía. 

Ella se encogió de hombros.

—Rochi me lo dijo.

Imagínate. Rochi se aseguraba de que yo fuera. Ya había descubierto que Euge me hacía hacer cosas que yo no quería. Después de esta noche, sin embargo, realmente quería ir. Peter Lanzani no parecía ser una mala decisión después de tener una cita con un chico "normal y agradable". Por lo menos, cuando estaba con Peter, actuaba como si yo fuera la única persona para él.

—¿Acabas de conocerlo ayer por la noche en el club? —preguntó Gastón con el ceño fruncido en su rostro.

—No. Él recogió sus zapatos cuando llegamos aquí ayer. Ella dejó caer una caja entera de zapatos en la calle. Se bajó de su gran y diabólica motocicleta y los recogió, llevándolos a nuestro dormitorio. Creo que la está acosando. —Euge subió y bajo las cejas.

—Su banda no es conocida por su buena reputación. Son ruidosos y se meten en problemas. Andar con él no es seguro, Lali. —Gastón no sonó convincente.

—Hasta ahora ha sido de lo más agradable, educado y muy atento — respondí mientras me deslizaba fuera de mi asiento. No me pondría a defender a Peter de Gastón. Eso sería ridículo.

—Lo importante es que mi mejor amiga está saliendo con el cantante de Cold Soul y tengo pases backstage. No nos salgamos del tema — intervino Euge. Tacho no parecía realmente entusiasmado con esto, tampoco. Ahora los dos fruncían el ceño. Un poco de celos sería bueno  para Tacho. Euge estaba haciéndolo parecer demasiado fácil.

—¿Por qué te dio boletos backstage? —preguntó Tacho mientras tomaba la mano de Euge.

—Porque sabía que Lali no iría sin mí —respondió ella. También tenía razón. Yo no era lo suficientemente valiente como para aparecer en escena si ella no estaba a mi lado.

—Umm —Fue la única respuesta de Tacho. Pobre chico. Quería protestar, y sabía que no tenía derecho porque acababa de conocerla.

—Así que, ¿qué película vamos a ver? —pregunté cambiando de tema.

—Bueno, iba a sugerir una película de acción, ya que hay varias que me gustaría ver, pero después de escuchar que ustedes saldrán con una banda de rock a finales de esta semana, siento la necesidad de intensificar mi juego. Así que cualquiera de romance que quieran ver, yo estoy dispuesto. —respondió Tacho.

Euge se rió. 

—Oh, estás de suerte. Ya vi la única película de romance que está en cartelera. Y fue bastante mala.

—Gracias a Dios —suspiró dramáticamente Gastón.

—Película de acción, entonces —anunció Tacho.



Peter.

Me senté en el borde de la cama de Lali y miré el reloj por enésima vez en un lapso de diez minutos.

 —¿Cuánto tiempo ha estado fuera? —le pregunté a Rochi mientras ella entraba en la habitación.

—Yo estaba contigo, ¿recuerdas?

Estaba, pero Rochi volvió a casa antes que yo. Había empezado a preocuparme por Lali, porque no tenía a ninguno de los dos cuidándola.

—Antes de señalar que llegué una hora antes que tú, también podría decir que hice una breve parada en el camino. Le eché un vistazo a la  madre de Lali e hice un chequeo, para ver si sentía a ese jodido príncipe vudú por aquí cerca. Se ha ido. Y su mamá está bien.

No podía enfadarme con ella por eso.

—Ella está con él.

Rochi se limitó a asentir. Ella y yo sabíamos que esto tenía que  suceder. No podía evitarlo. Su corazón tenía que elegir. Pero, maldita sea, era difícil. Hoy ella se había derretido contra mí de la forma en que solía hacerlo. No me había alejado, me quería. Sé que parte de ella recuerda. Su cuerpo respondía a mí. Tenía que creer que su corazón era lo suficientemente fuerte como para recuperar su memoria. La calidez de la presencia de su alma se apoderó de mí.

—Está de vuelta —le dije, levantándome. Había entrado en el  edificio.

—Voy a ver qué puedo averiguar. Pero pórtate bien en la esquina — dijo Rochi, mandándome lejos. No era visible a los seres humanos en esta forma. Me aparté de pie en un rincón de su habitación y esperé.

La puerta se abrió y ella entró con Euge charlando alegremente.  No podía entender lo que decían, porque en lo único que podía centrarme era en las botas de tacón alto y la falda corta que Lali llevaba. Infiernos. Los quemaría tan pronto como los sacara de su cuerpo.  Podría provocar guerras por la forma en que estaba vestida. Lo perseguiría  y mataría si él la tocaba. Tomaría su triste alma así fuera o  no  su  momento.

Rochi se aclaró la garganta y aparté la mirada del cuerpo  deliciosamente vestido de Lali para mirarla. Debió de haber leído la intención en mi cara, porque me dio una mirada de advertencia.  Esas  botas desaparecerían. La falda, también.

—Eso no fue tan malo, ¿verdad? —preguntó Euge, sonriéndole a Lali.

Lali puso los ojos en blanco y abrió la cremallera de las botas. Tal vez no las quemaría después de todo. En cambio, las escondería. A ver si podría conseguir que se las quitara para mí alguna vez.

—Sacudes el mundo de Gas. ¿Cuándo llegó a ser tan arrogante? Caray. Me encanta el hecho de que le dijeras que no te importa que invitara a salir a alguna vagabunda. ¿Y qué pasa con eso? Quiero decir estaba aquí para recogerte y ella parecía una larva. ¿Muy desesperada?

Lali se sacó la bota lentamente y si yo pudiera babear, estoy bastante seguro de que lo haría. Maldición, esto era sexy. Cogió la otra bota e hizo lo mismo.

—No me importa. Se puede quedar con él. ¿Por qué salí con el chico tres años? Ya ni lo recuerdo.

Sus palabras interrumpieron mi imaginación lasciva y levanté de golpe mi cabeza para mirarla a la cara. ¿A ella no le gusta? ¿Qué? Pero él era su alma gemela.

—Es diferente de lo que recuerdo. Es aburrido.

Rochi sonrió en mi dirección. Lali cogió el botón de su camisa. Oh, sí.

Luego, la puerta del baño se abrió y salió una Rochi muy visible. 

¿Así que, ustedes, perras se fueron a divertir sin mí? —preguntó, interrumpiendo a Lali cuando ella iba a desabrochar su camisa. Maldita sea, Rochi.

—Euge se la pasó increíble. Yo sufrí por ella y me la debe a lo grande.

Realmente no le había gustado... y comenzaba a desabrocharse la camisa de nuevo.

—Gas no estuvo tan mal. Simplemente comenzó su noche invitando   a otra chica a salir mientras esperaba por Lali. Llegamos en esa parte. Lali lo manejó brillante y cómicamente, pero él es un idiota.

¿Gastón invitó a alguien más? ¿Acaso el chico no vio lo que Lali vestía? Maldita sea. Puede que no tenga que preocuparme de esto en absoluto. Él era un idiota. El último botón de la camisa de Lali se vino abajo y la dejó caer al suelo. Me moví para poder hundirme en la cama y mirar.

—Está emocionada por la noche del viernes. No lo quiere admitir, pero yo lo sé —dijo Euge, recogiendo la camisa desechada de Lali y tirándola hacia ella.

—¿Cambiaste de opinión acerca de chicos de la banda? —Preguntó Rochi. No estaba seguro de lo que quería decir, pero me gustaría preguntárselo en cuanto ella saliera de aquí.

Lali levantó un hombro y yo oré por todo lo que era sagrado, que se quitara ese sujetador rosa. Esto podría ser considerado una invasión a su privacidad, pero yo era la Muerte, maldita sea. Debería tener algunos privilegios. 

—He decidido no juzgar un libro por su cubierta. No puede lastimarme darle a Peter Lanzani una oportunidad.

—Él puede querer más que una oportunidad —murmuró Rochi para mis oídos solamente.

Lali comenzó a desabrocharse la falda. Sí, por favor.

—Voy a ir a ducharme. Ustedes siéntanse libres para hablar de mí, porque sé que lo harán —Les informó Lali y se dirigió  al baño justo antes de que su falda se deslizara por sus piernas y cayera al suelo. Tuve la tentación de seguirla allí, pero eso sería un error. Ella se pondría furiosa si lo supiera. Miré a Rochi, quien parecía a punto de echarse a reír de mí.

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