Sollocé y miré a un niño de mi edad. Su pelo era marrón y tenía ojos azules amistosos. Me encogí de hombros y me limpié la nariz con la manga. Quería estar sola y llorar. No quería explicar las cosas a un extraño.
—Nada —murmuré, y contemplé mis zapatillas sucias. Acababa de comprar mis brillantes zapatillas rosas la semana pasada, pero ahora después de correr por el bosque en medio del barro estaban todas sucias. No importaba. Mamá se molestaría. No era mi intención. Nunca quise ensuciarlas. Necesitaba aprender a no hablar con extraños.
—Algo que te está molestando —dijo el niño y se sentó en el escalón del pórtico junto a mí. ¿Quién era este chico?
—Sólo cosas —dije, jugueteando con los cordones de mis zapatos sucios.
—Soy bueno para arreglar cosas. Apuesto a que si me lo dices, yo podría ayudar —respondió.
¿Era en serio? Yo sólo quería que me dejara en paz. Encogiéndome de hombros, pensé que la verdad probablemente lo haría huir. Levanté la cabeza y lo miré fijamente.
—Vi a mi abuela muerta hoy. Fuimos a su casa porque tuvo un ataque al corazón y murió. Todo el mundo se puso vestidos de negro y fuimos a visitar a su ataúd en su casa y a comer y otras cosas. La vi allí tirada. Parecía dormida, pero no respiraba. Luego fui a la cocina para encontrar los libros para colorear que siempre dejan para mí. Y allí estaba. Sonriendo como siempre lo hacía. Estuve tan feliz de ver que había despertado. Fui a abrazarla y se había ido.
Me detuve, esperando la mirada horrorizada en el rostro de mi madre que me había dado cuando le conté la misma historia, pero no fue así. Tal vez él no lo entendía.
—Así que me di la vuelta y allí estaba de nuevo. De pie detrás de mí. Parecía triste y negó con la cabeza hacia mí. Me sentí tan feliz de verla con vida que corrí a decirle a mamá. Pero cuando volví a la habitación donde el ataúd, mi abuela todavía seguía allí tendida como si durmiera. Mi madre seguía llorando.
Me detuve otra vez, esperando que el niño se parara y huyera de mí. Pero seguía sentado, esperando a que dijera algo más. Quería que alguien me escuchara hoy. En cambio, mi mamá me había dicho que lo dejara y me amenazó con no dejarme salir si decía algo más acerca de esto. Para entonces, ella sollozaba tan fuerte que me sentí mal. No quería darle tristeza. Solo traté de hacerla sentir mejor.
—Continúa —dijo el muchacho.
—Bueno, le dije a mi mamá que me acompañara. La llevé a la cocina y mi abuela seguía de pie como la había dejado. Parecía triste de nuevo y negó con la cabeza hacia mí. Mi mamá no la vio. En cambio, se me quedó mirando y me preguntó de qué se trataba. Le señalé a mi abuela y mi madre todavía no vio nada. Frunció el ceño y bajó la mirada y me dijo que ella tenía que volver con las visitas. Luego le hablé de que la abuela estaba allí y se congeló. La expresión de su rostro no era feliz. Me miró... muy, muy asustada.
No terminé. Sabía que el niño se escaparía de mí ahora.
—Por lo tanto, viste el alma de tu abuela —respondió con total naturalidad.
Asentí con la cabeza.
—Creo que, eso era como un fantasma. Porque creo que he visto su espíritu.
—Sí, es como su fantasma.
Me sequé los ojos. Las lágrimas habían cesado desde que el niño había aparecido.
—Está bien ver las almas. No es una mala cosa. Sin embargo, tu mamá nunca lo entenderá. Nadie lo hará. Si deseas evitar molestar a la gente, necesitas actuar como si no los ves. Si lo ignoras, luego te dejarán sola. Si les haces saber que los puedes ver, te seguirán a todas partes —Explicó.
Fruncí el ceño, lo estudié. Parecía saber mucho acerca de esto. ¿Ve a los muertos, también?
Mi boca se abrió. ¿Y cómo lo sabía?
—¿Ves fantasmas también?
Asintió con la cabeza y una sonrisa torcida apareció en su rostro. Realmente no creo que él estuviera loco.
—Sí, los veo.
—¿Puedo hacer algo para dejar de verlos?
Frunció el ceño y sacudió la cabeza. Él debe desear no poder verlos, también.
—Por lo tanto, ¿se queda de esta manera?
—Me temo que sí —Respondió—. Pero míralo de esta manera, te hace especial. Puedes ver algo que nadie más puede. Piensa en ello como un súper poder en lugar de algo malo.
No era probable. Yo quería ser capaz de volar o tal vez ser invisible, pero no me interesaba ver gente muerta.
—¡Lali! ¡Lali! ¡Petisa!
Mis ojos se abrieron de golpe y Rochi se cernía sobre mi cara.
—No se supone que debes dormirte mientras voy a dar una ronda afuera y alrededor de la casa. Pero, ¿qué sucede? Me fui durante unos cinco minutos y ya estás dormida.
Me estiré y me senté en el sofá. Comenzaba a perder el sueño debido a estos recuerdos. No pude evitar quedarme dormida. Bostecé y lancé a Rochi una mirada molesta.
—No pude evitarlo.
—Bueno, sería bueno si al menos intentas no dormirte.
—Esta vez, me alegro de haberlo hecho. Me permitió recordar algo que quería recordar. Fue un recuerdo que me alegra tener de regreso.
Rochi frunció el ceño.
—¿Qué fue?
—El día del velorio de mi abuela. La vi. Vi su alma. Me sonreía porque sabía que yo podía verla. Mi madre, por supuesto, se asustó cuando le dije al respecto, pero llegué a despedirme de ella. —Haciendo una pausa, dirigí mi mirada hacia Rochi—. Por favor, dime que no es un alma perdida. Por favor, dime que Peter simplemente recuperó su alma.
Rochi dejó de masticar su uña del dedo pulgar y sacudió la cabeza.
— Tu abuela se ha ido. Peter comprobó a la mayoría de tus familiares. Los que estuvieron cerca se han ido. Sé que es un hecho que el alma de tu abuela volverá pronto.
Dejé escapar un suspiro de alivio y envolví mis brazos alrededor de mi cintura. Fue un bonito recuerdo. Amaba a mi abuela. Molestar a mi madre ese día no es algo que recordara con cariño, pero ahora entendía por qué le molestó.
—Fue Pablo quién me enseñó a ignorar las almas.
Rochi rodó sus ojos.
—Bueno, démosle una medalla de honor por ese acto de bondad. Dado que la razón por la que incluso puedes ver a las almas es por su culpa.
Tenía razón, por supuesto. Sin embargo, el Pablo de mis sueños era tan similar al chico que había conocido el año pasado. Era difícil de olvidar eso. Nada en él parecía peligroso.
—Ahora, quiero chocolate y algunas de esas cosas que tu mamá hizo y quiero ver un poco más de ese programa que vimos ayer. Estoy cansada de cuidar de tu culo. Necesito algo de tiempo.
Hacía días que no había visto a Peter y Rochi no se había separado de mi lado ni una vez. Sabía que no era su trabajo ideal y odiaba que estuviera cansada de él. Me levanté del sofá y me dirigí a la cocina.
—¿Quieres un refresco o leche con bizcochos de chocolate? —Le pregunté.
—La leche. Hace que los bizcochos de chocolate sepan mejor.
La emoción en su voz me hizo reír. Tomé dos panqueques y serví dos vasos llenos de leche. Podríamos tener la comodidad de comer y ver Gossip Girl, mientras ella se carcajeaba y se burlaba de todo lo que hacían. La tripulación del Upper East Side divirtió a Rochi como no tiene fin.
Peter.
No había visto a Lali en tres días. Al entrar en su habitación, la observé mientras se cepillaba el pelo. Los pantalones vaqueros que llevaba eran un poco demasiados ajustados para mi bien. No manejaba los celos muy bien. Sería más seguro si llevara algo un poco menos sexy. Mis ojos viajaron desde las botas de cuero negro altas hasta los jeans ajustados, muy ajustados que le abrazaban el trasero como un guante. Luego, la piel desnuda en la parte baja de la espalda brilló hacia mi cuando levantó los brazos para torcer los largos mechones oscuros de su pelo hacia arriba, en una masa salvaje de rizos en la cima de su cabeza. Era hermosa y era mía.
Cerré la puerta detrás de mí y ella se giró sobresaltada. Al instante, una sonrisa iluminó su rostro cuando sus ojos parecieron comerme. Corrió hacia mí y se arrojó en mis brazos tan rápido que un tipo normal se hubiera caído. Las piernas revestidas con sus jeans que había estado admirando fueron envueltas firmemente alrededor de mi cintura y llovieron besos en mi cara. ¿Era posible que mi corazón se sintiera bien cuando no tenía uno?
Envolví mis brazos alrededor de su cintura.
—También te extrañé — susurré, capturando sus labios con los míos. No insistió más, pero me dejé probar lo suficiente antes de tirarla hacia atrás y mirarla.
—Estoy tan emocionada. Te he extrañado como una loca.
—Será difícil concentrarme en el escenario si estás pavoneándote con esos vaqueros que muestran tu cuerpo increíblemente hermoso. ¿Sabes qué te favorece?
Riéndose, se removió en mis brazos y me tomó mi rostro con ambas manos y me besó en la nariz y la frente.
De inmediato me aproveché de la situación y la acosté en la cama. Sus ojos se pusieron grandes y redondos, con sorpresa, baje sobre ella y empecé a besar su cuello, tomando pequeños lametones en su clavícula. Este era el tipo de beso que podríamos hacer con seguridad.
El suspiro contento de Lali me volvió un poco loco. Me encantaban esos pequeños sonidos sensuales que hacia cuando estábamos juntos de esta manera.
—Mmmmm, bésame en la boca —Susurró.
Negué con la cabeza, sabiendo que un beso pondría fin a este especial momento demasiado pronto. No me encontraba preparado para dejarla aún. Había fantaseando con su aroma y sabor durante varios días. Ahora que la tenía debajo de mí, era codicioso. Necesitaba lo suficiente como para que pudiera pasar esta noche.
—Ah —Exclamó, mientras mordía la carne tierna en la curva de su cuello y el hombro. Sonriendo en su piel sedosa y cálida, inhalé profundamente.
Lali levantó las caderas presionándose más cerca de mí. La necesidad se encendió dentro de mí y sabía que tenía que poner distancia entre nosotros. Cuando se frotaba y se apretaba contra mí, así confiadamente, siempre terminaba siendo mi perdición. Empujé el estrecho contacto de nuestros cuerpos poniendo un poco de espacio necesario entre el calor que parecía tan dispuesta a compartir conmigo, gemí por la frustración y la negación.
Lali se incorporó y se arrastró hasta envolver sus brazos alrededor de mi cuello. Sus suaves labios me besaron en la sien.
—Confía en mí, Peter Lanzani, sólo tengo ojos para ti. Nadie más se acerca.
Con un gruñido de burla, giré la cabeza y mordí su oreja.
—Es bueno saberlo. No quisiera que un despistado se encuentre esta noche con La Muerte cuando aún no le toca su hora.
—¡Peter!
Me reí entre dientes, y me encogí de hombros.
—Diría que bromeo, pero no lo hago.
Lali sacudió la cabeza con exasperación y cogió su chaqueta y se levantó.
—Vayamos a ver a mi novio rockero en acción —Respondió con una sonrisa.
Esta noche era para divertirme con Lali. No iba a dejar que los problemas que nos rodean lo arruinaran. Pablo ya me había alejado de ella lo suficiente. Tenía que hacer un concierto con la banda y Lali quería experimentar que funcionaba perfectamente.
Entró en el pasillo y miró hacia atrás sobre el hombro y sonrió.
—¿Vienes o qué?
Lali.
El humo se acurrucó en el suelo del escenario, cuando las luces estroboscópicas se encendieron y gritaron los fans. Peter me levantó contra él y me besó en los labios.
—Tú te quedas aquí. Voy a venir de ida y vuelta entre los descansos. Quiero verte mientras estoy cantando.
Asentí con la cabeza, con entusiasmo, y dio un último beso en mi frente antes de salir corriendo hacia el escenario donde los otros miembros de Cold Soul ya se encontraban en su lugar y listos para tocar. La intensidad total de las luces del escenario se encendieron y Peter se unió al baterista y bajista en una abertura natural e intensa en una canción que no reconocí.
Peter se paseó hasta el micrófono mientras sus dedos bailaban a través de las cuerdas de la guitarra. Tuve ganas de gritar junto con el centro cívico atestado de gente. La ajustada camiseta gris que vestía destacó cada ondulación deliciosa en su estómago. Agradecí que la guitarra le cubriera los impresionantes abdominales. No me gusta la idea de escuchar chicas gritando su nombre para conseguir una imagen de su cuerpo perfectamente formado.
Volvió la cabeza y sus ojos se encontraron con los míos. Un destello de placer brilló en ellos, luego me guiñó un ojo. Por supuesto que había oído mis preocupaciones. No era de extrañar que a él le gustara el hecho de que no me alegrara que otras lo mirasen. La sonrisa maliciosa en sus labios aumentó y su hoyuelo sexy brilló hacia mí.
Le lancé un beso con una mano y él actuó como si lo atrapara, se tocó los labios con dos de sus dedos antes de volver a la multitud.
Honestamente, estoy muy cerca de desmayarme aquí mismo.¿Quién hubiera pensado que la muerte puede ser tan increíblemente dulce?
De repente, la multitud gritando se calló, en el momento justo y Peter abrió la boca para cantar.
"Cae el sol lejos cuando te miro.
La oscuridad reclama en el cielo
y me gustaría que supieran que
nada se puede hacer para impedirme estar contigo.
Pero me quedo fuera de vista y sólo te susurro a ti.
Las palabras que no puedo decir.
Palabras que no es necesario escuchar.
Las palabras que no puedo evitar que se enreden en mi camino.
Ahora bien, no puedo estar solo.
Ahora, estoy bajo tu influencia.
Te has hecho cargo de mí y ahora,
no puedo ignorar lo que me has mostrado.
Me has reclamado y no me importa quién lo sepa.
Me has reclamado y no me importa quién lo vea.
Estoy debilitado y me fortalezco en tus brazos.
Me has reclamado y necesito sentirte cerca.
Mi corazón se aceleró mientras sus ojos se volvieron hacia mí. No había oído esta canción antes y tenía todos sus discos en mi iPod. Su lengua apenas se asomaba de sus labios cuando se los humedeció, entonces capturó mi mirada y abrió la boca otra vez.
Te quedas con ganas de más de lo que jamás podría comprender.
Yo estoy indefenso, necesitando ceder a tus órdenes.
Esperando verte sonreír, me está consumiendo y atando de manos.
Nada de lo que ofrezco podría ser digno de tu amor.
Es un milagro que me vieras y no huyeras nunca.
Voy a pasar toda mi vida tratando de ser el hombre que tu crees que soy.
Ahora bien, no puedo estar solo. Ahora, estoy bajo tu influencia.
Te has hecho cargo de mí y ahora, no puedo ignorar lo que me has mostrado.
Me has reclamado y no me importa quién lo sepa.
Me has reclamado y no me importa quién lo vea.
Estoy debilitado y me fortalezco en tus brazos.
Me has reclamado y necesito tenerte cerca.
Sus labios fruncidos, me lanza un beso antes de volver su atención a la multitud y seguir cantando.
Mantienes el fuego dentro de tu mirada.
Hipnotizas a todos los que entran en tu laberinto.
No sé nada de tus pensamientos, pero tengo que tomar el sol en el calor de tus rayos.
Nada de lo que hacemos cada vez podría estar equivocado.
Eres por siempre perfecta en todo sentido.
Ahora bien, no puedo estar solo.
Ahora, estoy bajo tu influencia.
Te has hecho cargo de mí y ahora,
no puedo ignorar lo que me has mostrado.
Me has reclamado y no me importa quién lo sepa.
Me has reclamado y no me importa quién lo vea.
Estoy debilitado y me fortalezco en tus brazos.
Me has reclamado y necesito tenerte cerca."
La canción llegó a su fin y la multitud comenzó a gritar su nombre. El orgullo brotó dentro de mí al pensar que este brillante chico... era mío.
—¿Así
que eres la nueva aventura de Peter? —Miré hacia atrás por encima del hombro
para encontrar el origen de la voz sarcástica. La chica tenía una sonrisa
molesta es su rostro muy atractivo. Una cabeza llena de rizos rubios que le
llegaba casi hasta la diminuta cintura que parecía injusta teniendo en cuenta
el tamaño de su pecho. La parte superior de la camiseta sin mangas que llevaba
dos copas D que se derraman fuera de la
línea del escote de corte bajo. Si me dijera que acababa de salir de una sesión de fotos para la revista Playboy no me hubiera sorprendido.
—Normalmente
acude a... bueno, un tipo más notable. Me
sorprende que lo mantengas muy ocupado.
Sí, no
me había equivocado del tono sarcástico en su voz. La chica no me agradaba. Pero lo que decía no tenía
sentido. Sabía a ciencia cierta que Peter no tenía "aventuras amorosas" y que yo era
la única relación que jamás había
tenido, no estoy segura de cómo responder a su evidente falta de conocimiento
acerca de él, así que dirigí mi atención de nuevo a el escenario y vi que él
llevaba a miles de personas a un frenesí
de excitación.
—Demasiado
buena para hablar conmigo, ¿verdad? Bueno, ya lo veremos. He estado por aquí
mucho más tiempo que tú y mi papá es el patrocinador de Cold Soul, todos me conocen. A Peter no le gustara que seas grosera
conmigo.
Finalmente, no pude morderme la
lengua por más tiempo y giré mi cabeza para encontrarme con su mirada.
—Cuando
digas algo que valga la
pena contestar, con mucho gusto te responderé. Pero es obvio que no sabes nada
de Peter en absoluto. Si te escuchas, te darías cuenta de lo increíblemente
estúpido que suena. —Sus ojos se iluminaron con furia y me entraron ganas de
reír por su reacción. La chica podía insultar, pero no soportaba una contestación.
—Espero
que hayas disfrutado de tu paseo, zorra, porque ya se acabó. Peter no se
conformara con tan poquita cosa como él. Soy demasiado importante como para alterarme.
Mi sangre comenzó a hervir y di un
paso hacia ella
—¿Acabas de llamarme zorra? —Susurré.
Al principio, parecía muy contenta con mi ira, pero luego desapareció su sonrisa
divertida y una expresión de terror iluminó su rostro. Empezó a retroceder
lejos de mí. Me entraron ganas de reír en voz alta. Me recordó a uno de los
matones de la escuela primaria del que
todos hablaban. Una vez que gritaban, se acobardaban. Sentí una sensación de
poder para manejar esta situación por mí misma. No iba a esperar a Peter para decirle lo perra que era.
—No —La
chica retrocedió contra la pared y me quedé con mi mirada enojada fija en ella, amando su
expresión de horror. Esto era muy divertido.
—Lali, detente.
Me quedé
inmóvil ante el sonido de la voz Peter mientras se interponía entre las dos. El
sudor de su pecho había empapado la camisa
y se aferraba con más fuerza a la piel. Luego se volvió y miró a la otra chica.
—¿Qué está pasando? —Le oí
preguntar. ¿Qué? ¿Por qué estaba
preocupado por ella?
—Me
atacó, yo sólo trataba de hablar con ella y me atacó — Balbuceó
la joven con lágrimas. ¿Está llorando? Maldita
sea, incluso sonaba creíble.
—No la toqué…
—Ahora
no, Lali —Peter me interrumpió y me quede con la boca abierta hacia a él y la
chica que aparentemente consolaba. ¿Acaso había entrado en un universo
alternativo? Nada de esto tiene sentido.
—Ella...
ella me siseó —Tartamudeó la muchacha, señalando con una de sus largas uñas rojas en mi
dirección. Bueno, tal vez lo hubiera hecho. Pero me llamó una zorra.
—Me llamó… —Empecé y una vez más Peter me cortó.
—Espera, Lali.
La confusión se convirtió
rápidamente en ira y no iba a esperar hasta que terminara de hablar con la
chica y escuchándola con su boca llena de mentiras. Debería haberme preguntado
si yo estaba bien. No a ella. No iba a estar aquí de pie para seguir escuchando
esto. Y te aseguro que no iba a quedarme para intentar defenderme si no iba a siquiera
darme la oportunidad de hablar. Me fui hacia la puerta de atrás, esperando que Peter me siguiera, pero una
vez que abrí la puerta, noté que él no había estado detrás de mí.
Herida,
furiosa y confundida miré fijamente hacia la noche. No tenía un coche. Peter no
iba a venir detrás de mí. Y dependía completamente de él y me dejó colgada. Las
lágrimas borbotearon de mis ojos y empecé a limpiarlas y decidí dejarlos solos.
No quería que nadie me viera llorar.
—Te llevaré a casa —La voz de Pablo
me sobresaltó. Giré y lo encontré apoyado contra su camioneta, mirándome.
No quería que me
viera llorar, me sequé las
lágrimas que corrían por mi cara. No podía irme
con Pablo. Era un espíritu maligno detrás de mi alma. El ceño fruncido en su
rostro me recordó al muchacho que llegó al hospital a verme después de mi
accidente. Había estado tan preocupado que había dormido en la sala de espera
toda la noche. En mi vida entera, Pablo había estado allí cuando yo necesitaba
a alguien. Nada en él fue alguna vez
espantoso. Ni una sola vez me ha defraudado. Miré hacia la puerta cerrada,
deseando que Peter caminara a través de ella, pero no pasó nada. La ira me quemó la garganta y me dolió el corazón.
—Claro, gracias, Pablo. Me vendría bien un paseo.
Peter.
Dejar a Lali
caminando apagada, herida y molesta había sido casi imposible. Sin embargo, la
distancia que puse entre ella y la criatura sin alma, delante de mí, era mejor.
La ira y el dolor rodando fuera de ella eran muy molestos. Tenía que averiguar
lo que era esta cosa. No podía
hacer eso con la angustia de Lali detrás
de mí. Quería terminar con ella y tenerla en mis brazos y tranquilizarla, pero
no podía darle a este asunto una oportunidad de escapar.
—¿Quién eres? —Gruñí, bajando la mitada a la rubia.
Sonrió y
se enderezó, olvidándose de su actuación una vez que Lali dio vuelta a la esquina.
—Nadie
que conozcas, Peter —Respondió, y llevó una larga uña roja hasta mi camisa—,
pero eso podría cambiar.
Le di
una palmada a su mano con fuerza suficiente como para que gritara de dolor.
Bien. Quería hacerle daño. Había estado demasiado cerca de Lali. Y mi niña
tontamente valiente había estado mirándola como si ella pudiera con el demonio.
—Estás
por debajo de mí —Le recordé con una voz fría—. Ahora, dime por qué estabas
cerca de mi Lali. —pregunté.
Se
encogió de hombros y cruzó los brazos sobre el pecho.
—Hice lo que me dijeron
que hiciera. Es mi trabajo, Peter. A ti también te toca cumplir con tu trabajo,
¿no?
—No
juegues conmigo. Quiero las respuestas ahora. Necesito alcanzar a Lali. No
tengo tiempo para esto.
Se rió y el miedo helado se apoderó de mí.
—Demasiado
tarde —dijo con una voz cantarina antes de desaparecer.
No queriendo creer que el
martilleo en mi cabeza era verdad, me eché a correr por el pasillo por el que Lali
había corrido tan sólo unos minutos antes. No había ni rastro de ella. Abrí la
puerta de atrás y el estacionamiento se encontraba lleno de autos vacíos. Nada.
Cerrando los ojos. Busqué por su alma. Y por primera vez desde que la conocí no
pude escucharla.
—¡NOOOOOOO!
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