Lali.
A pesar de que era un club para mayores de dieciocho años, Rochi consiguió meternos sin problemas. Yo había comenzado a rehusarme a entrar pero Euge estaba toda emocionada cuando el portero nos hizo una seña con la mano hacia adentro. Tenía que entrar para mantener a Euge lejos de los problemas.
—Deja de fruncir el ceño, Petisa.
No está tan mal. Relájate
—dijo Rochi mientras nos abríamos camino hacia una de las mesas vacías.
—Mi nombre es Lali —le informé.
—Solías
ser más divertida —murmuró. ¿Qué diablos quería decir con eso? Nos conocimos
hace seis horas máximo. Estaba a punto de preguntarle sobre su comentario cuando
un chico dio un paso frente a mí.
—Hola,
preciosa. Eres nueva aquí. Recordaría ojos como esos si los hubiera visto
antes.
Dejé escapar un suspiro cansado y
levanté la mirada hacia él.
—¿En serio? ¿Eso es lo mejor que tienes? —Pregunté
arqueando una ceja.
Su ceño confuso me molestó, así que caminé a un
lado de él.
—¡Cruel!
Me gusta. —Rió Rochi entre dientes mientras tomábamos nuestros asientos en la barra.
Euge me
agarró del brazo y tiró de mí cerca de ella.
—No mires ahora, pero Gastón está
aquí —susurró con entusiasmo en mi oído.
Sabía
que Gastón iba a la Universidad de Tennessee, una ciudad cercana a nosotras, pero no esperé encontrarme
con él tan pronto, especialmente no en mi primera
noche en la universidad. Comencé
a mirar hacia atrás, pero Euge me
apretó el brazo con fuerza.
—Te dije que no mires. Está con una chica. Están
bailando muy cerca y bueno, creo que podría estar follándose a su pierna.
—¿Qué
quieres beber, Petisa? —Preguntó Rochi con voz burlona al decir mi nombre ya
que la había corregido antes.
—Una
Coca-Cola estaría bien —dije, volviendo mi atención del agarre mortal de Euge
en mi brazo hacia Rochi, quien se encontraba sentada en un taburete, como si
ella fuera en realidad lo suficientemente mayor para ordenar algo más que un refresco.
—¿Quieres una Coca-Cola? ¿Por qué no estoy sorprendida? — Respondió
poniendo los ojos en blanco. Su mirada se movió de mí hacia algo sobre mi
hombro—. Bueno, mierda. —Murmuró.
Curiosa, me di la vuelta y mis ojos se encontraron con los de Gastón. Él de verdad bailaba con una chica que
podría estar follando su pierna. Sus manos tocaban el trasero de ella y le susurraba
algo en el oído, o al menos eso hacía hasta que me vio. Su
expresión de sorpresa me hizo sonreír. Estoy segura de que él no tenía idea de
que yo estaba en Boone. No había hablado con él desde el funeral de Nico. Sonreí
y lo saludé con la mano y me di la vuelta para ver a Rochi. Ella me miraba
de cerca, como si necesitara tirarme al suelo en cualquier
momento. ¿Cuál era su problema? Ella era tan extraña como para hacerme sentir
nerviosa.
—¿Lo conoces? —Me preguntó, cambiando
la mirada de mí hacia Gas.
Me encogí de hombros, tomé mi Coca que el camarero
colocó delante de mí.
—Sí, él solía ir a mi
instituto —le expliqué. No quise explicarle que fue mi novio durante tres años.
Probablemente me avergonzaría de alguna forma con esa información.
—Él fue
su novio por tres años. Eran inseparables. —Intervino Euge con su jugoso
momento de cotilleo. Tendré que agradecerle después por eso.
—Hmmm...
Bueno Petisa, necesitas decidir qué harás porque aquí viene —dijo Rochi.
Parecía molesta.
Genial.
—¿Lali?
—El tono de sorpresa de Gas me hizo desear haberme quedado en el dormitorio
esta noche. No me encontraba de ánimos para esto
ahora. Especialmente con Rochi vigilando todos mis movimientos.
Tomé una respiración profunda,
forcé una sonrisa
en mi rostro, y me di la vuelta para mirar a Gastón
—Hola, Gas.
—Hola, Gas. Un gusto encontrarte aquí —dijo Euge con una risita.
—No puedo creer que estén aquí —dijo Gas, con una enorme sonrisa en su rostro—. ¿Qué están haciendo aquí?
—Estamos en Boone —le expliqué.
—¿Boone? ¿En serio? ¿O sea que viven a sólo treinta
minutos de mí? —La emoción en su voz me sorprendió.
Habíamos terminado hace casi un año y medio. No era como si tuviéramos
muchísimo tiempo sin vernos.
—Sip. Nos mudamos hoy —dijo Euge antes de darle otro trago a su coctel
Shirley Temple. Al menos, yo creía que era un Shirley Temple. Seguramente Rochi
no le había ordenado algo con alcohol.
—¿Ibas a
llamarme? ¿Decirme que estás justo a la vuelta de la esquina? —La atención de
Gastón estaba puesta en mí, pero yo observaba a la rubia que había estado
follándose a su pierna. La expresión en su rostro
no parecía muy feliz. La miré acercándose a nosotros y envolver sus brazos
alrededor del brazo de Gastón. Volví mis ojos de su mirada enojada hacia la
repentina mirada tensa de Gastón.
—¿Y
quiénes son tus amigas, Gasti? —Preguntó la chica, presionándose más cerca de
él.
Tuve que
morder mi labio para evitar reírme con lo de “Gasti”. Euge me pateó y escuché
su risa ahogada. A ella también le divirtió lo del apodo.
—Uh, ella es uh… —tartamudeó.
Decidí
salvarlo de su momento de pánico y le sonreí a su nueva novia.
—Hola. Soy Lali y esta es Euge. Estuvimos en el instituto
con Gas. —Quería tanto decir Gasti, pero me contuve porque sabía que si lo
decía estallaría en carcajadas.
Levantó
su mano y la pasó a través del cabello rubio enmarañado de Gastón mientras
mantenía sus ojos en mí. Al parecer, yo era con quien menos se encariñó.
—¿En serio? Él nunca las mencionó.
Eso era un poco sorprendente. Dado
que terminamos el verano en que él se fue a la universidad. Me imaginé que me
habría extrañado al menos un poco. Supongo que imaginé mal. Me encogí de
hombros.
—No debe estar tan alto en su radar de importancia —contesté.
Miré a
Gastón y le sonreí. Me cansé de esta divertida conversación. Pude ver el ceño
fruncido en su frente y decidí alejarme mientras podía. Lo último que quería era que él o Euge ahondaran en nuestro pasado.
—Fue
lindo verte de nuevo, tal vez volvamos a vernos otra vez en los próximos tres
años. —Me di la vuelta en mi taburete y dejé que mi sonrisa falsa se disolviera. Ahora, era su turno
de irse. Habíamos tenido nuestro momento extraño. Es hora de continuar.
—¿Tu
número celular sigue siendo el mismo? —Preguntó Gas. Diablos. ¿Este chico no
entendió la indirecta? No estaba interesada en él. Él había seguido adelante. Por Dios.
—Sip. Su
número no ha cambiado —dijo Euge cuando fue obvio que yo no le iba a decir.
Esta vez pateé a Euge.
—¡Ay! —Gritó ella.
—Deshazte de ellos —le susurré a Rochi, quien estaba sentada allí,
sorprendentemente callada viendo todo el asunto.
Ella me
guiñó un ojo y puso su atención de nuevo en Gastón.
—Al parecer Lali no tiene
ganas de seguir con la charlita, Gasti. Así que tú y tu novia pueden regresar a
la pista de baile a follar. Estaban entreteniéndonos antes.
Cubrí mi rostro con mis manos. ¿Por qué confié en
ella para manejar esto?
Euge estalló en un ataque de risa y se dio la
vuelta en su taburete también lejos de
ellos. Mantuve mis ojos cerrados con fuerza
con la esperanza de que ellos ya se hubieran ido. No quería que Gas
pensara que había estado viendo su sucio baile.
—Se han ido. No hay de qué. —Anunció
Rochi y levantó
su vaso vacío en el aire, agitando el hielo en
él—. Es un poco lindo, pero creo que esa chica tiene uñas listas para cortar a
cualquiera que se acerque.
—Eso pude ver —le respondí y bebí lo que quedaba de
refresco en mi vaso.
—Aún está enamorado de ti —dijo Euge, dándome un
suave codazo. ¿Estaba ciega? Gastón ya
salía con alguien más. Él siempre ha sido educado y amable con todos. Por
supuesto que lo sería con nosotras. Hicimos juntos todo desde el momento en que
estuvimos en el primer año hasta el año en que él se graduó antes que nosotros.
—No, no lo está. Además, no me interesa.
Euge
suspiró e hizo un puchero.
—Nunca estás
interesada. Hoy ni siquiera fuiste
consciente de lo sexy que es Peter Lanzani.
En eso
se equivocaba. Fui muy consciente de lo sexy que era Peter Lanzani. Se
necesitaría ser ciega para pasar por alto ese hecho e incluso así, yo podría verlo. Su voz era
hipnótica. Pero hablábamos del cantante de una banda de rock. No es mi tipo. Su
tipo sería una chica con el suficiente tiempo
libre para tenerla desnuda y en una cama. Luego la olvidaría.
—Lo
noté. Sólo que no me importó. No me gustan los rockeros. Eso es lo tuyo.
Rochi se
aclaró la garganta y puse mi atención en ella.
—¿Qué tienes en contra de los
músicos?
—El
hecho de que tienen una chica diferente cada noche. Sexo, drogas y rock and
roll —le contesté.
Rochi me
estudió por un momento, luego asintió lentamente como si estuviera de acuerdo.
—Quizás, pero Peter no es el típico cantante.
—Claro que no —respondí, dejando que el sarcasmo se asomará en mi voz—.
No estoy de humor para hablar de eso. ¿Cuánto tiempo tenemos que quedarnos aquí?
—Acabamos
de llegar, Lali. Ningún chico lindo me ha invitado a bailar aún —se quejó Euge, mirando
por encima de sus hombros
por si alguien estuviera
mirándola.
—Bueno,
está bien. Esperaremos hasta que puedas bailar, ¿luego podemos irnos?
—Te has vuelto aburrida, Petisa —murmuró Rochi.
¿Qué le
pasa? ¿Por qué sigue llamándome Petisa? Sabía que mi nombre es Lali. ¿Y por qué
sigue refiriéndose a mí como si ya nos hubiéramos conocido desde hace tanto
tiempo? ¿Usa drogas? Ella había estado en la parte trasera de la motocicleta de
Peter Lanzani hoy. Tal vez era una
fan. ¿No es cierto que las fans toman drogas y se acuestan con los chicos de la banda?
—¡Oh,
chicos! —Gritó Euge tranquilamente y tiró de mi brazo. Dos chicos estaban de
pie detrás de nosotras. Uno de ellos me resultaba familiar; debo haberlo visto
en alguna parte antes.
—Mucho gusto en conocerte, Tacho
—dijo Euge con su dulce voz. La que ella creía que era sexy y que sólo usaba
cuando un chico atractivo hablaba con ella. El chico que me parecía familiar
estaba muy enfocado en ella. Pasó una mano a través de su cabello
rubio que se rizaba en las puntas,
dándole un aspecto desordenado. Me gustaba. No estaba segura de por qué
exactamente, pero lo aprobaba.
—Esta es mi amiga, Lali —le anunció Euge a los
chicos—. Lali, ellos son Tacho y Luca. Los dos van a la UT.
Luca dio un paso hacia mí.
—Si bailas conmigo,
pienso que tu amiga
bailaría con Tacho, y si lo has notado, él prácticamente está babeando. No le ha quitado
los ojos de encima desde que entraron
aquí. —La sonrisa burlona en su rostro mientras
miraba a Tacho alivió cualquier
preocupación que tenía. No coqueteaba conmigo. Él estaba aquí para ayudar a Tacho. Me puse de pie y tomé la
mano que Luca me había ofrecido.
—Me
encantaría bailar —le sonreí a Euge—, dale al chico un poco de crédito. —Le
dije haciéndola reír mientras se ponía de pie y deslizaba su mano en la de Tacho.
Él la miraba fijamente, como si le hubieran obsequiado una rara joya. Eso me
gustó. Mucho. Hasta ahora, Tacho tenía mi aprobación.
—Por supuesto, ustedes vayan y bailen. Yo me quedaré sentada aquí,
bebiendo —dijo Rochi, recordándome que estaba allí. La miré sintiéndome
culpable, pero ella tenía una sonrisa divertida en su rostro, así que supe que
sólo bromeaba. Además, Rochi es una fan de bandas de rock. No le interesan los
chicos universitarios.
—Volveremos pronto —aseguré.
Ella
levantó su nueva bebida.
—Estoy bien y de maravilla aquí. Por favor, vayan y
entreténganse. Tal vez te alegres más, Petisa.
Puse mis
ojos en blanco ante el continuo uso de su apodo. Acepté que siempre sería Petisa
para ella. No dejaría de llamarme así.
—Vamos a bailar —dije volviéndome hacia Luca.
Me llevó a la pista de baile llena
de gente. Los cuerpos se movían por todas partes. Muchos bailaban tan
intensamente como Gas y su novia. En serio, esperaba que Luca no creyera que me
frotaría contra él. Ese no era el tipo de baile que yo quería.
—Te vi hablando con Dalmau antes. ¿Lo conoces?
¿Conocía a Gastón? La Universidad de Tennessee era
un lugar enorme. Qué extraño.
—Uh, sí. Gas y yo fuimos juntos al instituto.
Luca nos
empujó dentro de lo más denso de la pista y deslizó una mano alrededor de mi
cintura. No estaba segura de si eso me agradaba.
—¿En serio? Qué bien. Gas y
yo somos hermanos ATO. Ah. Un chico de la fraternidad. Genial.
—¿Estás en la UT? —Preguntó con interés.
—Nop. Estoy en Boone.
Luca
deslizó su mano por mi cadera y me tiró contra él mientras la música se desaceleró a un ritmo sexy. No
me gustaba esto. Busqué en la multitud
hasta que encontré a EUGE, vi cómo les iba a ella y Tacho. Ella estaba envuelta
en los brazos de Tacho y lo miraba como si él fuera el chico más hermoso que
hubiera visto. Quería que ella tuviera su momento. Necesitaba divertirse y
comenzar a salir con otros chicos. ¿Pero podría lidiar con Luca frotándose
sobre mí para darle su momento?
Justo
entonces, dos grandes manos se deslizaron alrededor de mi cintura y me
sostuvieron con firmeza. Cálido aliento me hacía cosquillas en
el cuello y en vez de estar sorprendida, me excitaba.
—Se acabó el tiempo —dijo
una voz profunda y sexy detrás de mí. Los ojos de Luca se agrandaron.
—Eres…
eres… ¡Mierda! Eres Peter Lanzani. Peter Lanzani de Cold Soul. —Los brazos de Luca inmediatamente me soltaron y dio un paso hacia
atrás. Sus ojos centrados en el chico
detrás de mí. No estaba segura de por
qué Peter Lanzani se encontraba de pie detrás de mí,
reclamándome, pero le agradecía que Luca ya no presionara su pelvis contra mí.
—Sí. Ahora vete —contestó Peter. Luca asintió y se apartó entre los
cuerpos en movimiento.
Dándome
la vuelta, fruncí el ceño. La mirada aliviada en su rostro me sorprendió.
—¿Qué
fue todo eso? —Le pregunté.
Los ojos
de Peter cambiaron de ser un remolino de fuego mientras veía a Luca alejarse, a
un resplandor suave cuando me miró.
—Parecías incómoda.
¿Cómo sabía eso?
—Tal vez. Pero, ¿por qué te
importa?
Peter soltó un suspiro de frustración y sacudió la
cabeza.
—No lo sé. Pero me importa.
Bueno… eso fue inesperado.
—¿Bailarías conmigo, Lali?
Estudié
a Peter mientras él me observaba cuidadosamente, esperando mi respuesta. No
confiaba en chicos como él. Ninguna mujer debería. Pero no podía despreciarlo. Deslicé
una mano sobre su brazo.
Sus manos aún estaban en mi cintura.
La música se desaceleró
inmediatamente. El ritmo sensual de la música se convirtió en un ritmo más
fácil y fluido. Me acomodé en sus brazos y la confianza vino hacia mí
fácilmente. Las manos de Peter no vagaron. Ni hizo movimientos vulgares
con su cuerpo. En lugar de eso, me
sostuvo cerca mientras nos movíamos con la música.
El aroma
de su camisa era algo oscuro y exótico. Quería enterrar mi nariz en ella y oler su esencia. Este chico podía ser
peligroso. Cada parte de él era irresistible. Girando un poco la cabeza para
poder olerlo mejor, me sorprendí cuando un suave gruñido vibró contra su pecho.
¿Qué fue eso?
Lo miré
y vi que sus ojos ahora eran fríos y severos, y se centraban en algo detrás de mí. Miré sobre mi hombro y
vi a Gastón allí. Sus manos en sus bolsillos y su novia pareció haber
desaparecido de su brazo. Él me observaba. Me aparté de los brazos de Peter y me
volví hacia Gastón.¿Necesitaba algo?
—Hola, Gas
—dije, tratando de aliviar la tensión repentina. ¿Ellos se conocían?
—Lali. Quería
ver si bailarías conmigo por los viejos
tiempos. No sabía que tú estabas,
uh, con Peter Lanzani. Guau, tú moviste al
mundo.
Me reí. A estos chicos de verdad les interesaba la
banda de Peter.
—No estoy con Peter. Nos conocimos hoy.
Me encantaría bailar contigo, mientras que a tu novia no le importe. Déjame
terminar este baile primero.
Gas cambió su mirada de mí hacia Peter y luego volvió a mí rápidamente.
—Sí, claro. Estaré esperando.
Le di
una sonrisa tranquilizadora porque de pronto parecía muy nervioso. Raro, Gas no
era del tipo nervioso. Me di la vuelta para colocar mis manos de nuevo en los
brazos de Peter. Los músculos se flexionaron bajo mis manos y mi imaginación se disparó. Se vería increíble
sin camisa. No tenía que verlo
para saberlo.
—Lo conoces —dijo Peter en un tono lento.
—Sí.
Fuimos al instituto juntos —le expliqué, pasando por alto el hecho de que él
fue mi primer y único novio. Peter se veía enojado con Gas. Probablemente me lo estaba imaginando, pero protegería a Gas
por si acaso. Para ser un músico, Peter realmente tenía músculos.
—¿Te gusta? —Me preguntó Peter.
Bueno,
eso fue muy directo. Dejé de bailar y lo miré fijamente.
—No creo que eso sea
de tu importancia. Nos acabamos de conocer hoy.
Peter se
mordió su labio inferior y maldición, ¡eso era
increíblemente sexy! Realmente quería morder ese labio y chuparlo. Yo
estaba tan obsesionada como cualquier otra fan. Acababa de conocer al chico y
ya tenía malos pensamientos de él.
—Está bien. Tienes razón. Lo siento. —Me respondió.
Su expresión de tristeza hizo que
me doliera el corazón. Ignoré el deseo de acercarme y tocar su rostro. No
quería que estuviera triste. ¿Soné cruel? No quise hacerlo.
—Vamos a bailar —dije mientras la música comenzó
otro ritmo sexy.
Peter
asintió y sus manos se deslizaron hacia mis caderas mientras me traía más
cerca. La forma suave y fácil en que su cuerpo se movía con el mío hizo que mi corazón se acelerara con entusiasmo. Sus
manos dejaron mi cintura y me rodearon las muñecas. Levanté la mirada hacia él mientras tomaba mis manos y las subía
para rodear su cuello, presionando mi cuerpo más cerca de él. El apasionante y oscuro destello en sus ojos hizo que mi
respiración se dificultara. Yo no era lo suficientemente experimentada como
para jugar en su mundo. Pero no importaba qué tan peligroso pudiera ser para mi
corazón, parecía que no podía liberarme del encanto hipnótico bajo el que él me tenía.
—Muy
bien, Don Juan, por qué no dejas a Lali aquí. Tienes lugares a los que ir y gente que ver. —La voz de Rochi me trajo de vuelta a la
realidad. Dejé que mis manos cayeran de su cuello y di un paso hacia atrás.
—Rochi —su tono de advertencia me hizo temblar.
—No te pongas irritable. Sólo te estoy recordando tus planes —le respondió, dándole énfasis a la última palabra. ¿Qué era Rochi exactamente
para Peter Lanzani?
que Lali recuerde luego a Peter:(
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