viernes, 5 de julio de 2019

Existence #3: Capítulo 8

Lali.


Me quedo fuera de vista y sólo te susurro a ti.
Palabras que no puedo decir. Palabras que tu no necesitas escuchar.
Palabras que no puedo evitar que se enreden en mi camino.
Ahora, no puedo estar solo. Ahora, no puedo ignorar que estoy bajo tu influencia.
Me has reclamado y no me importa quién lo sepa. Me has reclamado y no me importa
quién lo vea. Estoy debilitado y me fortalezco en tus brazos.
Me has reclamado y necesito sentirte cerca.

Te quedas con ganas de más de lo que jamás podría comprender. Yo estoy indefenso, necesitando ceder a cada una de tus órdenes. Esperar ver tu sonrisa me está consumiendo y atando mis manos. Nada de lo que ofrezco podría ser digno de tu amor.
Es un milagro que me vieras y no huyeras nunca.
Pasaré toda mi vida tratando de ser el hombre que tu crees que soy.
Ahora, no puedo estar solo. Ahora, no puedo ignorar que estoy bajo tu influencia.

Te has hecho cargo de mí y ahora, no puedo ignorar lo que me has mostrado.
Me has reclamado y no me importa quién lo sepa. Me has reclamado y no me importa quién lo vea. Estoy debilitado y me fortalezco en tus brazos.
Me has reclamado y necesito sentirte cerca. Mantienes el fuego dentro de tu mirada.
Hipnotizas a todos los que entran en tu laberinto.
No sé nada de tus pensamientos, pero tengo que tomar el  sol  en  el calor de tus rayos.
Nada de lo que haces podría ser malo. Eres por siempre perfecta en todo sentido.
Ahora, no puedo estar solo. Ahora, estoy bajo tu influencia.
Te has hecho cargo de mí y ahora, no puedo ignorar lo que te he mostrado.
Me has reclamado y no me importa quién lo sepa.
Me has reclamado y no me importa quién lo vea.
Estoy debilitado y me fortalezco en tus brazos.Me
has reclamado y necesito sentirte cerca.” Estoy
debilitado y me fortalezco en tus brazos. Me has reclamado y necesito sentirte cerca.

La música inquietantemente dulce se reprodujo una y otra vez en la oscuridad. No podía abrir mis ojos, pero no me sentía asustada. Sabía que me encontraba a salvo. Las palabras me calmaron y, finalmente, caí en un sueño profundo. Brillantes ojos azules que resplandecían contra la noche fueron las últimas cosas que recordé.

—¡Levántate! Eres como el muerto durmiendo. Lo juro. Saca tu perezoso culo fuera. Tenemos clase en diez minutos —me gritaba Euge mientras me golpeaba con su almohada.

Gemí, di la vuelta, y bloqueé la embestida de la almohada de plumas. 

—Estoy despierta. Puedes parar ahora.

—Ya era hora. He intentado todo lo demás. He estado despierta durante más de una hora. Tu estúpido despertador se aseguró de despertarme. ¿Cómo has podido dormir a pesar de ese molesto pitido?

—¿He dormido a pesar de que sonó el despertador? —pregunté sentándome y entrecerrando los ojos a los rayos del sol. Era pasada de las ocho. No llegaría a mi clase de Literatura a tiempo. Mierda. Gran primera impresión.

—Sí, lo hiciste. Eso nunca ha sucedido. ¿Qué hiciste, tomaste una pastilla para dormir?

Me puse de pie y me estiré. 

—No, sólo dormí muy bien. —Me detuve y pensé en la extraña oscuridad y la música. La voz y la canción—. Soñé con una canción —dije, después me detuve. Euge pensaría que había perdido la cabeza.

—No hay tiempo para hablar sobre canciones en este  momento.  Aquí, ponte esto y ve a cepillar tus apestosos dientes. Tenemos que irnos. Menos mal que te ves bien sin maquillaje.

Euge metió un par de pantalones cortos y una camisa en mis brazos y me llevó al cuarto de baño. Supongo que no le contaría de mi canción. Aunque, quería contárselo a alguien.

Peter no se encontraba en clase de literatura. Me decepcionó que no se hubiera presentado y cargado mis libros, pero me sentí aliviada porque pude concentrarme en mis estudios. Ser capaz de escuchar y concentrarme aseguraría que pasara este curso. El primer día y ya teníamos una asignación. También tuvimos que trabajar en equipo. No es mi punto fuerte. Tres chicas y tres chicos por grupo. Tuvimos que leer tres diferentes obras de literatura sobre autodestrucción de hombres. Luego tuvimos que escribir un punto de vista femenino del artículo y un punto de vista masculino como los hombres de las historias autodestructivas. También tuvimos que identificar con quién podríamos relacionarlos en la actualidad y describir cómo esta autodestrucción afecta la política.

Metí mis libros en mi mochila y me dirigí a la pizarra para leer los trabajos en grupo. Cada persona de nuestro grupo tenía una dirección de correo electrónico junto a su nombre para que pudiéramos contactarnos  una vez que hubiéramos leído el primer libro, Ethan Frome. Di un paso adelante. Yo ya había leído ese libro. La fila fue disminuyendo, ya que varias personas se marcharon sin mirar. Caminé y escaneé la lista de mi nombre.

Keith Fromer 
Lali Espósito 
Jessi Gilheart
Jackson Driver 
Maddy McGowin 
Peter Lanzani

Dejé de leer los nombres y miré detrás de mí. ¿Por qué estaba el nombre de Peter en esta lista? No venía a esta clase.  ¿O  sí?  La chica detrás de mí se aclaró la garganta de manera irritada. Tomé  una  foto  rápida de las personas de mi grupo y de sus direcciones de correo electrónico con mi iPhone y me fui.

¿Peter se había saltado la clase?



Peter.

Para cuando terminé con las almas, ya era demasiado tarde para ir a clase de literatura con Lali. Odiaba perder la oportunidad de sentarme junto a ella, pero me quedé hasta tarde a cantarle para que se durmiera. Eso era algo que extrañaba. No me atreví a irme hasta que  supe que dormía pacíficamente.

Las puertas del edificio de Inglés se abrieron y Lali vino caminando con el ceño fruncido en su rostro. No me gustaba que fuera infeliz. Salí de mi escondite hacia su camino.

—¡Oh! Peter. Estás aquí. —Parecía sorprendida.

—Sí. ¿Esperabas que te abandonara? —le pregunté en broma.

Su ceño se desvaneció y me sonrió. Eso estaba mejor. 

—Me siento curiosa en cuanto a por qué perdiste el primer día de Literatura.

Ella había visto la lista. Pasaríamos tiempo juntos, también. Cuanto más tiempo pudiera pasar con ella, mejor. Ahora que sabía que no se encontraba realmente impresionada con Gastón, podía respirar un poco más tranquilo.

—Me quedé despierto hasta tarde. Me pondré al día.

—Tomé notas. Tengo algo de tiempo antes de encontrarme con Euge. Si quieres ir a tomar un café o ir a una mesa de picnic, yo podría darte todo lo que te has perdido —ofreció.

Preferiría ir a un lugar más privado, pero no era una posibilidad. Nunca sería capaz de explicar cómo podía colarme en su habitación tan fácilmente, y que yo no tenía una habitación para que ella  se  colara  dentro.

Eso era algo que realmente necesitaba rectificar. Necesitaba un lugar para, por lo menos, parecer como si viviera allí. Seguiría curiosa y hasta saber que me quisiera no podría decirle quién era yo realmente. No creo que me acepte si le explico mi existencia precipitadamente.

La biblioteca. Podríamos tener privacidad. 

—¿Qué te parece la biblioteca? —pregunté. Sus ojos se iluminaron.

—Perfecto. Tenemos que conseguir una copia de Ethan Frome si no lo has leído.

Podríamos fingir que necesito la copia de Ethan Frome

—Vamos a buscar ese libro —le contesté.

Lali asintió y empezó a caminar hacia la biblioteca. Le tomé la mochila. Odiaba verla llevarla a su alrededor. Se veía tan pesada sobre sus hombros. 

—Yo me encargo. Muéstrame el camino —dije cuando me miró.

Se sonrojó y murmuró un «gracias» mientras se dirigió hacia la gran construcción de piedra de tres pisos que, yo sabía, tenían un muy tranquilo y aislado ambiente. Lo había comprobado ya.

Abrí una de las enormes puertas dobles y dejé a Lali caminar en el interior. 

—Ve a la planta superior —susurré y asentí hacia la escalera a nuestra izquierda.

Lali no discutió. Hizo lo indicado y la seguí. La vista de su  pequeño y lindo trasero en los shorts que vestía hoy hacía esta idea aún mejor. Llegó a la planta superior y me miró. 

—¿A dónde?

—Hay un área de estudio en la parte trasera que esta generalmente vacía, podamos hablar sin molestar nadie —Expliqué.

No había nadie allí. Si alguien estuviera allí, ya me había preparado para convencerlos de irse.

—¿Tienes otra clase hoy? Esta era la última para mí —preguntó Lali mientras sacaba una silla y se sentaba.

—Ya he terminado por el día también, así que no hay necesidad de apresurase —contesté. Quería todo el tiempo que pudiera pasar aquí solo con ella.

—Bien, genial. —Sonrió y sacó su libro de Literatura y un cuaderno—. Mi escritura puede ser desordenada cuando trato de escribir rápido. Se supone que recibiré una  portátil la semana que viene. Mamá va  a enviármela. Hasta entonces, tengo que hacer garabatos en todo.

Tendría que pasar una semana sin un ordenador portátil. Sabía que sería difícil para ella. Quería que tuviera algo para escribir. A Lali le gusta tomar a fondo sus notas. Ella no sería capaz de hacer eso con una pluma y papel. 

—Tengo un ordenador portátil que no estoy usando. Eres bienvenida a tomarlo prestado hasta que llegue el tuyo.

Sus ojos se iluminaron. 

—¿En serio? ¿Tienes uno extra?

No tenía un ordenador portátil, pero iría a comprar uno tan pronto como me fuera de aquí. 

—Es todo tuyo.

—Gracias. Eres un salvavidas. Esa es una oferta tan dulce. Te prometo que cuidaré de él.

La expresión en su rostro me  hizo querer  comprarle cinco portátiles  y todo lo que ella quisiera.

—Sobre el concierto  del viernes por la noche… —comenzó. Por favor,  no dejes que me cancele ahora. La quiero allí.

—¿A qué hora tenemos que estar allí? ¿Tú te irás temprano y calentaras?

—El concierto comienza a las ocho, pero vamos a calentar alrededor de las cinco. Luego nos relajaremos y pasaremos el rato detrás del escenario hasta el momento del espectáculo.

—Oh, guau. ¿A qué hora tenemos que estar ahí?

No me encontraba preparado para esa pregunta por el momento. Yo quería que viniera a mi práctica conmigo, y dejar que Euge llegara con Rochi más tarde.

—¿Rechazarías mi petición de viajar conmigo, practicar y quedarte toda la noche conmigo?

No respondió de inmediato. Vi como una serie de emociones cruzó su rostro. 

—Um, bueno. ¿Qué pasará con Euge y Rochi? ¿Pueden venir temprano, también?

Negué con la cabeza. 

—No, ellas llegaran un poco más tarde.

 La quería sin su pandilla.

—Oh —respondió y se mordió el labio inferior varias veces antes de mirarme de nuevo—. ¿Estarías bien si sólo vengo con ellas? Euge ansía esto y Rochi todavía la pone nerviosa. Además, mientras estés calentando voy a estar sola.

Traté de no dejar que la decepción se mostrara en mi rostro.

 —De acuerdo, Lali. Lo que te haga sentir cómoda. —Recordándome a mí mismo no presionarla. Yo quería recuperar lo que teníamos. Pero para Lali yo todavía era un chico que acababa de conocer. Uno del que no estaba segura si confiar.

—Muy bien, gracias —respondió y comenzó a sacar más papeles de su mochila. Olvidé que vinimos aquí para ponerme al día en lo que me perdí en clase—. Como dije, tomé notas, pero tomé probablemente más de lo necesario. Puedes mirar por encima y anotar los puntos destacados. Voy a ir a buscar una copiadora y hacerte una copia del plan de estudios. Ah, y buscaré el libro, también. —Se detuvo y se dirigió a las escaleras. Me recosté en mi silla y cerré los ojos. Un día, me gustaría tenerla de vuelta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenten, todas sus opiniones cuentan:3