miércoles, 10 de julio de 2019

Existence #3: Capítulo 25

Lali.

El guardia de seguridad en el club me llevó de vuelta a la habitación donde Peter me esperaba. Toda la cosa de sólo aparecer en los lugares era una lección que Peter aún tenía que enseñarme. Siempre me entraba pánico en el último minuto y terminaba en lugares al azar, como los baños de una estación de servicio o el pasillo de la leche de los supermercados. Le proporcionaba a Peter entretenimiento sin fin con todos mis ensayos y errores.


El guardia se detuvo frente a una puerta marcada como privada y llamó una vez, y luego abrió la puerta y se hizo a un lado para dejarme pasar. La habitación era similar a la mayoría de los cuartos previstos para él en los lugares donde Cold Soul tocaba. Había un bar con bebidas y botellas de agua, y amplios sofás y sillas para sentarse. Las paredes de esta, estaban llenas de espejos.

Peter estaba recostado en el sofá, pero se levantó y se acercó a mi cuando el hombre cerró la puerta detrás de mí. 

—¿Por qué tardaste tanto? —Me preguntó con una sonrisa en su perfecto rostro.

—Euge y Tacho tuvieron una sesión de reconciliación en nuestra habitación y no pude entrar hasta que el ruido se detuvo.

—Ah, no puedo decir que te culpo. Necesitamos seriamente enseñarte como cambiar de ropa a tu antojo. El único momento en que me quito mi ropa es contigo. El resto del tiempo yo decido lo que quiero usar y mi apariencia cambia.

Pensé en eso y decidí que dejaría esa lección para más adelante. Mis habilidades no eran geniales y el pensamiento de que podría terminar desnuda en público porque había hecho algo mal me aterrorizaba. 

—No hay que enseñarme eso todavía.

Peter se rió entre dientes, como si hubiera leído mi mente y supiera exactamente cuál era mi temor.

—Solo avísame cuando estés lista. Trabajaremos en ello.

Asentí y tomó mi mano y me llevo hasta el sofá. 

—Escribí una nueva canción después de que nosotros, uh, ya sabes. —Me miró y una tímida sonrisa se dibujó en sus labios.

—¿Después de que tuvimos sexo?

Peter negó con la cabeza. 

—No, Lali, de que hicimos el amor. No confundas ambos.

El placer de sus palabras me recorrió. Me gustaba que este nuevo cuerpo todavía sintiera sensaciones.

—La escribí la mañana después de que hicimos el amor. Sin  embargo, no la he compartido con la banda, porque es personal.

Me senté y él se acercó y recogió la guitarra acostada en la silla junto a mí. Apoyó el pie en el borde del sofá y deslizó la correa de la guitarra alrededor de su cuello. Justo cuando pensaba que Peter Lanzani no podría ser más sexy él me demostraba que estaba equivocada

—¿Por qué sonríes? —preguntó mirándome.

—Oh, solo estoy pensando que tengo el novio más sexy del planeta. Lo único que podría mejorar esto es si estuvieras sin camisa.

Peter sonrió, y tiró de la correa de la guitarra por encima de su cabeza y luego alcanzó el dobladillo de su camisa y se la quitó arrojándola en mi regazo. 

—¿Está mejor? —Preguntó mientras pasaba la correa por la parte trasera de su cuello.

—Oh, sí. —Peter sacudió la cabeza y se rió—. Lo haces difícil para un chico, Lali Esposito. Estaba preparándome para ser romántico y ahora  mi mente tiene pensamientos perversos.

Me incliné hacia atrás y crucé mis piernas y sostuve su descartada camisa en mi nariz para olerla. Puede que no se la devuelva.

—Maldita sea —murmuró Peter mientras me miraba—. No creo que recuerde la letra de la canción ahora.

Saqué mi labio inferior en un puchero. 

—Pero quiero oírla.

Peter cerró los ojos y acomodó la guitarra en su rodilla doblada. 

— Tus deseos son órdenes para mí —respondió sonriendo con los ojos cerrados. Su lengua salió y humedeció los labios. De repente, oír la canción no era tan importante. Quería lamer sus labios también. Entonces, él comenzó a tocar. Aparté mis ojos de sus labios mientras el abría su boca. Nuestros ojos se encontraron y sostuvo mi mirada mientras sus palabras se unían a la música.

Luz de día se desvanece mientras te miro desde la distancia.
Oscuridad reclama el cielo y desearía que tú pudieras solo saberlo.
Se supone que debemos estar a kilómetros, pero algo me atrae más cerca.
Se supone que debemos estar muy lejos, pero la gravedad nos acerca.
Más cerca de tu piel, rebeldía profunda dentro, te has apoderado de mí y parece que no puedo nadar a la superficie de mí ser. Estoy bajo tu control.
Preguntándome cómo hemos llegado hasta aquí, preguntándome como hemos llegado hasta aquí, al lugar al que debemos ir.
Oh, oh, oh, oh, sí.
Al lugar al que debemos ir.
Oh, oh, oh, oh.
Oh, oh, oh, oh, sí.
Las almas no están destinadas para cosas como estas.
Nuestros mundos no estaban destinados a chocar.
Estarás mejor marchándote mientras tienes algo que dejar atrás.
Se supone que debemos estar a kilómetros, pero algo me atrae más cerca.
Se supone que debemos estar muy lejos, pero la gravedad nos acerca.
Más cerca de tu piel, rebeldía profunda dentro. Te has apoderado de mí y parece que no puedo nadar a la superficie de mí ser, estoy bajo tu control.
Preguntándome cómo hemos llegado hasta aquí.
Preguntándome como hemos llegado hasta aquí, al lugar al que debemos ir.


Se supone que debemos estar muy lejos, pero algo me acerca.

Al momento en que sus manos dejaron de moverse, estaba levantada y alcanzando su guitarra. Necesitaba abrazarlo. Ahora. Peter comprendió mis intenciones y deslizó lejos la guitarra y la bajó sin quitar los ojos de mí. Me lancé a sus brazos, agarré su rostro y di una pequeña lamida a sus labios antes de deslizar mi lengua en su boca.

Peter ahuecó su mano en mi trasero, levantándome, y envolví mis piernas alrededor de su cintura. Lo amaba. Él era mío.

—Están en eso otra vez. Maldita sea, Peter tiene más acción que yo en estos días. —La voz de Rama nos interrumpió. Estúpido baterista.

—Vete —respondió Peter sin mirar atrás a nuestro intruso.

—No puedo, hombre. Seguimos en cinco —dijo Simón. Genial, teníamos a toda la banda como público. Los fulminé con la mirada por encima del hombro de Peter, lo que solo causó que todos rieran.

—Sentimos interrumpir tu hora feliz, cariño, pero necesitamos a nuestro cantante —Rama me guiñó un ojo. Él nunca habría guiñado de nuevo si Peter no se hubiera volteado.

Rubber lo golpeó detrás de la cabeza y murmuró: 

—Idiota.

Peter me permitió deslizarme por su cuerpo, pero mantuvo sus  manos firmemente sobre mi trasero. 

—Creo que voy a dejar este pasatiempo. Eres la única audiencia que quiero. Y estos idiotas se siguen metiendo con mi tiempo libre.

Miré a los tres chicos que formaban la mayor parte de la banda. Tenían un tecladista, Jet, que apenas logró aparecer justo antes de que la banda entrara al escenario. Él estaba increíblemente drogado todo el  tiempo.

—Ellos te necesitan y yo siempre estaré esperando a un lado del escenario cuando hayas terminado. No renuncies a esto por mí.

Peter metió un poco de cabello detrás de mi oreja. 

—Mientras tú estés esperándome, creo que puedo seguir con esto un tiempo más.

—Tres minutos —anunció Rama, recordándonos que todavía seguían ahí.

Presioné mis labios contra los de Peter y le di un beso rápido y luego lo empujé hacia la puerta.

—Vamos a hacer esto.



Peter.

—¿Cuándo empezaras a dejar venir a Lali? —preguntó Rochi mientras entrabamos al hospital.

—No lo haré. Ella puede ser inmortal pero pedirle que lidie con esto es algo que nunca haré. —La muerte no era fácil. Era una cosa trágica para los humanos. A diferencia de mí, Lali ha sido  humana.  Ella  entendía esas emociones, aún las experimentaba. Las  emociones  eran  parte de ella. Por mucho que odiara estar lejos, no quería traerla a este mundo.

—Ella es fuerte, Peter. La chica fue capaz de recuperar sus recuerdos a través de su corazón. Sus recuerdos fueron borrados, pero ella los trajo de vuelta y sobrevivió. Dale un poco de crédito.

Sabía que Lali era fuerte. Ella me amaba. Amar a la Muerte no es algo que cualquiera pueda hacer. Yo no era el portador de buenas noticias.

—Deja eso, por favor. Quiero recoger estás almas y volver antes de que Lali y Euge salgan a su noche de chicas.

—Bien, yo quiero volver antes de que Rama termine revolcándose con una zorra al azar en una caseta de baño. Todos queremos algo.

Ella seguía viendo a Rama. Eso era jodido en todas las formas. No quería ni pensar a lo que podría llevar. Rochi era solo una transportista. No era una Deidad. No tiene el poder que yo para salirse con la suya rompiendo las reglas.

—¿Esto sigue siendo una aventura, Rochi? —Le pregunté mientras estábamos fuera de la habitación del hospital donde sollozos y dolor nos esperaban.

—Me gustan sus rastas, ¿de acuerdo? Y toda la práctica  que  ha tenido acostándose por allí le han dado bastante experiencia en el área. Es solo por diversión.

No sonó convencida. Eso no era bueno. Trataría con eso más tarde. Tal vez Rama terminaría acabando con esto y yo no tendría que hacerme cargo.

—No es como si nos viéramos más que un par de veces a la semana. Sé que él lo hace con otras el resto de la semana. Estoy bien con eso. Él es humano, yo no.

Nada en su tono apoyaba su afirmación de que estaba bien. Se convertiría en una novia celosa muy pronto. Dios ayude a ese chico a sobrevivir esto. Él nunca había disgustado a un inmortal antes. Esto no podía ser bueno.

Cuando entré en la habitación no vi el alma que había venido a recoger. Sin embargo, el rostro familiar de pie en la esquina abrazando a una mujer llorando llamó mi atención. Gastón estaba solemne mientras sujetaba firmemente a la rubia en sus brazos. Reconocí su alma. Era la que había sido incapaz de permanecer lejos de él mientras estaba saliendo con Lali. Un resplandor traslúcido se envolvió alrededor de los dos conectando sus almas.

—Bueno, mira lo que tenemos aquí —dijo Rochi mientras llegaba a mi lado. Su atención concentrada en el vínculo visible entre sus almas.

—No había visto este vínculo entre ellos antes —dije estudiándolos mientras Gastón susurraba palabras tranquilizadoras en su oído.

El alma que habíamos venido a recoger se alejó del cuerpo sobre la cama. Él era joven. También era problemas. Había una oscuridad que lo rodeaba. La oscuridad lo marcaba como peligroso. Esta alma no tendría otra oportunidad. Había ocasionado problemas en esta vida.

—Oh, oh. Tenemos un huevo podrido. —Se quejó Rochi mientras yo daba un paso adelante para envolver la barra de hierro, reservada para las almas enojadas, alrededor de sus muñecas. Proporcionaba control para el trasportista hasta que ella entregara el alma a su lugar de descanso final. Lidiar con las almas dañadas podía ser complicado. Una vez había tenido que bajarlas yo mismo, pero con el tiempo descubrimos mejores maneras  de manejarlas. No me gusta perder mi tiempo con viajes.

—Vamos, chico malo, vamos a terminar con esto —le dijo Rochi.

Esta alma había sido el compañero de Victoria. Ahora que él ya no vivía, la conexión se había transferido. El alma de Gastón ahora estaba completa.

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