A la mañana siguiente, Peter se había ido. Lo esperaba, pero aún así bajé corriendo las escaleras por si se hubiera quedado. Pasaron los días y Peter siguió ignorándome. Durante los días en la escuela continuó flirteando con María. Me volví invisible en cualquier sitio dónde él estuviese. Por la noche, él entraría a la sala alrededor de la hora de dormir y se sentaría en el sofá sin reconocerme. Nada tenía sentido. No importó cuántas veces intenté hacer conversación y él permaneció en silencio. Una persona solo puede sufrir cierta cantidad de humillación y yo llené mi cuota. Si quería ignorarme, entonces está bien. Me daba por vencida.
- No voy a aceptar un no por respuesta. Si tengo que ir personalmente a tu casa y vestirte y luego llamar a Nico para que te recoja y te tire sobre su hombro para llevarte al concierto, lo haré. No dudes de mí. - Euge puso una mano en su cintura y alzó la barbilla con determinación.
Discutir con ella cuando se ponía así era inútil.
Nico se rió entre dientes.
- La llevaré sobre mi hombro si tengo que hacerlo, pero tal vez deberíamos discutir primero el transporte con Pablo. No estoy realmente seguro de que vaya a querer que lleve a su chica cargada en mi hombro.
Euge sacudió su mano hacia él.
- ¡Da igual! Él no le hará nada que ella no quiera hacer. Tú vas a tener que cargarla y yo voy a tener que hacer frente a Pablo y sentarme sobre él mientras ustedes escapan lejos.
Me reí y me sorprendió lo bien que se sintió.
- ¿Qué es eso de ti sentándote sobre mí? - Preguntó Pablo mientras se acercó y pasó su brazo alrededor de mi cintura.
Euge puso los ojos en blanco.
- Estoy intentando explicar a Lali que no voy a aceptar un no por respuesta. Va a ir al concierto esta noche y punto.
Pablo me apretó ligeramente la cadera.
- ¿Así que entonces hablamos de una posible situación de rehenes? - dijo con voz burlona.
Nico se rió entre dientes.
- Parece que sí.
Pablo me miró, sonriendo maliciosamente.
- ¿Quieres que salgamos corriendo y ver si pueden alcanzarnos?
Me reí y sacudí la cabeza.
- No, está bien. Iré si es tan importante para Euge.
Euge dejó escapar un suspiro demasiado dramático.
- Oh, bien, no tenía ganas de discutir con él.
- Hubiera sido divertido verte intentarlo. - Nico rió y me costó mucho no pensar que acababa de aceptar ir al concierto benéfico de Cold Soul en la playa. Ver a Peter en el escenario con la misma guitarra en sus manos con la que me había tocado tantas noches y escuchar su voz siendo compartida con miles de personas, hicieron que el agujero que tengo en el corazón creciese. Si pudiera encontrar una forma para detener el dolor, lo haría. Nada parecía ayudar.
- Va a ser increíble, Lali. Ya sé que realmente no te importa lo de Peter Lanzani, pero confía en mí, él sabe tocar. - Euge deslizó su brazo entre el de Nico y le miró con una sonrisa tímida -. Pero no puede disparar tres punteros como tú, cariño, así que quita esa mueca de tu sexy cara. - Nico sonrió y la besó en la cima de la cabeza.
Ver el amor en los ojos de Euge cuando miró a Nico hizo que el agujero de mi corazón doliera aún más. Nunca amaría a Pablo de esa manera. Peter Lanzani había dañado mi corazón y lo reclamo en el proceso.
- Solo no empieces a babear con eso de la estrella de rock. Soy una fan de su música también, pero puedo aprender a odiarle rápido si me siento celoso. - El tono de Nico sonaba burlón, pero nadie dudaba de lo que decía era la verdad.
Pablo se rió entre dientes.
- No creo que tenga que preocuparme de que Lali comience a babear. Cold Soul no canta su tipo de música. Tengo la sensación de que no estará allí por mucho tiempo.
Euge miró más a Pablo.
- No les ninguna idea o excusa. No estoy bromeando. Te patearé el trasero si siquiera miras a la salida de mala manera. - Pablo echó la cabeza hacia atrás y rió.
- Estoy muy feliz de que tengas un buen sentido del humor - dijo Nico con una sonrisa -. Tus brazos son mucho más grandes que los míos.
Empecé a reír, pero el impulso murió instantáneamente cuando mis ojos se encontraron con Peter. Se puso frente a María, cuya espalda estaba contra la pared mientras ella le sonreía. Se inclinó y le susurró al oído. Necesité toda mi fuerza y auto-preservación para apartar mis ojos de la intimidad entre ellos. Mi respiración se volvió profunda por el dolor en mi pecho.
Pablo debió sentir el cambio en mí, porque me acercó más a él y me acarició el brazo desnudo. Cuando más nos alejamos de Peter, más fácil se volvió respirar.
***
La brisa de la noche del golfo era inusualmente
cálida teniendo en cuenta que eran finales de otoño. Un largo escenario con
brillantes luces que lo rodeaban fue montado en el paseo marítimo frente a la
playa. Había miles de personas cubriendo la arenosa costa. Las hogueras se
podían ver bajo la multitud. Un par de estudiantes de secundaria ya eran
esposados por consumir bebidas alcohólicas. No sería
la primera, ni la última noche. Sujeté la mano de Pablo con más fuerza mientras
tuvimos que zigzaguear entre la multitud
siguiendo la estela de Euge. Ella había organizado para la compañía de su
padre el comprar algunos de los asientos especiales bajo una gran carpa, por un precio superior
a los demás boletos. Yo habría sido feliz juntándome con la multitud en la
arena, pero Euge no. Nos detuvimos
en la entrada.
—Eugenia Suárez y tres invitados. —dijo con un aire altivo que solo parecía salir de
ella cuando alardeaba sobre el poder de su padre. No lo hace a menudo, a menos que quisiese algo, como
librarnos de comprar entradas. Harold Suárez propietario de Suárez Realty.
Suárez Realty controla todos los bienes
comerciales de alta gama del estado. En
otras palabras, eran los dueños
de la ciudad.
—Por
aquí, Señorita Suárez. —dijo la joven mujer, mientras se volvía y nos llevó en
frente de una fila de asientos con una vista perfecta del escenario.
Genial,
no solo tendría que escuchar la voz que tan
desesperadamente quería olvidar, sino que tendría un perfecto panorama
suyo también. Eché un vistazo a Pablo, quien arqueó las cejas como si estuviese impresionado con
nuestros asientos y me dio una de sus sonrisas
ansiosas.
Fingir
un dolor de cabeza no iba a funcionar. Euge enloquecería y Pablo realmente
parecía estar entusiasmado por los buenos asientos.
—¡Estamos
bien atendidos! Esto es de lo que estoy hablando. —Nico sonreía y miraba a su
alrededor hacia la mesa de elaborados refrescos
montada al final de la carpa.
—Chicos,
pueden comer al deseo de sus corazones. Vayan y dejen de babear. —dijo Euge,
con una sonrisa de satisfacción en el rostro.
Nico la besó con fuerza en los
labios y miró a Pablo.
—Vamos, hombre, vamos a acabar con esa comida de lujo.
—Pablo se volvió hacia mí como si estuviera pidiendo permiso. Asentí con la
cabeza. Me recordó a un fiel cachorrito. Se agachó y me dio un beso rápido en
los labios antes de seguir a Nico.
—Deja de fruncir el ceño como si
te hubiera traído a un bar lleno de humo. Vamos, chica, diviértete. —Forcé una
sonrisa, lo que solo consiguió profundizar el ceño fruncido de Euge—. ¿Qué
pasó contigo, Lali? Te costaba no mirar a Peter y poner esa mirada de tonta
admiración en tu cara. Ahora, le ves y pareces como si estuvieras a punto de
vomitar. ¿Hirió tus sentimientos o algo? ¿Es eso por lo que no quieres estar
aquí?
¿Me hirió? Ella nunca podría saber lo mucho que me había
herido. Negué con la cabeza e intenté esforzarme aún más para que mi sonrisa
Ella no tenía idea de lo irreal
que él era.
La brisa
había empezado a enfriarse y los asientos bajo la carpa estaban llenos. Quería estar en cualquier otro sitio lejos aquí, no con
una perfecta vista del escenario en el que Peter cantaría pronto. Las luces se
apagaron y el público enloqueció. Pablo puso sus brazos alrededor de mi espalda
y me incliné hacia él, esperando que su
cercanía me ayudase
a pasar esto.
Con un
redoble de tambor y el sonido de una guitarra eléctrica, las luces destellaron
tan brillantemente como los fuegos artificiales que explotaban por encima. Un
grupo de tres chicos había tomado el escenario. Uno sentado detrás de la
batería con largos rizos rubios y los otros dos de pie a cada lado del
escenario con guitarras en sus manos. La música llenó el aire nocturno y gritos salieron de la playa. Había tanta
multitud en la costa que ya no podías ver la arena.
Una fuerte explosión
y una nube de humo me
hicieron saltar. Los gritos y los cánticos
solo sonaron más fuerte. Peter salió
del humo que ahora se filtraba del escenario. Vi como su cabello oscuro danzaba
con la brisa y como llegó al micrófono que le esperaba en el centro del escenario.
Lo cogió
entre sus manos y luego se volvió directamente
hacia la carpa. Directamente
hacia mí.
“Quieres lo que no puedes tener. Lo veo en tus ojos. El
dolor que llena tus noches es a causa de mi sarta de mentiras. Te he abierto la
puerta para que te vayas. Hay un camino mejor para ti, aunque yo quiero que te
quedes. He roto las reglas, me he desviado del camino pero cuando te conocí
supe que salvarte valía la ira. Déjame irme ahora, antes de que sea demasiado
tarde. Déjame irme ahora, antes de que sepas que soy y tu amor se vuelva odio.
Aléjate de mí antes de que colapse y te lleve
conmigo. No puedes venir a donde estoy yendo, no puedes atravesar mi infierno.
Aléjate de mí antes de que colapse
y te lleve conmigo. Mi camino solo me está destinado
a mí. No hay manera de que
lo tomes también. Te he dado vida cuando estaba en mis manos darte muerte.
Aléjate de mí.
Veo la vida que
sé que llevarás sin mí aquí. Es lo que te mereces, es a donde perteneces, es
todo lo que quiero y todo lo que temo. Una vez que te conocí tenía que
salvarte, pero me salvaste. Ahora me estoy marchando y dejándote ir libre. En
ni un solo momento se me olvida que hay un fuego dentro de mí que enciendes con
tu toque. Lastimarte no era el plan pero tenía que ocurrir por mi mano.
Aléjate de mí antes
de que colapse y te lleve conmigo. No puedes venir a donde estoy yendo, no
puedes atravesar mi infierno. Aléjate de mí
antes de".
Las palabras eran para mí. No
podía respirar por el dolor constriñéndome la garganta. ¿Por qué hacía esto? ¿No me había herido lo suficiente? Las
lágrimas que picaban en mis ojos caerían libremente, rodando por mis mejillas,
anunciando a mis amigos lo mucho que me habían afectado las palabras de Peter.
No lo podían saber.
Nadie
podía. Me puse de pie y me alejé. No podía sentarme allí y escuchar nada más.
En una especie de trance desesperado me abrí paso entre los fans gritando y los
cuerpos sudorosos. Podría respirar si solo pudiese escaparme, poner alguna
distancia entre sus palabras y yo. Una vez que
salí de la carpa, me giré y corrí hacia
la oscuridad. Lejos del miedo.
No le tenía miedo a él, pero
sus palabras me asustaban. Él se iba.
Se me hizo un nudo en el estómago cuando lo pensé y corrí más deprisa hasta que
la arena de la playa estuvo oscura y vacía. El sonido de la música sonaba en la
distancia y miré sobre mi hombro para ver si Pablo o Euge habían conseguido
seguirme. Nadie iba a venir. Estaba realmente sola. Jadeando, caí de rodillas y
solté el llanto que había estado tratando de aguantar desde que empezó a
cantar. Lágrimas calientes se arrastraron por mi cara. El pecho me dolía mucho,
y me era imposible realizar
respiraciones profundas.
El aire
nocturno bajó varios grados. No era dolor el que asfixiaba mi respiración, era
el frío que venía con ella.
Me di la vuelta lentamente, sabiendo que ella me
miraba.
Podía sentir su presencia. Ella
era ese miedo helado. Sin embargo, el agujero negro de dolor que Peter había
dejado en mi pecho hacía que el peligro que ella poseía palideciese en
comparación. Me puse de pie y la enfrenté, dándome cuenta que mi miedo había sido
remplazado por el odio.Ya no me
asustaba. Me enfadó. Algo acerca de su aparición causó
la angustia de Peter e hizo que
quisiera hacerle daño por el papel que interpretaba
en mi dolor. La miré mientras su cabello rubio flotaba, sin restricciones con
la brisa del golfo.
—¿Qué es lo que quieres de mí? —Grité a través de
mis lágrimas.
Di un
paso hacia ella, apretando mis manos en puños. No quería que pensase que podía
hacer que me acobardase. No quería que pensara que me podía asustar nunca más.
Su risa tintineante llenó la oscuridad que nos rodeaba.
—Está designado. —dijo, con una
voz que había llegado a aborrecer.
—¿Qué
está designado? ¿Eh? ¿Sabes? ¡Consigue una maldita vida y déjame jodidamente en paz! —Di un paso más
hacia ella, queriendo golpearla pero sabiendo que eso no
haría ningún bien.
Su risa tintineante se volvió profundamente
siniestra.
—Estaba
designado y rompió las reglas. —Su risa murió y miró hacia mí—. ¡Por ti!
¡Rompió las reglas por ti! ¿Por qué por ti? Una simple humana con un tiempo
designado, era todo muy sencillo, pero él lo complicó tanto — Curvó su dedo
hacia mí—. Vamos, acércate y corregiré su error. —Tragué y el miedo que pensé
que había superado comenzó a volver poco a poco. Peter también había dicho que
ella había venido a corregir un error.
—¿Qué error? —Pregunté.
Inclinó
la cabeza como si me estudiase.
—Tú eres diferente a los demás. Supongo que eras interesante para él.
Su existencia es más bien monótona.
Luché
contra la tentación de arremeter contra ella, a sabiendas de que probablemente la atravesaría. Quería
que me acercase. Necesitaba mantener las distancias. Negué con la
cabeza y di un paso atrás. Mi respiración comenzó a hacerse más profunda. Traté
de retroceder otro paso, pero una mano de hielo envolvió mi muñeca y comenzó a
tirar de mí hacia las olas, con una fuerza contra la que no podía luchar. El
primer chapoteo con el agua fría y salada me sobresaltó. Esto era real. Esta
vez me encontraba sola y nadie me escucharía.
Empecé a
dar patadas y a forcejear, pero ella continuó arrastrándome hacia el golfo con
poco esfuerzo. No tenía ninguna
oportunidad de sobrevivir en las aguas profundas. Las
olas se hacían cada vez más grandes y ella me arrastraba hacia abajo. Iba a
ahogarme. ¿No podía solamente matarme asfixiándome como había empezado
a hacer en el colegio
antes de que Peter la interrumpiera? Las luces y la música danzaban en la distancia. Esta vez
estaba sola y nadie me salvaría. Por extraño que parezca, no tenía ganas de
gritar. No temía a la muerte por más tiempo. Pero ojalá hubiera sido capaz de
despedirme.
Cerré los ojos mientras
el agua me llegaba a la barbilla
y la primera ola se
estrellaba contra mi cabeza. Mientras dejé que mi cuerpo se aflojase y acepté
este destino, escuché a alguien gritar mi nombre.
¿Alguien me había encontrado
aquí? Empecé a sacudirme fuera de
su agarre y gritar, pero me di cuenta que probablemente solo le quitaría la
vida a él también. Ella no estaba aquí
para ellos. Tenía que irme en silencio. El que
había venido a por mí, no se merecía este destino.
Un
destello de luz brillante llenó el agua oscura y mi muñeca fue instantáneamente
liberada de su apretón de hielo. Luché para encontrar la superficie del agua y
llenar de aire mis ardientes pulmones.
—¡NO! ¡Dije NO! Yo hice esta elección y
rompí esta regla, pero fui yo quien la rompió. He dejado tu interferencia
impune el tiempo suficiente. Esto termina ahora.
Quería abrir los ojos y verle.
Podía escucharle pero el agua salada se metía en mis ojos y lo hacía imposible.
Otra ola
se estrelló contra mí y empecé a patalear frenéticamente mientras el agua
llenaba mi nariz no preparada para ello. Cálidos brazos rodearon mi cintura y me aferré a ellos sabiendo que le pertenecían a él. Ahora me encontraba a salvo. Mi cabeza atravesó la superficie y comencé a ahogarme con el agua salada
—Aquí,
déjame. —Peter secó mis ojos con un pañuelo frío y el ardor desapareció al igual
que mi tos. Era como si nunca hubiera sido hundida bajo las frías olas del mar. Finalmente
pude ver la cara de Peter. Él me cargaba
de nuevo.
—¿Por
qué, Lali? —Cerró los ojos y tocó mi frente con la suya y respiró hondo—. ¿Por
qué? Sabías que ella seguía acechándote. La sentiste. ¿Por qué viniste aquí
sola? ¿Pensaste que enfrentarla era la respuesta?
Negué
con la cabeza y le miré fijamente a sus ojos tan cercanos a los míos.
—No, solo
quería alejarme. Necesitaba pensar. Verte… —Me detuve antes de decir nada más.
Una sonrisa triste se formó en su boca.
—Todo lo
que ella podía hacer era tratar de matarte. En tanto que tú realmente te enfrentases a la muerte, La Muerte habría tenido que venir y llevarte. Eso no iba a suceder —Se detuvo
y respiró entrecortadamente antes de tocar mi cabeza con sus labios. Sus labios
se movieron a mi mejilla antes de detenerse en mi boca—. Por mucho que quiera
besarte, no puedo —Dejó salir una risa suave—. Eres una chica frustrante. No
eres como ninguna de las almas que he conocido. —Toqué su
cara y me incliné para tocar sus labios con los míos, pero él se echó
hacia atrás y negó con la cabeza—. No — Susurró—. No lo hagas. No puedo. Eres
demasiado especial. Mi deseo por ti se sobrepone a lo que sé que es mejor para
ti. No puedo arriesgar eso de nuevo.
—No me dejes. —Supliqué.
Tocó mis labios con la yema de su
dedo.
—No lo haré. Al menos, no esta noche.
“Quieres lo que no puedes tener. Lo veo en tus ojos. El
dolor que llena tus noches es a causa de mi sarta de mentiras. Te he abierto la
puerta para que te vayas. Hay un camino mejor para ti, aunque yo quiero que te
quedes. He roto las reglas, me he desviado del camino pero cuando te conocí
supe que salvarte valía la ira. Déjame irme ahora, antes de que sea demasiado
tarde. Déjame irme ahora, antes de que sepas que soy y tu amor se vuelva odio.
Aléjate de mí antes de que colapse y te lleve
conmigo. No puedes venir a donde estoy yendo, no puedes atravesar mi infierno.
Aléjate de mí antes de que colapse
y te lleve conmigo. Mi camino solo me está destinado
a mí. No hay manera de que
lo tomes también. Te he dado vida cuando estaba en mis manos darte muerte.
Aléjate de mí.
Veo la vida que
sé que llevarás sin mí aquí. Es lo que te mereces, es a donde perteneces, es
todo lo que quiero y todo lo que temo. Una vez que te conocí tenía que
salvarte, pero me salvaste. Ahora me estoy marchando y dejándote ir libre. En
ni un solo momento se me olvida que hay un fuego dentro de mí que enciendes con
tu toque. Lastimarte no era el plan pero tenía que ocurrir por mi mano.
Aléjate de mí antes
de que colapse y te lleve conmigo. No puedes venir a donde estoy yendo, no
puedes atravesar mi infierno. Aléjate de mí
antes de".
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