—No va a mejorar la situación si sigues mirándola desde ahí como si fueras su maldito perro guardián —Se quejó Rochi desde la silla de la esquina del dormitorio de Lali en la cual se sentaba.
Ni
siquiera me tomé el tiempo de responder su burla. No podía apartar mis ojos de Lali
mientras permanecía acostada en su cama. A salvo. Aquí conmigo y segura. La ira
dentro de mí hervía porque fue arrebatada frente a mis narices. Había sido
paciente con los tratos con esos
espíritus, pero ya no más. Se metieron con el chico equivocado. No habría más
criaturas sin almas cerca de Lali. No esperaré para ver cuáles son sus intenciones. Terminaré con su
existencia. Debo comenzar con María. No podría ser otra persona desaparecida.
Puedo asegurarme de que nadie la recuerde. No quiero esperar hasta que olviden
que existió. Deberá ser un corte limpio. María deberá desaparecer cuando Pablo
lo haga. Me molesta que esté todavía por aquí, a pesar de que no causó ningún
revuelo desde su partida. La he observado, pero actuó como la caprichosa
animadora, cabeza hueca de siempre. Ni una sola
vez se acercó a Lali o intentó coquetear conmigo
para molestarla. Al menos que quien la creó le haya ordenado dejarme en paz a mí y a los míos.
—Tienes esa expresión en tu rostro
de “Voy a patearle el trasero a alguien”,
Peter. ¿Qué planeas? —Demandó Rochi.
Casi había olvidado la presencia
de Rochi en la habitación. Había estado aquí cuando regresé preocupado por Lali.
Eso es todo lo que podía decir de Rochi. Es leal y Lali se las arregló para
ganarse la lealtad de Rochi. Ahora, deshacerme de ella es un problema.
—María
necesita irse. Aquí no hay lugar para criaturas sin almas y no la quiero cerca de Lali.
—Oh, bueno. Me gusta ese plan. Esa
zorra debió de haberse ido cuando Pablo lo hizo. He estado observándola en la
escuela, no está causando problemas porque nadie recuerda que estuvo allí. Pablo
la dejó aquí por una razón.
—Exactamente —Por una vez estuvimos de acuerdo.
Pero cuando se trataba de la seguridad de Lali,
con Rochi siempre contaba. Lali murmuró algo durmiendo y rodó sobre su espalda.
Observé asombrado como sus pestañas revoloteaban en contra de sus altos
pómulos. El labio inferior regordete que tanto adoro sobresalía un poco, como
si estuviera haciendo un puchero. Los oscuros mechones de seda de su cabello se
esparcían en su almohada. Todo en ella era increíble.
—Por favor, deja de mirarla como una cachorro
enfermo de amor. Es muy molesto —Se burló Rochi.
—Entonces,
pasé de ser un perro guardián a un cachorro enfermo de amor. ¿Qué tienes en contra de las descripciones caninas?
Rochi rió en voz baja.
—No lo sé. Quizás necesito
un perro.
—Sí,
como si eso fuera a suceder. Una transportadora con un perro de mascota. ¿Dónde
vas a dejarlo mientras estés trabajando? ¿En el séptimo cielo?
—Bueno,
¿no eres una caja llena de sorpresas?
Para tu información, me imagino que si dejan que La
Muerte tenga una humana, puedo al menos tener un perro.
Iba a
comenzar a responderle cuando los ojos de
Lali parpadearon lentamente y los
abrió. Pude ver sus papilas dilatadas mientras trataba de concentrarse.
—Hola —Gruñó con voz soñolienta. Era hora de que Rochi
se fuera.
—Vete, Rochi.
Te llamaré si te necesito aquí
—Ordené, sin molestarme en mirarla. Disfrutaba observar a Lali
despertarse y no quería perderme eso por un segundo.
—Veo que
estorbo aquí —dijo Rochi en tono divertido, causando que las comisuras de los
labios de Lali se levantaran.
—Te veré
pronto, Rochi —gritó Lali mientras Rochi salía de la habitación.
—Esto es
mejor —Suspiré, sentándome al lado de Lali e inclinándome contra la cabecera.
Extendí mi brazo y tiré de Lali para recostar su cabeza en mi pecho.
—Mmmm —Estuvo de acuerdo, todavía
no completamente despierta. Pablo había drenado la energía en su cuerpo humano.
Eso era peligroso para un humano, sin embargo el idiota lo hizo. Lali sentiría los
efectos por un par de días. La traje a casa por medio de un jet privado y durmió en todo el viaje.
—No
puedo mantener los ojos abiertos, pero quiero verte —Jugué con su cabello, enredando
sus mechones alrededor
de mis dedos.
—Es por culpa de Pablo. Usó un
método de transportación que no es para los humanos. Pero lo pagará.
—Lamento
haberme ido —La pequeña disculpa de Lali me
molestó. No tenía ninguna razón para disculparse. Estuvo presa del
pánico y manejó la situación erróneamente.
—No, soy
yo quien lamenta no haberte explicado sobre esa rubia sin alma. No debí haber
descartado tus habilidades. Al verla tan cerca de ti, me asustó. Tomé por misión averiguar porque se encontraba
allí.
Lali bostezó, luego echó su cabeza hacia atrás para
mirarme.
—¿Era un sin alma?
Asentí.
—Me distrajo y te molestó con el propósito de dejarte sola para Pablo. Caí en
su trampa —Admitir mi fracaso dejó un sabor amargo en mi boca. Le he fallado
dos veces.
—No, yo
caí en su trampa. Tu tratabas de protegerme y actué como una novia tonta,
celosa y me fui —El sueño había desaparecido de su voz ahora. No le gustaba que
me culpara de esto. Si no la tranquilizaba, se levantaría y comenzaría a
despotricar sobre mi equivocación.
—¿Tenías
celos? —Me burlé y su mirada determinada se transformó en una sonrisa tímida.
—Sabes
que sí. La chica me decía que era tu más reciente aventura y dio a entender que salías con una chica diferente cada
semana. Sé que no debía creerle sus
comentarios pero me llamó zorra y bueno, quería abofetearla.
—¿Te
llamó qué? Me preguntó si Pablo sabe
eso. Debido a que piensa que le perteneces. Como se sentiría si supiera que su
pequeña chica malvada te llamó por ese vulgar nombre —Hice una pausa y tomé una
profunda respiración. Estar furioso mientras sostengo a una muy dormida y exhausta Lali en mis brazos no es
una buena idea—. No debí caer en sus provocaciones —murmuré enojado conmigo mismo.
—No, no
es tu culpa. Además, no debí haberme puesto celosa. Si hubiera sido más madura
nada de esto debió haber pasado.
—Hmm, me gusta que estés celosa.
Riéndose, me pellizcó a través del
fino algodón de mi camisa y me eché a reír. El sonido era tan nuevo para mí.
Antes de Lali, no creo haber reído nunca.
Lali.
—Entonces,
¿qué planeas con tu sexy novio rockero para el Día de San Valentín? —preguntó Euge,
viniendo a mi lado tan pronto salí de mi coche. Me había olvidado del Día de
San Valentín, pero dudaba que la Muerte reconociera esta celebración. Además, Peer
había salido otra vez esta mañana. Rochi estaría aquí pronto. La dejé comiendo
los waffles sobrantes y la cubierta de fresa que mamá había puesto para mí en la mesa de la cocina antes de que se fuera
muy temprano a una convención de
escritores en Chicago. Estaría de viaje toda la semana. Por todo lo que ocurría
en este momento, era probablemente lo mejor. Rochi podría permanecer en forma
humana y vagar libremente por mi casa mientras esperábamos a Peter para encontrar una solución a mi problema.
Al
pensar en Pablo, miré hacia su lugar de estacionamiento y dejé de caminar al
ver su camioneta estacionada. Oh, Dios, está aquí. ¿Qué significa eso? Todo el
mundo lo había olvidado. Ahora está de regreso.
—Sé que
rompiste con Pablo, pero, maldición, no tienes que mirar su camioneta como si
fuera lo peor que has visto. Regresó de su viaje de visita a sus abuelos en
el Norte. Te acostumbrarás a estar cerca de él de nuevo. No es gran cosa.
¿Sus abuelos? ¿Qué? Lo
recordaba. Mi cabeza empezó a golpear.
Esto era demasiado. Nada tenía sentido.
—Ahí
están mis chicas —La voz de Rochi se quebró ante mi ataque de pánico interior y
señalé con mis ojos hacia la razón de mi expresión de horror.
Ella entendió. Sus ojos parpadearon hacia la camioneta de Pablo
y luego de nuevo a mí—. Bueno, miren, miren, el rey
ha vuelto o
debería decir "príncipe"—sonrió por su propia
broma y me apretó el brazo—. ¿Hoy será muy divertido, no?
Empecé a
sacudir la cabeza y ella me apretó el brazo con
más fuerza.
—Sonríe y se bonita, Petisa. Eso
es todo lo que tienes que hacer. Tengo esto bajo control —dijo entre
dientes y me llevó hacia la puerta de la escuela. Euge nos siguió en silencio,
lo que de por sí era un milagro. Pero pensándolo bien, Rochi siempre la
asustaba de todos modos.
Rochi no dejó de tirarme hasta que
llegó a mi casillero. Euge había dicho su adiós y fue en busca de Nico tan
pronto como entramos en el pasillo. Agradecía su partida porque necesitaba
hablar con Rochi a solas.
—¿Qué voy a hacer?—Susurré
mientras miraba frenéticamente alrededor, buscando cualquier signo de Pablo.
—Vas a actuar como si todo
estuviera bien. Es tu ex, actúa como las
chicas hacen alrededor de sus ex —Rochi explotó una burbuja de chicle en la boca, como si no fuera una maldita
gran cosa.
—Rochi, eres consciente
de que está detrás de mi alma —Espeté enojada.
Rodó sus ojos.
—Eres consciente de que no hará nada
por Peter.
—Pero Peter no está aquí.
—Petisa, yo estoy aquí.
Además, está aquí porque Peter se deshizo de su pequeño ayudante. No tiene a
nadie que le dé informes.
¿Pequeño
ayudante? ¿Qué?
—¿Puedes hablarme sobre eso por
favor?
Rochi se apoyó en el
casillero de al lado y tiró un hilo de goma de mascar de su boca mientras
descansaba una bota en el casillero inferior.
—María era un sin alma,
cariño. Ahora no está más. Peter
se encontraba molesto cuando te
trajo de regreso de Nueva Orleans. No es un fan del Barrio Francés, ya sabes.
Todos los antiguos edificios franceses
lo sacan de quicio. Pero a mí, me gusta todo el alcohol. Excepto que luego están las mujeres desnudas.
Eso puede ser un poco molesto.
María
era un sin alma. Apoyé la frente en el frío metal mientras Rochi continuó parloteando sobre Nueva
Orleans. Por supuesto, María era un sin alma. Eso tenía sentido. Si Pablo
estaba tan enamorado de mí, entonces nunca estaría en una relación con otra
persona. Todas sus burlas eran destinadas a conducirme
directamente a los brazos de Pablo. Y Peter, había fingido con ella porque me
protegía. Dios, fui una idiota.
—Por lo tanto, se ha ido... —Me dije a mí misma.
Rochi
dejó de hablar de buñuelos y de su regalo al mundo, suspiró, obviamente
frustrada de que su intento de cambiar el tema hubiera fracasado.
—Sí, y Peter hizo su
limpieza. Ni un alma la recordará. Sin ningún doble sentido.
—¿Rochi?
—Sí.
—Necesito una coca cola y
una barra de chocolate. Muchos chocolates.
Rochi se rió y se retiró de su
posición en contra de los casilleros.
—Estoy en ello. Te veré en clases.
—Gracias.
La observé mientras se dirigía por
el pasillo hacia la sala de profesores.
La risa de Pablo resonó por los
pasillos y me giré para verlo de pie junto al mismo grupo de chicos que siempre
lo rodeaban. No miró en mi dirección, y las porristas se encontraban pendientes
por cada una de sus palabras. Era como si nada hubiera ocurrido este año. Esto
era muy similar a la misma escena que
había presenciado el primer día de clases.
El día que había conocido a Peter sentado en la parte trasera de mi
salón. Sonriendo, di la vuelta y me dirigí al salón de clases.
Las cosas pueden estar todas confusas, pero
ahora, pensando en lo sexy que Peter había sido ese día mientras me resistía de no
mirar su adorable hoyuelo, eso hacía las cosas más interesantes. Había pensado
que no era más que otra alma en aquel entonces. Una que realmente podía hablar.
Muchas cosas han cambiado. El alma que pensé que me acechaba no lo hacía. Había
estado allí, para llevarse mi alma, porque debía morir. Sin embargo, algo
cambió su parecer. Me gustó saber que lo
había afectado en una forma que
ningún otro ser humano lo había hecho jamás. Había roto todas las leyes del
universo por mí. Me dejó vivir.
—Coca
Cola y Snickers —Anunció Rochi, mientras puso la lata fría en mi mano y dejó
caer el Snickers al frente de mi camisa.
—Rochi —Chillé
sorprendida y agarré rápidamente la barra de chocolate, antes de que golpeara
el suelo y fuera pisoteado por la multitud de estudiantes que corría al aula
del segundo período.
—Los mendigos no pueden ser selectivos —Intervino
junto a mí.
—Puedes
ser una engreída —Le espeté, abriendo el Snickers y tomando un bocado.
—Sí, pero me quieres de todos modos.
Sólo
pude asentir con la cabeza. Tenía la boca llena y por supuesto que tenía razón.
La quería.
—Oye, ¿de
dónde sacaste eso? —Exigió Euge mientras corría a mi lado. Incliné la cabeza hacia Rochi, quien
sonrió. Las dos sabíamos que no había forma de que Euge le pidiera algo a Rochi.
—Oh —Fue
su respuesta. Entonces, pareció superarlo rápidamente y susurró en voz alta—: ¿Ya hablaste con Pablo?
¿Y lo extraño que es que Pablo
regresará después de que María se fue? Es como si estuviéramos jugando a las
sillas vacías.
No pude evitar tensarme ante la
mención de Pablo y el nombre de María. Si Euge pensaba que esto era raro,
realmente estaría extrañada al saber la
verdad. Traté de imaginarme en mi cerebro el hecho de que María era una
criatura sin alma, pero era demasiado. Ya tengo bastante con Pablo y su reclamo
de mi alma de momento. Debía poner a María y su existencia fuera de mi cabeza.
Tal vez la olvidaría como todo el mundo
lo hacía.
Rochi se aclaró la garganta
suavemente.
—No, pero él viene hacia aquí y tendré un asiento en primera
fila. Maldita sea, debí haber agarrado un poco de palomitas mientras entré al salón.
Pablo venía directamente hacia
nosotras con su sonrisa torcida y arrogancia.
—Oye, Lali, ¿cómo estás?
—preguntó, deteniéndose frente a mí,
así que no podía huir. A pesar de que tenía respaldo por cada lado, Euge y Rochi, deseaba
desesperadamente que Peter estuviera aquí.
—Um, bien, gracias, ¿y tú? —Sentía
los ojos de los otros
estudiantes sobre nosotros. Esto era lo que todos habían estado esperando.
El drama y la angustia
adolescente que alimentaba nuestras vidas. Si tan solo
supieran…
—Veo que
has hecho una nueva amiga —Desvió
la mirada hacia Rochi y el brillo de advertencia en sus
ojos era evidente. ¿Realmente la desafía?
—Uh, sí, la he hecho.
—Ya
sabes lo que dicen, fuera lo viejo —mencionó Rochi, levantando las cejas y
mirándolo directamente—, y da paso a lo nuevo y mejorado.
Pablo se
puso rígido y me preocupe que ella hubiera ido demasiado lejos. Estábamos en el
pasillo con un montón de seres humanos. Tal vez sería prudente si mantuviéramos
la calma del malvado espíritu.
—Una
cuestión de opinión —Su voz era controlada y fría. Sabía que Rochi se
divertiría con esto y lo empeoraría.
—Um, está bien, fue bueno verte de nuevo Pablo, eh,
te veré por ahí—Alcancé el brazo de Rochi y
lo sostuve firmemente entre el mío, tirándola, mientras rodeaba a Pablo y
caminamos lo más rápido posible hacia el baño de chicas. Podía oír la
respiración pesada de Euge mientras corría detrás de nosotras para mantenerse
cerca. ¿Dónde se encontraba Nico cuando lo necesitas? No es que fuera mejor. Euge
escogería el chisme y el drama muy por
encima de una sesión de demostración de afecto con su novio en cualquier momento.
—Maldición,
Petisa, estás corriendo como si los demonios del infierno estuvieran pisándote
los talones —Rochi se rió entre dientes por su propia broma. No le encontré ni
un poco de gracia.
—Por
favor, sé buena —Cambié mi enfoque lejos de Rochi y encontré que Euge nos
observaba con una mirada en su rostro de preocupación mezclada con
determinación. Noté que ella estaba lista por si Rochi me atacaba, y se
preparaba mentalmente para defenderme.
—Soy
amable —Rochi arrastró las palabras y tiró su brazo fuera de mi alcance—. Por Dios, contrólate, Lali.
Come tu chocolate y bebe tu refresco. Creo que tu nivel de azúcar es bajo y está haciéndote una perra.
Suspirando, me apoyé contra la
pared al lado del lavamanos y tomé un trago de la Coca Cola en mi mano. Necesitaba
hablar con Rochi a solas, pero la postura de protección de Euge decía que no
iría a ninguna parte. En cambio, me comí mi barra de chocolate y disparé una
mirada de advertencia en la dirección de Rochi.
—¿Cuándo,
uh, uh estará, Peter de vuelta? —Tembló la voz de Euge. Rochi parecía encontrar
esto entretenido.
—No estoy segura, probablemente llamará esta noche.
—¿Vas a decirle que Pablo está de vuelta? —preguntó
con cautela.
Por supuesto que sí, tan pronto lo
viera. Mejor aún, podía enviar a Rochi para decirle. No estoy segura de poder
convencerla de que me dejara sola, con Pablo tan cerca ahora, pero iba a intentarlo con todas mis fuerzas.
—Claro, pero no es gran cosa. Pablo rompió las cosas conmigo
antes de irse. Es simplemente amable. Ya sabes —Ni
siquiera me lo creó.
Euge
frunció el ceño, se acercó al espejo y comenzó a arreglar algunos de sus rizos
que pensaba que veía fuera de lugar.
—Mm, bueno, los ex-novios pueden ser un problema. Incluso los más lindos, como Pablo.
No tenía idea.
—Creo que todo va a estar bien.
Rochi
encontró esto divertido y la fulminé con la mirada, lo que sólo la llevó a reírse más fuerte.
Euge
miró por encima del hombro y frunció el ceño a Rochi, pero no dijo nada.
—Bueno,
he terminado. Mi azúcar en la sangre debe estar bien ahora. Vamos a clase, ya
es tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenten, todas sus opiniones cuentan:3