miércoles, 19 de junio de 2019

Existence #1: Capítulo 11

Capítulo 11:


A la mañana siguiente, Peter se había ido. Lo esperaba, pero aún así bajé corriendo las escaleras por si se hubiera quedado. Pasaron los días y Peter siguió ignorándome. Durante los días en la escuela continuó flirteando con María. Me volví invisible en cualquier sitio dónde él estuviese. Por la noche, él entraría a la sala alrededor de la hora de dormir y se sentaría en el sofá sin reconocerme. Nada tenía sentido. No importó cuántas veces intenté hacer conversación y él permaneció en silencio. Una persona solo puede sufrir cierta cantidad de humillación y yo llené mi cuota. Si quería ignorarme, entonces está bien. Me daba por vencida.


- No voy a aceptar un no por respuesta. Si tengo que ir personalmente a tu casa y vestirte y luego llamar a Nico para que te recoja y te tire sobre su hombro para llevarte al concierto, lo haré. No dudes de mí. - Euge puso una mano en su cintura y alzó la barbilla con determinación.

Discutir con ella cuando se ponía así era inútil.

Nico se rió entre dientes.

- La llevaré sobre mi hombro si tengo que hacerlo, pero tal vez deberíamos discutir primero el transporte con Pablo. No estoy realmente seguro de que vaya a querer que lleve a su chica cargada en mi hombro.

Euge sacudió su mano hacia él.

- ¡Da igual! Él no le hará nada que ella no quiera hacer. Tú vas a tener que cargarla y yo voy a tener que hacer frente a Pablo y sentarme sobre él mientras ustedes escapan lejos.

Me reí y me sorprendió lo bien que se sintió.

- ¿Qué es eso de ti sentándote sobre mí? - Preguntó Pablo mientras se acercó y pasó su brazo alrededor de mi cintura.

Euge puso los ojos en blanco.

- Estoy intentando explicar a Lali que no voy a aceptar un no por respuesta. Va a ir al concierto esta noche y punto.

Pablo me apretó ligeramente la cadera.

- ¿Así que entonces hablamos de una posible situación de rehenes? - dijo con voz burlona.

Nico se rió entre dientes.

- Parece que sí.

Pablo me miró, sonriendo maliciosamente.

- ¿Quieres que salgamos corriendo y ver si pueden alcanzarnos?

Me reí y sacudí la cabeza.

- No, está bien. Iré si es tan importante para Euge.

Euge dejó escapar un suspiro demasiado dramático.

- Oh, bien, no tenía ganas de discutir con él.

- Hubiera sido divertido verte intentarlo. - Nico rió y me costó mucho no pensar que acababa de aceptar ir al concierto benéfico de Cold Soul en la playa. Ver a Peter en el escenario con la misma guitarra en sus manos con la que me había tocado tantas noches y escuchar su voz siendo compartida con miles de personas, hicieron que el agujero que tengo en el corazón creciese. Si pudiera encontrar una forma para detener el dolor, lo haría. Nada parecía ayudar.

- Va a ser increíble, Lali. Ya sé que realmente no te importa lo de Peter Lanzani, pero confía en mí, él sabe tocar. - Euge deslizó su brazo entre el de Nico y le miró con una sonrisa tímida -. Pero no puede disparar tres punteros como tú, cariño, así que quita esa mueca de tu sexy cara. - Nico sonrió y la besó en la cima de la cabeza.

Ver el amor en los ojos de Euge cuando miró a Nico hizo que el agujero de mi corazón doliera aún más. Nunca amaría a Pablo de esa manera. Peter Lanzani había dañado mi corazón y lo reclamo en el proceso.

- Solo no empieces a babear con eso de la estrella de rock. Soy una fan de su música también, pero puedo aprender a odiarle rápido si me siento celoso. - El tono de Nico sonaba burlón, pero nadie dudaba de lo que decía era la verdad.

Pablo se rió entre dientes.

- No creo que tenga que preocuparme de que Lali comience a babear. Cold Soul no canta su tipo de música. Tengo la sensación de que no estará allí por mucho tiempo.

Euge miró más a Pablo.

- No les ninguna idea o excusa. No estoy bromeando. Te patearé el trasero si siquiera miras a la salida de mala manera. - Pablo echó la cabeza hacia atrás y rió.

- Estoy muy feliz de que tengas un buen sentido del humor - dijo Nico con una sonrisa -. Tus brazos son mucho más grandes que los míos.

Empecé a reír, pero el impulso murió instantáneamente cuando mis ojos se encontraron con Peter. Se puso frente a María, cuya espalda estaba contra la pared mientras ella le sonreía. Se inclinó y le susurró al oído. Necesité toda mi fuerza y auto-preservación para apartar mis ojos de la intimidad entre ellos. Mi respiración se volvió profunda por el dolor en mi pecho.

Pablo debió sentir el cambio en mí, porque me acercó más a él y me acarició el brazo desnudo. Cuando más nos alejamos de Peter, más fácil se volvió respirar.

                                                     ***


La brisa de la noche del golfo era inusualmente cálida teniendo en cuenta que eran finales de otoño. Un largo escenario con brillantes luces que lo rodeaban fue montado en el paseo marítimo frente a la playa. Había miles de personas cubriendo la arenosa costa. Las hogueras se podían ver bajo la multitud. Un par de estudiantes de secundaria ya eran esposados por consumir bebidas alcohólicas. No sería la primera, ni la última noche. Sujeté la mano de Pablo con más fuerza mientras tuvimos que zigzaguear entre la multitud siguiendo la estela de Euge. Ella había organizado para la compañía de su padre el comprar algunos de los asientos especiales bajo una gran carpa, por un precio superior a los demás boletos. Yo habría sido feliz juntándome con la multitud en la arena, pero Euge no. Nos detuvimos en la entrada.


—Eugenia Suárez y tres invitados. —dijo con un aire altivo que solo parecía salir de ella cuando alardeaba sobre el poder de su padre. No lo hace a menudo, a menos que quisiese algo, como librarnos de comprar entradas. Harold Suárez propietario de Suárez Realty. Suárez Realty controla  todos los bienes comerciales de alta gama del  estado.  En  otras  palabras, eran los dueños de la ciudad.

—Por aquí, Señorita Suárez. —dijo la joven mujer, mientras se volvía y nos llevó en frente de una fila de asientos con una vista perfecta del escenario.

Genial, no solo tendría que escuchar la voz que tan desesperadamente quería olvidar, sino que tendría un perfecto panorama suyo también. Eché un vistazo a Pablo, quien arqueó las cejas como si estuviese impresionado con nuestros asientos y me dio una de sus sonrisas ansiosas.

Fingir un dolor de cabeza no iba a funcionar. Euge enloquecería y Pablo realmente parecía estar entusiasmado por los buenos asientos.

—¡Estamos bien atendidos! Esto es de lo que estoy hablando. —Nico sonreía y miraba a su alrededor hacia la mesa de elaborados refrescos  montada al final de la carpa.

—Chicos, pueden comer al deseo de sus corazones. Vayan y dejen de babear. —dijo Euge, con una sonrisa de satisfacción en el rostro.

Nico la besó con fuerza en los labios y miró a Pablo. 

—Vamos, hombre, vamos a acabar con esa comida de lujo. —Pablo se volvió hacia mí como si estuviera pidiendo permiso. Asentí con la cabeza. Me recordó a un fiel cachorrito. Se agachó y me dio un beso rápido en los labios antes de seguir a Nico.

—Deja de fruncir el ceño como si te hubiera traído a un bar lleno de humo. Vamos, chica, diviértete. —Forcé una sonrisa, lo que solo consiguió profundizar el ceño fruncido de Euge—. ¿Qué pasó contigo, Lali? Te costaba no mirar a Peter y poner esa mirada de tonta admiración en tu cara. Ahora, le ves y pareces como si estuvieras a punto de vomitar. ¿Hirió tus sentimientos o algo? ¿Es eso por lo que no quieres estar aquí?

¿Me hirió? Ella nunca podría saber lo mucho que me había herido. Negué con la cabeza e intenté esforzarme aún más para que mi sonrisa

Ella no tenía idea de lo irreal que él era.

La brisa había empezado a enfriarse y los asientos bajo la  carpa estaban llenos. Quería estar en cualquier otro sitio lejos aquí, no con una perfecta vista del escenario en el que Peter cantaría pronto. Las luces se apagaron y el público enloqueció. Pablo puso sus brazos alrededor de mi espalda y me incliné hacia él, esperando que su  cercanía  me  ayudase  a  pasar esto.

Con un redoble de tambor y el sonido de una guitarra eléctrica, las luces destellaron tan brillantemente como los fuegos artificiales que explotaban por encima. Un grupo de tres chicos había tomado el escenario. Uno sentado detrás de la batería con largos rizos rubios y los otros dos de pie a cada lado del escenario con guitarras en sus manos. La música llenó  el aire nocturno y gritos salieron de la playa. Había tanta multitud en la costa que ya no podías ver la arena. Una fuerte explosión y una nube de humo me hicieron saltar. Los gritos y los cánticos solo sonaron más fuerte. Peter salió del humo que ahora se filtraba del escenario. Vi como su cabello oscuro danzaba con la brisa y como llegó al micrófono que le esperaba en el centro del escenario.

Lo cogió entre sus manos y luego se volvió directamente  hacia  la carpa. Directamente hacia mí.
“Quieres lo que no puedes tener. Lo veo en tus ojos. El dolor que llena tus noches es a causa de mi sarta de mentiras. Te he abierto la puerta para que te vayas. Hay un camino mejor para ti, aunque yo quiero que te quedes. He roto las reglas, me he desviado del camino pero cuando te conocí supe que salvarte valía la ira. Déjame irme ahora, antes de que sea demasiado tarde. Déjame irme ahora, antes de que sepas que soy y tu amor se vuelva odio.
Aléjate de antes de que colapse y te lleve conmigo. No puedes venir a donde estoy yendo, no puedes atravesar mi infierno. Aléjate de antes de que colapse y te lleve conmigo. Mi camino solo me está destinado a mí. No hay manera de que lo tomes también. Te he dado vida cuando estaba en mis manos darte muerte. Aléjate de mí.
Veo la vida que sé que llevarás sin mí aquí. Es lo que te mereces, es a donde perteneces, es todo lo que quiero y todo lo que temo. Una vez que te conocí tenía que salvarte, pero me salvaste. Ahora me estoy marchando y dejándote ir libre. En ni un solo momento se me olvida que hay un fuego dentro de mí que enciendes con tu toque. Lastimarte no era el plan pero tenía que ocurrir por mi mano.
Aléjate de antes de que colapse y te lleve conmigo. No puedes venir a donde estoy yendo, no puedes atravesar mi infierno. Aléjate de antes de".

Las palabras eran para mí. No podía respirar por el dolor constriñéndome la garganta. ¿Por qué hacía esto? ¿No me había herido lo suficiente? Las lágrimas que picaban en mis ojos caerían libremente, rodando por mis mejillas, anunciando a mis amigos lo mucho que me habían afectado las palabras de Peter. No lo podían saber.

Nadie podía. Me puse de pie y me alejé. No podía sentarme allí y escuchar nada más. En una especie de trance desesperado me abrí paso entre los fans gritando y los cuerpos sudorosos. Podría respirar si solo pudiese escaparme, poner alguna distancia entre sus palabras y yo. Una vez que salí de la carpa, me giré y corrí hacia la oscuridad. Lejos del miedo. No le tenía miedo a él, pero sus palabras me asustaban. Él se iba. Se me hizo un nudo en el estómago cuando lo pensé y corrí más deprisa hasta que la arena de la playa estuvo oscura y vacía. El sonido de la música sonaba en la distancia y miré sobre mi hombro para ver si Pablo o Euge habían conseguido seguirme. Nadie iba a venir. Estaba realmente sola. Jadeando, caí de rodillas y solté el llanto que había estado tratando de aguantar desde que empezó a cantar. Lágrimas calientes se arrastraron por mi cara. El pecho me dolía mucho, y me era imposible realizar respiraciones profundas.

El aire nocturno bajó varios grados. No era dolor el que asfixiaba mi respiración, era el frío que venía con ella.

Me di la vuelta lentamente, sabiendo que ella me miraba.

Podía sentir su presencia. Ella era ese miedo helado. Sin embargo, el agujero negro de dolor que Peter había dejado en mi pecho hacía que el peligro que ella poseía palideciese en comparación. Me puse de pie y la enfrenté, dándome cuenta que mi miedo había sido remplazado por el odio.Ya no me asustaba. Me enfadó. Algo acerca de su aparición  causó  la  angustia de Peter e hizo que quisiera hacerle daño por el papel que interpretaba en mi dolor. La miré mientras su cabello rubio flotaba, sin restricciones con la brisa del golfo.

—¿Qué es lo que quieres de mí? —Grité a través de mis lágrimas.

Di un paso hacia ella, apretando mis manos en puños. No quería que pensase que podía hacer que me acobardase. No quería que pensara que me podía asustar nunca más. Su risa tintineante llenó la oscuridad que nos rodeaba.

—Está designado. —dijo, con una voz que había llegado a aborrecer.

—¿Qué está designado? ¿Eh? ¿Sabes? ¡Consigue una maldita vida y déjame jodidamente en paz! —Di un paso más hacia ella, queriendo golpearla pero sabiendo que eso no haría ningún bien.

Su risa tintineante se volvió profundamente siniestra.

—Estaba designado y rompió las reglas. —Su risa murió y miró hacia mí—. ¡Por ti! ¡Rompió las reglas por ti! ¿Por qué por ti? Una simple humana con un tiempo designado, era todo muy sencillo, pero él lo complicó tanto — Curvó su dedo hacia mí—. Vamos, acércate y corregiré su error. —Tragué y el miedo que pensé que había superado comenzó a volver poco a poco. Peter también había dicho que ella había venido a corregir un error.

—¿Qué error? —Pregunté.

Inclinó la cabeza como si me estudiase. 

—Tú eres diferente a los demás. Supongo que eras interesante para él. Su existencia es más bien monótona.

Luché contra la tentación de arremeter contra ella, a sabiendas de que probablemente la atravesaría. Quería que me acercase. Necesitaba mantener las distancias. Negué con la cabeza y di un paso atrás. Mi respiración comenzó a hacerse más profunda. Traté de retroceder otro paso, pero una mano de hielo envolvió mi muñeca y comenzó a tirar de mí hacia las olas, con una fuerza contra la que no podía luchar. El primer chapoteo con el agua fría y salada me sobresaltó. Esto era real. Esta vez me encontraba sola y nadie me escucharía.

Empecé a dar patadas y a forcejear, pero ella continuó arrastrándome hacia el golfo con poco esfuerzo. No tenía ninguna oportunidad de sobrevivir en las aguas profundas. Las olas se hacían cada vez más grandes y ella me arrastraba hacia abajo. Iba a ahogarme. ¿No podía solamente matarme asfixiándome como había empezado a hacer en el colegio antes de que Peter la interrumpiera? Las luces y la música danzaban en la distancia. Esta vez estaba sola y nadie me salvaría. Por extraño que parezca, no tenía ganas de gritar. No temía a la muerte por más tiempo. Pero ojalá hubiera sido capaz de despedirme.

Cerré los ojos mientras el agua me llegaba a la barbilla y la primera ola se estrellaba contra mi cabeza. Mientras dejé que mi cuerpo se aflojase y acepté este destino, escuché a alguien gritar mi nombre.

¿Alguien me había encontrado aquí? Empecé a sacudirme fuera de su agarre y gritar, pero me di cuenta que probablemente solo le quitaría la vida a él también. Ella no estaba aquí para ellos. Tenía que irme en silencio. El que había venido a por mí, no se merecía este destino.

Un destello de luz brillante llenó el agua oscura y mi muñeca fue instantáneamente liberada de su apretón de hielo. Luché para encontrar la superficie del agua y llenar de aire mis ardientes pulmones.

¡NO! ¡Dije NO! Yo hice esta elección y rompí esta regla, pero fui yo quien la rompió. He dejado tu interferencia impune el tiempo suficiente. Esto termina ahora.

Quería abrir los ojos y verle. Podía escucharle pero el agua salada se metía en mis ojos y lo hacía imposible.

Otra ola se estrelló contra mí y empecé a patalear frenéticamente mientras el agua llenaba mi nariz no preparada para ello. Cálidos brazos rodearon mi cintura y me aferré a ellos sabiendo que le pertenecían a él. Ahora me encontraba a salvo. Mi cabeza atravesó la superficie y comencé a ahogarme con el agua salada

—Aquí, déjame. —Peter secó mis ojos con un pañuelo frío y el ardor desapareció al igual que mi tos. Era como si nunca hubiera sido hundida  bajo las frías olas del mar. Finalmente pude ver la cara de Peter. Él me cargaba de nuevo.

—¿Por qué, Lali? —Cerró los ojos y tocó mi frente con la suya y respiró hondo—. ¿Por qué? Sabías que ella seguía acechándote. La sentiste. ¿Por qué viniste aquí sola? ¿Pensaste que enfrentarla era la respuesta?

Negué con la cabeza y le miré fijamente a sus ojos tan cercanos a los míos. 

—No, solo quería alejarme. Necesitaba pensar. Verte… —Me detuve antes de decir nada más.

Una sonrisa triste se formó en su boca.

—Todo lo que ella podía hacer era tratar de matarte. En tanto que tú realmente te enfrentases a la muerte, La Muerte habría tenido que venir y llevarte. Eso no iba a suceder —Se detuvo y respiró entrecortadamente antes de tocar mi cabeza con sus labios. Sus labios se movieron a mi mejilla antes de detenerse en mi boca—. Por mucho que quiera besarte, no puedo —Dejó salir una risa suave—. Eres una chica frustrante. No eres como ninguna de las almas que he conocido. —Toqué su cara y me incliné para tocar sus labios con los míos, pero él se echó hacia atrás y negó con la cabeza—. No — Susurró—. No lo hagas. No puedo. Eres demasiado especial. Mi deseo por ti se sobrepone a lo que sé que es mejor para ti. No puedo arriesgar eso de nuevo.

—No me dejes. —Supliqué.

Tocó mis labios con la yema de su dedo. 

—No lo haré. Al menos, no esta noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenten, todas sus opiniones cuentan:3