domingo, 7 de julio de 2019

Existence #3: Capítulo 11

Peter.

El resto de la banda se había marchado tras bambalinas al salón principal. Me agradaban bastante, pero generalmente antes de un concierto tenían groupies con ellos y me alteraban los nervios. Podía oler la tristeza y la enfermedad en muchas de ellas. Lo que los hombres veían como sexy a menudo me repugnaba,  porque todo lo que yo podía ver era el alma. Sus almas eran débiles y dañadas.


Me hundí en el sofá de cuero y apoyé los pies arriba. Lali estaría aquí en cualquier minuto junto con Rochi y Euge, quienes querían conocer al resto de la banda. Euge iba a decepcionarse. Ellos eran como cualquier otra banda de rock. Tenían sus adicciones. Pensaban que todas las mujeres los adoraban. Eran todo lo que Lali temía.

Un golpe en la puerta me sorprendió. Me imaginé que no era Rochi, ya que ella no tocaba.

—Adelante —Grité y me levanté para ir saludar a Lali.

Quería mostrarle el lugar. No era Lali. Era una groupie que había visto con Rama antes. Las groupies no eran bienvenidas aquí.

—Te equivocaste de habitación —le contesté regresando a sentarme para esperar a que llegara Lali.

—¡Ups! —se rió y entró en la habitación, cerrando la puerta detrás de ella. ¿Acaso la chica no sabe hablar español? Ella también tenía herpes. Podía olerlo en su cuerpo.

—Sal. De. Aquí. Ahora —Ordené señalando la puerta. Estaría viendo su alma de nuevo mucho antes de lo que debería si ella seguía con las drogas.

—Exigente. Me gusta cuando un hombre es el jefe —Arrastró las palabras acercándose a mí.

Su alma estaba empañada. La apariencia exterior tenía todas las cosas que los humanos buscaban, pero en su interior era fea.

—Esta es tu última advertencia. Llamaré a seguridad y te echarán afuera.

Esto pasa una o dos veces por concierto. Se había convertido en un juego para las groupies ver si alguna de ellas tenía el talento suficiente para llegar a mí y dejarlas quedarse. No entendían que lo que veía no era atractivo.

—Eres gruñón. Me lo advirtieron antes de venir aquí. Apuesto a que puedo hacerte feliz.

Ella estaba casi cerca de mi cuando me moví de su camino y ella se tambaleó hacia adelante y cayó sobre el sofá. Tirando del teléfono de mi bolsillo, marqué el número de la seguridad de bambalinas.

—Tengo a alguien en la habitación que se rehúsa a irse. La quiero fuera del edificio.

—Estoy en eso Sr. Lanzani —fue la rápida respuesta.

—¡Oh, no! Ni siquiera me dejaste mostrarte lo talentosa que soy —se quejó desde su posición tendida en el sofá.

La puerta se abrió y entró Rochi seguida por Lali y Euge. Por lo menos yo estaba al otro lado de la habitación de donde se encontraba la chica a medio vestir, tumbada en el sofá como si estuviera esperando por mí.

—¿Tengo que llamar a seguridad? —preguntó Rochi mientras miraba a la chica de alma dañada, ya que también era la única cosa que Rochi veía.

—Ya lo hice. Estoy esperando a que vengan y se la lleven —Repliqué caminando alrededor de ella para extender la mano y tomar la de Lali.

Antes de su pérdida de memoria, Lali ya había visto esto antes. Durante el tiempo en que mis fans sabían que tenía novia empeoró. Hicimos un juego de esto. Lali adivinaba cuantas chicas tendríamos que sacar antes del show. Ahora solo parecía preocupada.

—He estado esperando por ti —le aseguré mientras ella miraba a la chica cuya camisa había desaparecido y sus grandes tetas falsas se derramaban fuera del sujetador que llevaba.

Se veía incriminatoria.

—Ella se irá de aquí en un segundo. La seguridad está viniendo para sacarla, entró sin ser invitada.

Lali frunció el ceño y volvió la mirada hacia mí.

—¿Dónde está su camisa? —preguntó lentamente, como esperando que admitiera que yo tenía algo que ver con su falta de ropa.

—Probablemente en la otra habitación, donde la banda está.  Ella vino aquí así. Mi negativa a pasar el rato con la banda y las groupies con frecuencia envía a las más valientes para ver si me pueden hacer cambiar   de opinión. No pueden. Yo no quiero drogas o ETS.

Una pequeña sonrisa tiró de los labios de Lali, cuando la puerta se abrió y uno de los chicos del equipo de seguridad entró y levantándola de su lugar en el sofá, arrastró a la muchacha.

—La quiero fuera del club mientras yo esté aquí —Le recordé. Él asintió con la cabeza.

—Sí, señor.

—¿Por qué ellas se pueden quedar? Vinieron sin ser invitadas también —Gimió y golpeó a los chicos a sus espaldas—. Déjenme sola. Tengo mejores tetas que ellas y voy a chupar...

Se cerró la puerta detrás de ellos, cortando cualquier cosa que ella estuviera a punto de decir.

Gracias Deidad.

Una vez que la puerta se cerró, tomé una respiración profunda.

—¡Guau! Eso fue interesante —bromeó Lali.

Le sonreí y luego cambié mi atención hacia Rochi.

—¿Por qué no llevas a Euge a conocer al resto de la banda? —No fue una sugerencia; yo sabía que Rochi y todos los demás en la sala sabían eso.

—¡Sí! —Euge aplaudió con sus manos—. Traje mi plumón. ¿Autografiarían mi camisa?

Llevaba una camisa blanca que la banda había vendido en un concierto en la playa el año pasado.

Ella había llevado a Lali a ese concierto, aunque Lali no sabía quién o qué era yo en ese momento.

—Te firmaran cualquier cosa que les pidas, pero recuerda que son un grupo vulgar. Vas a terminar con un montón de nombres en el pecho.

Euge sonrió a mi advertencia. Estaba sin duda en un mejor estado de ánimo. Lali me había hablado de lo que le pasó a la chica.

Hubiera querido decirle que todo iría bien. Que el alma de Nico que ella amaba era la misma que vivía dentro de Tacho. Pero no podía. Tendría que resolverlo por sí sola.

—Lo tengo. Ella estará bien —dijo Rochi y llevó a Euge tras la puerta, dejándome solo con Lali.

—¿Por qué siento como si las hubieras mandado a propósito? — Preguntó Lali mirándome a través de sus pestañas.

—Porque eres una chica lista. Tengo una cosa por las chicas con cerebro. —le contesté.

—¡Oh! Eso explica porque no te sentías atraído por el cuerpo perfecto de la modelo en topless que estaba más que dispuesta a hacer lo que sea que tú quisieras con ella.

Me encogí mentalmente, pensando en la chica que había estado aquí. Ni siquiera quería llevar a Lali al sofá y decirle que se sentará en donde la chica había estado. Se sentía contaminado ahora.

—Todo lo que quería hacer con ella era mandarla al infierno lejos de mí. Nada en ella era atractivo.

A Lali le gustó mi respuesta. Podía verlo en sus ojos. Le había estado demostrando que yo no era el depravado loco por el sexo, el mujeriego que ella asumió que yo era sólo porque era el vocalista en una banda.

Dio un paso hacia mí y no alargué mi mano para tocarla. Quería ver que era exactamente lo que ella planeaba. Si empezaba a moverse, yo podría hacer el siguiente movimiento, pero ahora mismo, yo la quería sentir como si estuviera en control.

—Eso es muy sexy, Peter Lanzani. Para que lo sepas. A la mayoría de los chicos no les habría importado cualquier cosa que no sea su apariencia.

La admiración en su voz hizo que mi pecho se expandiera.

—Me alegro de que te des cuenta, soy más profundo de lo que asumiste por primera vez —le contesté.

Lali puso una mano sobre mi pecho y la subió hasta que tocó el collar que ella me había comprado antes de mi último concierto, antes de que le quitaran su memoria. Había dicho que los cantantes necesitaban algo de joyería. Escogió un nudo celta en un cordón negro.

Ella había dicho que el nudo era interminable y nosotros también. No me lo había quitado desde entonces. Lo mantenía dentro de mi camisa a menos que estuviera en el escenario. No me gustaba que la gente lo tocara. Lali me lo había dado a mí. Era sagrado. Sostuvo el nudo en su mano y sentí una extraña sensación de poder al estar en sus manos de nuevo.

—Es un nudo Celta. ¿Por qué escogiste este? —Preguntó mirándome con intriga en sus ojos.

—Alguien me lo dio —Expliqué, esperando que algo de esto hiciera clic en ella.

Corrió su pulgar sobre el frío metal.

—El nudo no tiene final —dijo en voz baja como si estuviera repitiendo un recuerdo para sus adentros.

No respondí. No quería interrumpir ningún pequeño recuerdo que pudiera estar pasando a través de ella. Dejó caer su mano de mi pecho y dio media vuelta, alejándose de mí. Eso no era lo que yo esperaba.

—¿Qué pasa? —Pregunté casi con miedo de hablar.

Se encogió de hombros y oí un pequeño sorbido de nariz. Maldición, ella estaba llorando. ¿Por qué lloraba? Di dos pasos largos hasta que estuve de pie detrás de ella y la atraje hacia mi pecho.

—¿Por qué lloras? —Le pregunté suavemente. Respiró hondo y sacudió la cabeza.

—No lo sé.

Se acercó y quitó las lágrimas de sus mejillas.

—Solamente tenía muchas ganas de llorar. Fue extraño. Lo siento. No sé qué está mal conmigo.

Esperanza. Yo tenía esperanza. El nudo Celta provocó algo en su interior.



Lali.

Peter iba a pensar que yo era una idiota. El nudo que se formó en mi garganta al momento que sostuve el collar en mis manos fue tan extraño. Tenía que preguntarle de donde lo obtuvo, y él habló de ello con tal reverencia en su voz que apenas pude luchar con el sollozo. Mis ojos se llenaron de lágrimas instantáneamente. ¿Qué tan loco es eso?

Por más sorprendente que parezca, no llamó a seguridad para que me lanzaran de aquí. Él me abrazaba.

¿Era real este chico? La mayoría de chicos me hubieran tachado como una lunática. Sus brazos estaban bien envueltos alrededor de mí.

Apoyé mi cabeza en su pecho y lo disfruté. Era algo reconfortante el tenerlo abrazándome así. Me sentía a salvo.

—Deberé subir al escenario pronto. ¿Vendrías a verme desde el lado del escenario? Me gustaría poder mirarte y verte aunque sea lejos de la multitud ahí afuera. Este es uno de los clubes más salvajes en donde tocamos.

Su sobreprotección debería molestarme. Acabo de conocer al chico... pero no lo hacía. Me gustaba. ¿Gastón alguna vez fue protector? ¿Alguien había sido protector conmigo aparte de mi madre?

—Está bien. ¿Qué hay de Euge y Rochi? —Pregunté aún con mi espalda sobre su pecho y sus brazos firmemente alrededor de mí.

—También pueden estar allí si quieren. Son bienvenidas a caminar por allí o mantenerse contigo. Rochi conoce grandes lugares de fuera.

Eso era lo que quería que respondiera. ¿Quién era Rochi para él?

—¿Cómo conoces a Rochi? La primera vez que los vi pensé que eran pareja, pero me he dado cuenta de que ese no es el caso.

Peter me giró para mirarlo.

—Rochi es una de las más viejas amigas que tengo.

Esa fue una rara manera de decirlo. ¿Él quería decir que habían sido amigos por un largo tiempo? ¿Cómo desde que eran niños? Abrí la boca para preguntar cuando la puerta se abrió y entraron unos chicos que lucían como yo esperaba que lucieran los chicos de una banda de rock.

—Joder, hombre, yo me cabree cuando me dijeron que corriste a la  rubia sexy, pero maldición, amigo, no es de extrañar, si fue por esta nena.

Un chico con rastas rubias en una coleta y claros ojos verdes bordeados de rojo, como si hubiera dormido muy poco o tal vez fumado unos porros de más, me examinó abiertamente.

—Rama, ésta es Lali. Ella está conmigo. Sólo conmigo —Respondió Peter, manteniendo sus manos entrelazadas en mi cintura—.  Nadie la toca.

Rama enarcó sus cejas casi completamente afeitadas.

—Lo capto. No compartir a la chica de Peter. Es una maldita lástima, sin embargo, porque seguro que ella es muy linda.

Un chico con el cabello anormalmente rojo y corto peinado en puntas empujó a Rama.

—Vas a ganarte una patada en el trasero. Retráctate y cállate. Ese hombre asusta como la mierda.

Peter señaló al chico que acababa de hablar.

—Ese es Simón. Él tiene el nombre más normal del grupo. También es la segunda voz.

—Hola —dije no muy segura de que más se suponía que tenía que decir.

—Ella es totalmente educada. Eso es sexy —Respondió Rama, guiñándome un ojo.

Un tipo con la cabeza rapada y al menos unas quince perforaciones por el oído, caminó y agarró a Rama por los hombros.

—Mantén tu trasero en el escenario antes de que tengamos un baterista menos.

—Él es Rubber y por favor no preguntes —dijo Peter mientras el calvo asintió con la cabeza y empujó a Rama por la puerta.

—Hora del show, Peter; vamos a volar este lugar. 

Simón salió de ahí mientras lo seguían los otros dos.

—¿Eran lo que esperabas? —Preguntó Peter mirándome con una expresión preocupada.

—Sí. Exactamente lo que esperaba —Le aseguré y me dirigí a la puerta.

—Espera, olvidé mencionarte algo —dijo él. 

Lo miré.

—¿Qué?

Cerró la distancia que había puesto entre nosotros.

—Necesito un beso para la buena suerte.

Oh, Dios, sí. Podía hacer eso. Puse ambas manos en sus hombros y me incliné de puntillas para darle un beso rápido en los labios. Él tenía otras ideas. Acarició mi labio inferior con su boca y lo lamió suavemente antes de resbalar su lengua dentro para enredarse con la mía.

Terminó muy pronto. Dio un paso atrás y respiró hondo.

—Bien. Tengo que salir antes de que decida que pueden hacer esto sin mí y cerrar esa puerta.

La sensación de vértigo sobre el poder sexual que vino con sus palabras fue sorprendente. Realmente me gustaba que se sintiera tan atraído hacia mí. Pero de nuevo, ¿qué chica no lo estaría?

Peter se agachó y tomó mi mano mientras caminábamos hacia la entrada del escenario. Con un guiño, dejó ir mi mano y salió al escenario. El humo lo consumía y tuve un momento de pánico por el recuerdo de estar atrapada en el humo y haber tenido a alguien que me rescatara en el sueño, pero eso nunca había sucedido.

La batería comenzó a escucharse con un sonido tribal extranjero, y  los gritos de los fanáticos se calmaron. Vi como Peter salió del humo y se puso en la luz roja. Algo parecido a bragas y sujetadores fueron lanzados al escenario. Simón salió en la siguiente luz y Rubber vino en la última.

El ritmo tribal se hizo más fuerte con Rama tocando el sonido hipnótico. El sonido de una guitarra eléctrica entró en la mezcla y luego la voz de Peter se unió.

"Peligro, peligro corriendo frío
Sabiendo pero temiendo solo lo mismo
La muerte viene y sin embargo está hecho el ataque
De pie mientras se mantienen las bandas
No camines. No camines donde la luz no puede brillar
Sabes que la advertencia se ha dicho
Viene de lo que es mío y yo sé que así será.
Vamos, es todo lo que queda. 
Deja ir tu pecado que no tiene ira
El peligro es la última petición del infierno
Vamos, es todo lo que queda.
Deja ir tu pecado que no tiene ira
El perdón no había sido dado todavía
Todavía no, todavía no
Sin arrepentimientos".

—Esa es nueva. La amo —Susurró Euge mientras se acercaba a mi lado.

—Es solo una mierda morbosa, eso es lo que es —dijo Rochi con un tono molesto.

Mientras veía a Peter cantando la canción, me pregunté qué canción había escuchado antes. Su voz era tan familiar. Yo ya lo había oído cantar. Su repertorio no era común, así que sabía que no había sido en la radio.

Movió sus ojos hacia mí y una sonrisa tiró de las comisuras de su boca antes de regresar al público y empezar la siguiente canción. Simón habló a sus fans. Peter podría ser la voz, pero no era la personalidad. Él no interpretaba para la multitud. Simón hacía un buen trabajo en eso. Las chicas gritaban el nombre de Peter de igual manera.

—Él juega su carta misteriosa bien —dijo Euge con aprobación—, ellas lo aman porque sienten que esconde un gran secreto y lo quieren saber.

Rochi resopló y ambas nos volvimos hacia ella. Si Peter tenía un secreto, seguramente ella lo sabría

—Nadie quiere estar dentro de su cabeza. Créanme.

Sentí la necesidad de defenderlo. Sacudiéndome, miré hacia atrás para verlo. Lo había conocido una semana. Ella sabía la mayor parte de su vida. Yo no sabía nada en realidad.

—Deja de fruncir el ceño, Petisa. Sólo bromeaba. Peter Lanzani tiene sus secretos, pero nada te hará  huir de él. Créeme cuando te digo eso.

Eso estaba mejor. Ella no estaba siendo tan negativa acerca de él ahora. Me gustaba Peter. No era nada a lo que yo supuse primero. Empecé  a decir algo a Euge cuando los sonidos de la guitarra de Peter se convirtieron en el único sonido que había. El resto de la banda dio un paso atrás, dejándolo en el centro del escenario. Algo dentro de mí dolía. ¿Era el triste sonido de la música o ver a Peter ahí en la oscuridad y solo? No estaba segura exactamente, pero hizo que mi pecho doliera. Luego, él comenzó a cantar. Cada palabra me atravesó. Algo acerca de lo que cantaba. La melodía me envolvió. Yo quería ir con él y abrazarlo. Me apoyé contra la pared mientras las palabras «Sin embargo, te quedas» hicieron que mi corazón se acelerara. ¿Qué había de malo en mí? Mi cabeza se sacudió violentamente y las palabras «Sin embargo, te quedas» tamborileaban una y otra vez mientras mi respiración se volvía difícil y mi visión borrosa. Escuché a Rochi preguntándome si estaba bien. Oí la frenética voz de Euge diciendo que yo tenía un ataque de pánico. No podía concentrarme en ninguna de ellas. Las palabras me ahogaban. Causando asfixia. Necesitaba aire.

—Muévanse —La voz de Peter rompió la niebla dentro de y me las arreglé para tomar la respiración profunda que tanto necesitaba. Tosiendo el aire que había entrado a mis pulmones—. Te tengo, Lali. Todo está bien. Lo siento —Murmuró otras cosas que no entendí, pero me tranquilizaron.

Mi corazón se calmó y sentí como se convirtió en un dolor pequeño. Peter me estaba sosteniendo y me estaba meciendo en sus brazos.

Su mano acariciaba mi cabeza con suaves movimientos. De repente, me sentí cansada.

—¿Está bien? —Preguntó Rochi desde algún lugar cercano.

—Sí, está respirando más tranquilamente ahora —Respondió Peter.

—¿Qué demonios pasó? Estaba bien un minuto y al siguiente entró  en pánico. Yo sabía lo que era porque yo tuve varios después de que mi novio murió. Podía verlo en su cara. No podía respirar, no podía ver — Euge parecía molesta.

Levanté la cabeza del pecho de Peter y levanté la mirada para ver  que Peter estaba sentado en el piso con la espalda apoyada en la pared y   yo en su regazo. Euge se arrodilló junto a nosotros, retorciendo sus manos frenéticamente.

—Estoy bien. No sé qué es lo que pasó. Solo algo se quebró —Traté de explicar. Decidí no decirles que la letra de su canción me había enviado en una espiral fuera de control.

—Es el movimiento. No has dormido lo suficiente. Te estás extra limitando. Te estoy forzando a salir por la noche y descargo todas mis emociones contigo. He llorado en tu hombro y tú eres la única que me hace sentir mejor. Es mi culpa. Necesito continuar.

Levanté mi mano para detener a Euge de su repentina necesidad de culparse por esto.

—Estoy bien. Nada es culpa tuya. No sé qué lo provocó, pero estoy bien ahora.

Me sentí como una idiota acurrucada como una niña en los brazos de Peter. Era un milagro que este chico todavía no me hubiera mandado a sacar.

Empecé a levantarme para poder permitirle volver con la banda. Sonaba como si los otros miembros continuaron sin él. Se levantó rápidamente y permaneció junto a mí como si yo fuera a estrellarme contra el suelo.

—Se supone que tienes que estar ahí fuera —Le dije asintiendo con  la cabeza hacia el escenario.

—Puedo dejarlo por la noche. ¿Quieres que te lleve de vuelta a tu dormitorio? —Su tono preocupado hizo esto aún más humillante.

Yo era la amiga loca, mentalmente inestable.

—No. En serio. Estoy bien, pero creo que me iré si Euge está bien con eso —La miré de reojo y ella asintió con la cabeza.

—Puedo llevarte. Ella puede quedarse y escuchar el resto del concierto —dijo él, estudiando mi rostro como si estuviera esperando una respuesta.

—Lo tengo, Peter. Ve y haz lo tuyo. Tienes una larga  noche por delante —Rochi elevó la voz y Peter le lanzó una mirada de advertencia. Era algo que estaba acostumbrada a verlo de él hacia ella. Él lo hacía mucho.

—Estoy bien. Ve a cantar —Le aseguré de nuevo y lo empujé suavemente hacia la entrada del escenario.

Peter profundizó su ceño y empezó a menear la cabeza. Rochi dio un paso adelante, lo agarró por el brazo y le susurró algo al oído con enojo.

Su suspiro de derrota me molestó, pero cuando terminó, él asintió con la cabeza y me miró.

—Está bien. Si estás segura de que estarás bien. Solo di la palabra y yo te llevaré de nuevo al dormitorio.

—Afirmativo —Le contesté.

Peter asintió con la cabeza y se dio la vuelta corriendo de nuevo al escenario. La multitud en el club estalló en aplausos y corearon su nombre.

—Muy bien, Petisa, salgamos de aquí antes de que él cante de nuevo. Al parecer, es tu Kriptonita.

1 comentario:

Comenten, todas sus opiniones cuentan:3